El disfraz político de la delincuencia organizada
Por
Carlos Sánchez Berzain
El Foro de San
Pablo presentado como un espacio de debate de los partidos y organizaciones de
izquierda latinoamericana cumple en los hechos el rol de instrumento para dar
condición de políticos a los detentadores del poder en Cuba, Venezuela,
Nicaragua y Bolivia,
a los que ya fuera del poder buscan
impunidad, y a quienes conspiran contra los gobiernos democráticos de las
Américas.
Fue
creado y es operado como una herramienta de la dictadura cubana para ejecutar
su estrategia de politizar sus acciones criminales y desestabilizar a quienes
representen una amenaza o no sean amistosos.
Es el disfraz
político de la delincuencia organizada transnacional que usurpa la acción y el
poder político.
Autoproclamado
como foro de partidos y grupos de izquierda, el Foro de San Pablo fue creado
por la dictadura castrista de Cuba con el Partido de los Trabajadores (PT) de
Brasil para debatir sobre los efectos de la caída del Muro de Berlín.
Lo
que sucedía era que la dictadura de Cuba se quedó sin el soporte económico de
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y sin discurso político por la victoria del capitalismo sobre el
comunismo.
En
ese escenario, Castro implementó un instrumento político de sobrevivencia con
el Foro de San Pablo, que fue prácticamente intrascendente hasta que en 1999 Hugo
Chávez llegó al poder en Venezuela.
Chávez
en la Presidencia de Venezuela tiene como acción inmediata su alianza con Fidel
Castro que produjo la recreación del
castrismo bajo nombres de movimiento bolivariano, alba o socialismo del siglo
XXI, hoy señalado como "castro chavismo".
El
siglo XXI en Latinoamérica está marcado por el destrozo de la democracia, la
violación de derechos humanos, el establecimiento de dictaduras, la corrupción,
los narco estados, presos y exiliados políticos, crisis económicas de los
países controlados por el castro chavismo, ruina institucional y más, hasta
llegar a la crisis humanitaria de Venezuela.
Durante los
últimos 20 años el Foro de San Pablo ha sido uno de los principales
instrumentos para que la alianza delictiva, conspirativa y antidemocrática de
Chávez y Castro tenga aspecto de política.
Reivindica
como parte de sus logros la expansión de lo que llama gobiernos de izquierda
como los de Lula da Silva en Brasil,
Correa
en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia, los Kirchner en Argentina, Lugo en Paraguay, Funes en El Salvador,
Humala
en Perú, Fernández de República Dominicana y otros, hasta Nicolás Maduro en
Venezuela.
Como
ejemplo, el escándalo de corrupción conocido como "lava jato" en
Brasil y "Caso Odebrecht" en el mundo, resulta parte de la
contribución del Foro de San Pablo a la creación y encubrimiento del sistema de
"delincuencia organizada transnacional" que es el Castro chavismo.
El
caso Odebrecht se describe como la "investigación del Departamento de Justicia
de los Estados Unidos junto con otros 10 países de América Latina sobre la
constructora brasileña Odebrecht, en la que se detalla que la misma habría
realizado coimas de dinero y sobornos a presidentes, ex presidentes y
funcionarios del gobierno de por lo menos 12 países".
Lo
que falta recordar es que el sistema Odebrecht se basó en recursos federales de
Brasil operados por el gobierno del PT.
Los gobiernos
del sistema del Foro de San Pablo y luego gobiernos amigos, accedían al crédito
de Brasil manejado por Lula da Silva y el gobierno del PT para obras que debían
ser construidas por empresas brasileñas.
Los
contratos se firmaban entre las empresas brasileñas y el gobierno deudor, el
gobierno de Brasil pagaba a las constructoras y Odebrecht repartía las coimas.
Entre los líderes del Foro de San Pablo la premisa era que "nunca más
falte dinero" en alusión a los años noventa que consideran la década
perdida.
El
Foro de San Pablo certifica que es el disfraz político de la delincuencia
organizada en su declaración de La Habana de 2018 en la que sobre el slogan "hasta
la victoria siempre" politiza -entre otros- los actos delictivos
de Nicolás Maduro, los crímenes de Daniel Ortega.
Califica
de persecución política la acción de la justicia contra Rafael Correa y de
golpes parlamentarios o judiciales la vigencia del estado de derecho.
Respalda
la cuarta candidatura consecutiva de Evo Morales, defiende los cultivos de
coca, encubre y justifica la violación de los derechos humanos del pueblo de
Cuba y llama a la conspiración contra las democracias con el sofisma de que la
puesta en evidencia de las dictaduras y la lucha de los pueblos contra su
opresión "impone un ejercicio práctico del internacionalismo mutuo entre
todas las fuerzas de izquierda de América Latina".
*Abogado
y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Demcoracy
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