"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 23 de noviembre de 2019

Del “cisne negro” de Malvinas al advenimiento de Hugo Chávez II


El 21 de diciembre de 1981 Galtieri desplazó a Viola y el 2 de abril de 1982 recuperó las Malvinas.
El 14 de junio las tropas argentinas se rendían ante la Task Force británica y comenzaba el último año de la dictadura militar argentina, obligada a entregar el poder a un mandatario constitucional, el radical Raúl Alfonsín.
El “cisne negro”, el acontecimiento sorpresivo, cambiaría con el correr del tiempo el mapa político de América Latina dando origen a gobiernos democráticos.

Ningún representante estadounidense dijo a los presentes que en México se estaba realizando un encuentro secreto entre Carlos Rafael Rodríguez -vicepresidente de Cuba y hombre fuerte del PCC- con el secretario de Estado, Alexander Haig.
Es decir, se insuflaba a los comandantes militares un clima de cruzada antimarxista, mientras el socio principal (EE.UU.) comía con el enemigo.

En este contexto, gracias a la gestión del canciller mexicano Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, el nuevo Secretario de Estado Alexander Haig y el vicepresidente cubano e histórico dirigente comunista mantuvieron un encuentro en aquel país.
Se llevó a cabo mientras en Washington se hablaba de una invasión estadounidense a Cuba.
La cumbre resultó un diálogo de sordos porque ninguno de los dos mostró sus verdaderas cartas.
Eso se desprende de los siguientes párrafos del resumen de la reunión:
Alexander Haig: […] existe una tendencia, equivocada o no, a creer que existe un acuerdo entre Moscú y La Habana en relación con varias actividades internacionales, por lo menos un acuerdo tácito.
Todo esto creó un ambiente en Estados Unidos que permitió la llegada del presidente Reagan al poder.
Estamos siguiendo muy de cerca los sondeos de opinión, y le puedo asegurar que la opinión del pueblo estadounidense está deseando que cambiemos nuestras relaciones con Cuba, y quiere un cambio que no es positivo para Cuba, se ve a Cuba como una amenaza.

Carlos Rafael Rodríguez: Aprecio la oportunidad -después de sus palabras señor secretario- para atribuir la intensificación actual de nuestros conflictos a razones geopolíticas
Y espero tener la elocuencia necesaria, dentro del poco tiempo que tenemos, para intentar probar que la realidad geopolítica no es lo que parece ser.
Respecto a América Central, no somos sólo nosotros los que hemos dicho que sería un error concebir lo que está pasando hoy en día en la región como el resultado de una actividad subversiva externa. Gobiernos moderados como el de (José) López Portillo comparten esta opinión.

AH: Le puedo asegurar que este paisaje benigno que usted ha pintado no es real. Pedimos a Cuba que reexamine esta posición.
No le pedimos a Cuba que se humille.
Lamentablemente, ha llegado el momento en que el debate retórico entre Estados Unidos y Cuba no resuelve el problema […]
Sin embargo, Cuba está exportando revolución y derramamiento de sangre en el continente.
Bueno, lo que estoy diciendo es que debemos encontrar una solución y rápidamente.

CRR: ¿Qué solución?

AH: Debe haber una solución, porque nadie le dio a Cuba el derecho divino de interferir en los asuntos internos de los países de este hemisferio, sin importar los argumentos que se puedan argumentar para justificarlo.

Con este contexto un año más tarde, el 29 de diciembre de 1982, el Ministro de Defensa Raúl Castro Ruz se reunió con el Presidente del Soviet Supremo y Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética Yuri Andropov.
En la cumbre también participaron el Ministro de Defensa, general Dmitri Ustínov, y el integrante del Comité Central del PC de la URSS, K.V. Rusakov.
El cubano intentaba establecer nuevos acuerdos comerciales, de provisión de armamento y se mostraba, principalmente, preocupado con la posibilidad de que Cuba pudiera ser invadida por los EE.UU.

En el Ayuda Memoria de la reunión Castro-Andropov, el líder ruso aparece preguntando:
“¿Ustedes tienen algunas consideraciones?”
Raúl Castro respondió:
Hemos pensado en algo… nosotros pensamos en primer lugar la seguridad de Cuba, fortalecerla, son medidas que obedecen al esfuerzo que debemos hacer nosotros.
Además con el suministro de armas modernas y adecuadas, tal como ha resuelto la URSS de forma plenamente satisfactoria […]
¿Qué hemos pensado nosotros que podría hacerse?
Creo que a esto se refirió también Fidel en su conversación con el compañero Andropov, que es indispensable que la URSS le haga saber a Estados Unidos, de forma clara y categórica, que una agresión militar a Cuba no será tolerado.

Andropov: Compañero Raúl, yo empezaré por la parte más desagradable y más importante de una consideración que tanto ustedes como nosotros tenemos que tener siempre presente.
Nosotros no podemos combatir por Cuba.
Sencillamente porque ustedes están a 12 mil kilómetros.
Usted es militar, también el compañero Ustinov puede confirmarlo.

Los hermanos Castro eran una máquina de pedir, un barril sin fondo, a un imperio que se hundía.
El 9 de febrero de 1984 Yuri Andropov sucumbía víctima de una enfermedad renal.
Lo sucedió Konstantín Ustínovich Chernenko, quien solo gobernaría un año porque murió el 10 de marzo de 1985.
Llegaba la hora de Mijail Gorbachov, la glásnost (transparencia) y la perestroika (reconstrucción).
También llegaría la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán y la implosión del Bloque del Este.

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