¿Adónde
ubicar, entonces, los doce años de kirchnerismo?
Aunque
nadie más que Amado Boudou, Ricardo Jaime y otros funcionarios menores han sido
hasta ahora condenados, la causa de "los cuadernos" y, en particular,
las declaraciones como imputados colaboradores de empresarios ligados a la obra
pública y al transporte, así como del otrora poderoso funcionario Claudio
Uberti, permiten hacer algunos números a mano alzada.
Así,
por caso, de acuerdo con trascendidos periodísticos, Carlos Wagner, ex titular
de la Cámara Argentina de la Construcción, habría
declarado que a partir de 2004 se empezó a pagar entre el 10 y el 20% en
retornos de la obra pública.
De
ser ello cierto, el porcentaje debería estimarse sobre los más de $100.000
millones de dólares que manejó por obra pública el Ministerio de Planificación
entre 2003 y 2015, con lo que las rentas ilegales rondarían, como mínimo, los
$10.000 millones de dólares (sólo por obra pública).
A
ello habría que agregar los retornos de otras "unidades de negocios",
como los subsidios.
De
acuerdo con los medios, el empresario Aldo Roggio habría reconocido que pagaba
el 5% de coimas sobre el total de subsidios al transporte que recibía su
empresa Metro vías (concesionaria del tren Urquiza y del subterráneo de Buenos
Aires).
Al
respecto, un estudio del CIPPEC elaborado en 2012 estimó que los subsidios totales al transporte ascendieron a $17.000
millones de pesos en 2011, lo que equivale a alrededor del 1% del PIB y del 30%
del gasto total en subsidios del Estado nacional y significa que el gasto en
subsidios aumentó más de cuatro veces (415%) como porcentaje del PIB entre 2005
y 2012.
Específicamente
en el área de ferrocarriles privados, información publicada por el Ministerio
de Transporte da cuenta de que el gasto en subsidios fue de poco más de $510
millones de pesos en 2012, pero que aumentó cada año hasta llegar a duplicar
ese valor en 2015.
Y
en colectivos, otro sector que también está siendo investigado por la Justicia
en otras causas de corrupción, los subsidios entre 2005 y 2015 fueron de
$150.000 millones de pesos.
Si pensamos en
otras áreas aún no exploradas en detalle, como la energía, así como en los
corredores viales de los que diera cuenta Uberti, no es aventurado imaginar que
la era kirchnerista pudo habernos hecho avanzar varios puestos en la tabla de
los mayores jugadores de la corrupción global.
Ello
no debiera sorprender.
Como
dije aquí, a partir de 2003, la máquina de la corrupción que venimos
construyendo desde épocas fundacionales, primero como un sistema de captura de
Estado y luego, durante el menemismo, como un monopolio bilateral, se movió
decididamente hacia el extremo cleptocrático, el mismo que ensayaron Rosas y
los caudillos a mediados del siglo XIX.
Y
la cleptocracia, desde luego, no funciona igual en el marco de un sistema
nominalmente democrático que en una dictadura africana, pero se le parece bastante...
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