"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 19 de enero de 2020

El autoritarismo de los pañuelos blancos III


Esta semana Graciela Fernández Meijide (la gran y digna dirigente de derechos humanos de la Argentina) recordó que el peronismo no quiso integrar la Conadep (el organismo que presidió Ernesto Sábato en la vuelta de la democracia y que reunía la información sobre las personas desaparecidas).
Mientras, el Presidente puso una foto en sus redes con Taty Almeida y escribió:
“La memoria no se puede robar, siempre la mantendremos viva”.
Creo que no le conviene la memoria.
Algunos nos acordamos de todas esas cosas.
También nos acordamos de que cuando Alberto Fernández era funcionario de Menem le parecía bien el indulto que el ex Presidente dictó para militares y terroristas.
Pero a los fanáticos todas esas cosas no les importan.

El gran escritor israelí Amos Oz dice que “el fanatismo es el gen maldito de la humanidad”.
Toda esta gente está tan llena de odio que le es difícil ver.
Alguien dijo alguna vez: “La diferencia entre un ciego y un fanático es que el ciego sabe que no ve.”

Los dichos de Taty Almeida fueron después de una reunión con algunos de estos referentes de “derechos humanos”, entre la que se encontraba Estela de Carlotto, quien afirmó:
“Se habló de Milagro Sala. Se pidió especialmente por este tema”.

Esta semana el Tribunal Superior de Jujuy confirmó la condena de 13 años de prisión por defraudación al Estado. Independientemente de la condena, esta semana la periodista jujeña Rosario Agostini recordó:
“Luca Arias recibió una golpiza tremenda de parte de Milagro Sala y sus ‘muchachos’ tupaqueros.
Murió 6 meses después.
Pato Conodorí murió atravesado por una bala cuando ‘orgas’ de Sala intentaban tomar tierras en Humahuaca.
“Y sigue la lista de jujeños cuyas muertes siguen impunes”.

Tiene que ser muy difícil ser víctima de Milagro Sala y que, en Buenos Aires, la secta de los derechos humanos te ignore y apañe a tu victimario frente al Presidente y que nadie se ocupe de las verdaderos damnificados.

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