Humor
político:
Alejandro
Borensztein
Que
gran momento para designar a Merkel como presidenta mundial de todos y todas y
así sacarnos de encima de una buena vez a Trump, Bolsonaro, López Obrador,
Boris Johnson, Orbán, Cristina, Maduro, y otros cracks que han transformado al
mundo en esta belleza.
Si
tuviéramos en cuenta a todos los presidentes, ministros y funcionarios que
aportaron su talento para que en los últimos 29 años pasemos de 1 dólar = 1
peso a 1 dólar = 100 pesos, podríamos
agregar decenas de nuevos candidatos al gran certamen del Pelotudo del Año.
Pero
no los podemos sumar porque en este torneo sólo clasifican los Pelotudos
destacados durante el temporada oficial 2020.
Una
pena.
Para
aquellos que están ansiosos por definir ahora mismo al ganador, o los que ya
creen haberlo encontrado, recuerden que no hay que apurarse y que el certamen
debe estar organizado con seriedad y profesionalismo.
No
como la Superliga.
Por
ahora estamos en la etapa de Eliminatorias de donde van saliendo los que
clasifican a la fase de grupos. Después, los dos mejores Pelotudos de cada
grupo pasarán a octavos de final, luego cuartos, semifinales y final. Recién
ahí, consagraremos al campeón.
Por
supuesto, como en toda competencia, hay favoritos cuyos nombres todos conocemos
pero hasta que el árbitro no dé el pitazo final no está dicha la última
palabra.
Esta
semana clasificaron otros dos peces gordos.
Uno es el ñato
que maneja la cuenta de Twitter del presidente Fernández, que no tuvo mejor
idea que reiterar un insulto al querido Jonatan Viale.
Nadie
sabe bien como se llama pero, después de esa burrada, clasificó de cabeza.
El
otro es Cristóbal López al que pescaron pelotudeando por la Patagonia con su
camioneta.
Dos
más a la fase final.
Si
le ponemos onda, el certamen podría ayudar a distraernos y a mantenernos
entretenidos durante la cuarentena.
Sin
embargo, hay mucha gente que no se quiere distraer y está muy preocupada
porque, con la excusa de la pandemia,
están viendo que algunos políticos de acá y del mundo intentan avanzar sobre el
Estado de Derecho.
A
los que están preocupados por esto habría que recordarles que, en el caso de
algunos políticos argentinos, no necesitan de una pandemia para querer avanzar
sobre el Estado de Derecho.
Les
nace naturalmente.
Por
eso, con o sin pandemia, un buen demócrata local siempre debe estar alerta.
Pero
tampoco da para preocuparse demasiado.
Esto
no es China.
Allá
Xi Jinping tiene millones de cámaras de reconocimiento facial (millones
literalmente) que además de reconocer a todas la personas, les toman la
temperatura corporal a distancia.
Si
un tipo se baja del bondi y las cámara detectan que tiene algunas rayitas de
fiebre, aparecen cinco patrulleros que inmediatamente se lo llevan a él y a
todos los que estaban en el colectivo.
Al
mismo tiempo van rastreando mediante las celdas de los celulares a los que se
bajaron en las paradas anteriores, los agarran de las pestañas y también los
meten en cuarentena.
Si
a alguno se le ocurre salir a comprar tomates, aparecen drones que los detectan
y vaya uno a saber lo que les hacen.
De
ahí a detectar lo que el tipo piensa y convencerlo a patadas de que piense otra
cosa más linda, falta un pasito. Obviamente es para preocuparse, pero es en
China.
Acá el Ministro
de Defensa es Agustín Rossi.
No
jodamos, hace 5 años perdió un misil y todavía no lo pudo encontrar.
Y
la Ministra de Seguridad es Sabina Frederic, que anda patrullando por Twitter a
la caza de subversivos que pretendan reemplazar nuestro pabellón celeste y
blanco por el sucio trapo rojo y cambiar nuestra tradicional forma de vida
occidental y cristiana por el totalitarismo soviético.
Obviamente,
todavía no encontró ninguno.
No
me imagino a estos dos ministros organizando, como en China, drones que
sobrevuelen las ciudades buscando personas mayores de 70 que violen la
cuarentena para salir a comprar cigarrillos.
Lo
más probable es que la licitación de drones termine en un escándalo de
corrupción, o que los drones se choquen en el aire, o que el sindicato de
drones les pare la flotilla en reclamo de mejoras salariales.
Esto
es Argentina.
Dado
que el gobierno no puede detectar, ni controlar, ni mucho menos testear nada,
por lo menos ha demostrado que puede dar consejos útiles.
El Ministerio de
Salud, a través de un especialista, el viernes explicó que una buena práctica
para sobrellevar el confinamiento es masturbarse, tener sexo
virtual o algún otro divertimento.
Como esta gente
piensa en todo, el gobierno también nos recomendó que después de masturbarnos
limpiemos el teclado de la computadora.
Le
juro amigo lector que esto es posta.
Hemos
escuchado cosas locas durante los gobiernos kirchneristas pero como esta no recuerdo
ninguna.
También
dijeron que quienes utilicen juguetes sexuales, luego de usarlos deberán
lavarlos.
Caramba,
no se nos había ocurrido.
Pregunta:
¿Antes
de usarlos también?
¿Balde
de agua con dos cucharadas de lavandina, estará ok?
Digo
esto porque no lo aclararon.
Por
su parte el Gobierno de la Ciudad tampoco aclaró si los mayores de 70 años
deben pedir autorización para masturbarse o pueden hacerlo libremente.
¿Habrá
que bajarse un permiso a través de una aplicación?
¿Y
si habilitan un 0800-LADELMONO?
Dudas
que seguramente esta semana se despejarán.
Para
los que dicen que estas cosas sólo pasan en la Argentina, sepan que el
mismísimo Emmanuel Macron, presidente de Francia, acaba de prohibir que los
mayores de 70 circulen por las calles.
Por
suerte todavía nos queda Ángela Merkel para explicarle al mundo que “encerrar
a nuestros mayores es un acto inaceptable desde el punto de vista ético y
moral” (textual).
Que
gran momento para designar a Merkel como presidenta mundial de todos y todas y
así sacarnos de encima de una buena vez a Trump, Bolsonaro, López Obrador,
Boris Johnson, Orbán, Cristina, Maduro, y otros cracks que han transformado al
mundo en esta belleza.
Amigo
lector, tengamos calma.
Estemos
alerta pero no nos preocupemos demasiado por estos primeros atropellos a la
democracia.
La
historia argentina reciente nos demuestra que, por suerte, nuestros dirigentes
son mucho más inútiles que autoritarios.
Para
más pruebas, vale lo que le dije al comienzo: en una generación pasamos de 1
dólar = 1 peso a 1 dólar = 100 pesos.
Y
esto no fue el resultado de extrañas conspiraciones ni enemigos corporativos ni
siniestros intereses multinacionales. Semejante desastre no fue otra cosa más
que la obra de una sucesión continua de Pelotudos.
Por
estos días aparecieron un montón de tipos reclamando un plan económico en serio
para salir de la crisis. Vamos, no le pidamos ahora un plan económico a un
gobierno que tampoco lo tenía antes del Coronavirus.
En
realidad, en la Argentina nunca hay plan económico.
Tampoco
lo tuvo Macri.
Menos
Cristina.
Ni
siquiera Néstor.
El
Compañero Centro Cultural tiró un rato con el plan que le dejaron armadito
Duhalde/Remes Lenicov/Lavagna y hasta ahí llegó nomás.
Fue
la última vez que tuvimos un plan.
Se
ve que los argentinos no usamos.
El
hecho de que el plan de Duhalde dejó el dólar a 3 pesos y, 17 años después, ya
supera los 100 mangos, demuestra que nunca tuvimos plan.
Y
si lo hubo, fue horrible.
Por suerte,
ahora están Carlos Heller y Máximo Kirchner diseñando políticas económicas.
Dos
académicos de la ostia para llevar tranquilidad a toda la sociedad.
En
noviembre, el entonces presidente electo Tío Alberto declaró que no pensaba
pedirle al FMI los 11.000 palos verdes que todavía faltaban desembolsar y ya
estaban acordados y listos para ser recibidos.
Dijo
textualmente “¿tengo un problemón y voy a pedir 11.000 millones más?
Yo
quiero dejar de pedir y que me dejen pagar”.
Qué
bien nos vendrían ahora esos 11.000 palos, ¿no?
Moraleja
para estos tiempos:
En
la vida, el concepto de “problemón” te puede cambiar en un minuto.
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