No
volvieron mejores...
Solo
bastó una semana para que muchos se dieran cuenta (nosotros lo habíamos
advertido) que el kirchnerismo volvía como lo que es:
Un rejunte de
improvisados revanchistas que tiene como propósito sublime
hacerse del poder para “ordenar” el desquicio partidario que dejaron cuando los
sorprendió la derrota del 2015, darle impunidad a su mentora y jefa con sus
colaboradores incluidos y tejer un “nuevo populismo” que no es mejor al
anterior, solo un poco más “refinado”
en la forma de manipular el relato para evitar los efectos drásticos que hace cuatro
año los expulsaron del gobierno.
Digamos
entonces que los cuatro años transcurridos entre el 2015 y el 2019, fue un
paréntesis, no una salida del poder.
Y
el triunfo en las elecciones nunca fueron un mérito propio, sino un regalo
inconfeso hecho por Mauricio Macri, a quien denostaron y denos tan, pero le
deben básicamente la supervivencia política
y fundamentalmente la increíble vuelta al poder.
Y
a solo una semana de gestión, el gobierno del mentiroso y la multi procesada
(también mentirosa), ya mostraron lo que son capaces de hacer. Es la remake del
2015, el uso de la mentira como núcleo fundamental del relato se basa en la
figura de “tierra arrasada”, para aplicar la Ley de Emergencia, un “manos
libres” para hacer lo que se les antoja y fundamentalmente manejar los fondos
como quiere Alberto y la vice presidenta para potenciar la anulación de los
juicios en su contra; se colgó en los medios la palabrita “lawfare” que tiene
un concepto de “guerra jurídica” en los países anglosajones y acá fue adaptada
por los delincuentes procesados, imputados y condenados por corrupción, para
inventar la “persecución política” de parte de los jueces y de esa manera
sustentar el trabajo que tiene en carpeta el tío Alberto de aplastar a
Tribunales y jueces que hayan osado castigar a los chorros, liberarlos de las
cárceles y en todo caso habrá indemnizaciones millonarias para los
“perseguidos” como Carlos Zanini o Echegaray quien ya pidió un cargo en el
gobierno, un resarcimiento económico y una medalla.
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Y
a solo seis días, entre otras medidas menores que desconocemos, el gobierno de
los Fernández subió al 30% las retenciones al campo y ahora va por un 3% más; y lo hizo por
decreto, lejos, muy lejos de aquella promesa de convocarlos para discutir los
porcentajes. Ahora el campo “descubrió” que les mintieron. Bueno, es tarde.
Buena parte de los votos al rejunte peronista/kirchnerista vino de ese sector.
En lo personal no me preocupa que les recorten las ganancias y posiblemente el
kirchnerismo, que es un parásito político, lleve ese porcentaje a un nivel más
alto. Estaría bueno que así lo hicieran, en vez de meter la mano en el bolsillo
de los jubilados, como ya empezó a hacerlo.
A
solo seis días eliminó el decreto que impide el ingreso de familiares al
gobierno. Obvio, es como explicar por qué el kirchnerismo/peronismo nunca le
dio vía libre a la ley de extinción de dominio y recupero de lo robado en la
corrupción. Si se aprobara una medida similar, todos ellos quedarían pobres.
Con la ley que impide que sus hijos, esposas, maridos, amantes y amigos no
lucren con el Estado ingresando en bandadas por las ventanas, se les caería una
parte importante del modo de vida que intentan recuperar en estos 4 años.
En
seis días aplicó la “emergencia alimentaria”, una forma de apoyarse en el
discurso de “hambre y la pobreza”, para desviar fondos a lugares inciertos, sin
el compromiso y la obligación de dar cuenta dónde a qué ya quién van. Es una
acción típica del populismo K. Vivir en emergencia permanente y con organismos
intervenidos, es el viejo esquema de cooptación del poder y los fondos que ha
realizado siempre en Santa Cruz y por 12 años a nivel nacional. La culpa de los
desastre son de otros. Ellos vinieron para arreglar todo y, obvio, necesitan
tener manejo absoluto y discrecional de fondos y leyes.
En
seis día, revirtieron la decisión política de no ser refugio de delincuentes
políticos, le dieron calidad de “refugiado” a Evo Morales, categoría con la
cual le permiten hacer política desde Argentina. Y los argentinos le pagamos 8
guardaespaldas, casa, comida, lujos a él y su familia. En este caso, los pobres
y los hambrientos, pueden esperar. No es menor, tampoco, el ingreso con nivel
de embajadora de una militante de Maduro, el criminal venezolano y como para
aderezar esta vuelta a lo peor de la política internacional, el gobierno de
Fernández declaró libre de terrorismo al Hezbollah, con lo cual los dos
atentados de la Embajada y la Amia en argentina, si tenían poca importancia
para la clase política, ahora virtualmente desaparecerá.
No
se prohibieron de otras cuestiones “menores” como protocolizar el aborto legal
en evidente contradicción con sus discursos, cancelaron los controles
vehiculares y poblacional por parte de la policía, Gendarmería y Prefectura,
tal vez como forma de restablecer y asegurar la libre circulación del
narcotráfico y la delincuencia que ya dijo Kicillof en Buenos Aires, va a
quedar liberada por falta de espacio en las cárceles. Y para dar muestras de
que “volvieron” y no son diferentes, gastaron 60 millones de pesos en un festival
“popular” donde lo menos popular es lo que les pagan a los artistas amigos.
Contrariamente
a como decía el inefable Alberto, no le llenaron la heladera a ningún jubilado
ni trabajador, pero le ponen cepo a todo lo que se mueve, impusieron un 30% de
castigo a los que quieran comprar algo fuera del país o viajar al exterior (con
la recesión que ello implica), aumentaron todos los impuestos como forma de
reafirmar que la inteligencia, la astucia y la idea de qué y cómo gobernar está
ausente sin aviso en este gobierno que hace lo de cada gobierno: explota a los
escasos 6 millones de personas que están en blanco para bancar un sistema ultra
deficitario que ellos no solo no tienen idea de achicar, sino, por el
contrario, ampliarlo más.
Después
de las promesas huecas a los jubilados, se revelaron las mentiras que
envolvieron una campaña tan ordinaria como las personas que nos gobiernan.
Cuando hablaban de rescatar a los jubilados y “ponerles un peso en el
bolsillo”, no dijeron, por ejemplo, que suprimiría la ley la cual les permitía
un aumento equivalente con la inflación. Alberto Fernández llevó a cabo la
parodia de asignarle 5.000 pesos en diciembre y 5.000 pesos en enero, para
simular una “recomposición” a la básica y mantener contentos a los segmentos más
bajos, mientras se reservó para sí la facultad de aumentar por Decreto, “cuando
los ingresos lo permitan”; un mecanismo muy conocido en Santa Cruz, que le deja
al gobierno la “voluntad” de manejar el salario y las jubilaciones a su antojo.
Nada mejor, todo absolutamente destruido en materia de derechos y
transparencia.
Y
para no hacer más largo este decálogo de insensateces, digamos que en materia
de seguridad se va abolir todo lo actuado:
Ya
se anularon potestades de la policía, el uso de la Taser, se abrirán legajos,
se aplicarán sanciones por el uso de armas,
dejarán
de tener prioridad los controles del narcotráfico y la libertad de los
corruptos y chorros ha comenzado a ser una realidad:
De
Vido, Baratta, López y De Sousa, son solo la punta del iceberg.
Al
principio Fernández decía que no daba a conocer a sus funcionarios y el plan
económico para impedir una operación en contra del éxito del programa.
Hace una semana
está en el poder y el plan brilla por su ausencia.
Como
es típico en el kirchnerismo, la cuestión es llegar, “después vemos lo que hacemos y
cómo lo hacemos”.
Una
cosa está muy clara:
No
volvieron mejores y eso salta a la vista.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
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