"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 17 de noviembre de 2019

LA IMPUNIDAD


La impunidad es la situación en que se encuentra el autor de una falta, o de un delito que no ha sido sancionado.
Impune por lo tanto es quien queda sin castigo.

Según la Declaración del “Grupo de Bruselas por la Justicia Internacional” la impunidad es la omisión de investigar, enjuiciar y juzgar a las personas físicas y moralmente responsables de graves violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
Por lo tanto la persona que cometió una falta o delito, no recibe la pena correspondiente a su accionar.
No hay sanción, ni enmienda en la conducta.

El término ha evolucionado en el tiempo, y hoy es más amplio, porque también señala a quienes se consideran impunes y a ciertas situaciones imposibles de resolver, que generan impunidad.
En el plano práctico, sobre todo en las relaciones sociales, muchas veces, actitudes o posturas existenciales o ideológicas, otorgan impunidad a personas o grupos, en detrimento de otros.
Es de hacer notar que la impunidad es un término relacional, es decir en conjunto con otro, y también atado a una circunstancia previa, es decir, siempre tuvo que existir antes, una situación no legítima o impropia, y alguien o algunos responsables de esa violación.
Después la doctrina sobre todo jurídica discutirá sobre lo legal y lo moral, y que es aquello que está permitido por las leyes, y que es lo que no está permitido por la concepción moral y ética de la sociedad.

Es importante entender que en la sociedad, la norma jurídica es obligatoria, pero no puede hacer que el hombre no cometa infracciones.
Entonces la ley manda, que ante una violación de la ley corresponde una sanción, que es inexorable y debe efectivizarse.
La impunidad deshace este principio jurídico, y entonces la violación de la ley ya no acarrea una sanción.
La impunidad es entonces la evasión de la sanción que conlleva una falta.

Lo común en estos casos, es que por motivos políticos, ideológicos, o de afinidad o participación, el responsable de la violación de la ley no reciba el castigo que corresponde a dicha violación, con lo que no sólo se produce un desequilibrio en la estructura de la función de la norma jurídica, sino que también las víctimas quedan sin reparación.

Las consecuencias de la impunidad son trágicas:
El autor no purga la falta de sus actos, las victimas quedan sin justicia y los crímenes se perpetúan.
Es además una forma de deterioro de las instituciones sociales y políticas, niega los valores humanos y contamina al conjunto de la sociedad.
Los casos impunes se caracterizan por la frustración y la impotencia de las personas que han sido afectadas, en especial en los crímenes no resueltos, y cuando la corrupción y la falta de evidencias dejan en libertad a las personas comprometidas con crímenes o delitos.
Pero hay aún más, la situación más injusta, se produce en la impunidad con uno mismo.
Cuando uno se considera impune.
Es decir que todo lo que diga, imponga o realice está bien, es lo mejor para sí y para los demás, y no puede ser juzgado ni condenado por sus dichos y por sus acciones.

El hombre se endiosa.
Es él, y todo gira a su alrededor.
No hay límites, ni normas morales, ni legales que lo contengan.
Está por encima de la ley, ya que ella no lo alcanza.

Recuerdo la cita de Sarmiento en Civilización y Barbarie “el caudillo es aquél que hace la ley pareja para todos, menos para él que está fuera de la ley.”
Terrible tentación del ser, asociada al poder, a la fama, a la riqueza y a la ostentación.

La educación moral desde temprana edad, acostumbrará al niño primero y después al hombre, a ser responsable de sus actos.
A no violar la ley, y si la viola a sufrir las consecuencias del castigo que ello conlleva.
Sin excepciones, sin límites, en todo tiempo y en todo lugar, la justicia es dar a cada uno lo que le corresponde.

Por eso quien ha cometido una falta o un delito, debe purgarlo con el castigo correspondiente, establecido por la sociedad, en normas jurídicas que derivan de la moral y de los valores de la sociedad.

Elias D. Galati

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