Por Christian Sanz
¿Alguno
leyó un manual de política?
Se
ve que nunca jamás leyeron un manual de política. De hecho, desconocen lo que
es la comunicación en medio de una campaña tan polarizada como la que se vive
en estas horas.
Uno
tras otro, con sus burradas e improperios, han logrado acortar la ventaja que
habían logrado los candidatos del kirchnerismo respecto de la figura de
Mauricio Macri.
Hace
unas pocas semanas, la fórmula de Alberto y Cristina superaba por más de 13
puntos al oficialismo.
Luego
de los desaciertos de estos días, ello se ha acortado a menos de "4".
El último en
"ayudar" al macrismo fue Aníbal "Narcomorsa" Fernández, al asegurar
que prefería dejar a sus hijos al cuidado del femicida Ricardo Barreda antes de
que lo haga María Eugenia Vidal.
Hasta
los candidatos K se despegaron de sus dichos.
Antes,
el actor kirchnerista Raúl Rizzo había advertido que, si gana Macri, habría una
guerra civil. No fue el único: Dady Brieva, de clara raigambre K, impulsó la
idea de una Conadep para periodistas no alineados a Cristina. Y así
sucesivamente.
Pero
no hace falta irse tan lejos:
Los
propios candidatos parecen jugar para el gobierno de turno.
Alberto
y Cristina, cada uno por su lado.
El
primero, ha dado muestras cabales de cómo sería su eventual gobierno:
Enfrentamientos
con la prensa, revisión de sentencias contra empresarios "amigos" y
apriete a jueces federales que supieron incomodar a los K.
La
segunda, ha hecho lo propio a través de su libro "Sinceramente", que
desnuda su propio inconsciente.
Allí
sube la apuesta respecto de su anterior gobierno y asegura que debería haber
sido más dura contra sus enemigos.
Dicen que como
muestra basta un botón, y todo lo antedicho refleja claramente la psiquis de
los hoy candidatos kirchneristas.
Por
eso, muchos de los que votarán a Macri lo harán, no porque les caiga bien o
crean que ha hecho un buen gobierno, sino por temor a que vuelva el
kirchnerato, con la consiguiente "suma del poder público".
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