Andrés
Oppenheimer
Desde
Miami, donde vive hace décadas, el escritor y periodista argentino dice que no entiende por qué un gobierno
que dice defender los derechos humanos respalda a una dictadura de 60 años.
En diálogo con Infobae asegura que después de la pandemia “se cambiarán
hábitos, pero el mundo no se va a detener”.
Por
Silvia Mercado
Sobre
el proyecto del Gobierno argentino de contratar médicos cubanos en la
emergencia sanitaria asegura que no hay razones que lo expliquen.
“Cuba es un
estado parásito, y no me extrañaría que ante el colapso de Venezuela esté
pensando en avanzar sobre otra nación”, analiza.
Aquí,
el diálogo con Infobae.
-
Hace dos años publicó Sálvese quien pueda, desarrollado a partir de un estudio
de la Universidad de Oxford que decía que dentro de 15 o 20 años, el 47% de los
empleos serán reemplazados por robots y computadoras, por lo menos en los
Estados Unidos.
¿La
pandemia va a acelerar este proceso?
-
Sin duda, la pandemia del coronavirus va a acelerar todas las tendencias de las
que hablé en el libro.
Yo
decía que veríamos una automatización de los trabajos manuales, y de muchos
trabajos intelectuales hacia finales de esta década, pero me quedé corto. Ahora
va a ocurrir mucho antes.
El
CEO de Microsoft dijo hace pocos días que hemos visto una transformación
digital de dos años en los últimos dos meses.
Se
está viendo en todas partes: en el aumento del teletrabajo, la telemedicina, la
educación en línea.
El número de
videoconferencias se disparó de unas 10 millones a 300 millones por día en los
últimos dos meses,
según Zoom y otras empresas.
Puede
que esta cifra caiga algo cuando pase la pandemia, pero no mucho.
Esto no hay
quien lo pare.
Además,
el coronavirus -y el miedo a futuras pandemias- aumentará la robotización de
muchos trabajos, porque hará que muchas fábricas manufactureras ya no quieren
tener a sus trabajadores sentados unos junto a otros en la línea de producción,
como ahora, y arriesgándose a contagiarse del virus.
Como
ya está sucediendo en China, los van a reemplazar por robots industriales.
Los robots no se
enferman de coronavirus, son cada vez más baratos y cada vez más inteligentes,
trabajan 24 horas por día, no se toman vacaciones y no piden aumento de
sueldos.
-
Usted no da un mensaje moral, no dice si es bueno o malo, brinda su propia
experiencia, porque hasta se alojó en un hotel atendido por robots en Japón.
¿No padece la vorágine?
-
La automatización del trabajo va a ser buena para muchos y mala para muchos
otros.
Va
a ser buena para las clases medias y altas, para la gente que fue a la universidad
y está conectada a Internet, porque les va a permitir entrar en un mercado
laboral global.
En
el libro cito varias plataformas de internet donde un diseñador de páginas web
o un contador en Argentina puede ofrecer sus servicios en Estados Unidos, Sudáfrica
o Tailandia, y viceversa.
Y no habrá
sindicato ni gobierno populista que lo pueda parar.
Pero
lo malo es que puede aumentar la inequidad.
La
gente que no terminó la secundaria, o que no tiene una laptop, o que no tiene
una buena conexión a Internet se va a quedar cada vez más atrás.
Por
eso es tan importante que los gobiernos impulsen la educación de calidad, y que
el país trate de mejorar su posición en los test internacionales PISA de
estudiantes de 15 años.
-
¿Qué le genera la pandemia, el primer fenómeno definitivamente global de todos
los tiempos?
-
Me genera incertidumbre, como a todos, pero no va a ser el fin del mundo.
Creo
que van a cambiar muchas cosas, pero otras no.
Es
cierto que es un fenómeno global, pero no me extrañaría que pase algo parecido
a lo que pasó en Estados Unidos después de los ataques terroristas del 11 de
septiembre del 2001.
El
país se paralizó, muchos dijeron que el mundo nunca volvería a ser como antes,
que nadie más saldría a comer a un restaurante o a ir a un concierto.
Y
a los pocos meses, los restaurantes y los conciertos estaban llenos.
Algunas
cosas cambiaron, claro:
Ahora tenemos
que sacarnos los zapatos y pasar por controles en los aeropuertos.
Pero
el mundo no cambió del todo.
Yo
creo que algo parecido va a pasar cuando salga la vacuna contra el COVID-19.
Vamos
a tener que cambiar algunos de nuestros hábitos cotidianos, pero el mundo no se
va a detener.
-
¿Qué pasó en los Estados Unidos? ¿Qué falló para que esté liderando la cantidad
de contagiados y de muertos por COVID-19?
-
Por un pésimo manejo del presidente Trump, que durante varias semanas críticas
minimizó la amenaza del COVID-19.
El número de
muertos por coronavirus en Estados Unidos es escandaloso.
Ya
van más de 70 mil.
Incluso
si lo medimos per cápita, en relación al número de habitantes, es altísimo.
Estados
Unidos tiene el 4% de la población mundial y un 27% de los muertos por
coronavirus.
Es cierto que
China ocultó información, y que la OMS se demoró varios días, pero Trump hizo muy poco, casi nada,
en las primeras semanas después de que se reportó el primer caso de COVID-19 en
Estados Unidos, que fue el 21 de enero, ni tampoco cuando se declaró la
emergencia global, ya el 30 de enero.
Se
quedó dormido.
En
lugar de iniciar inmediatamente una campaña para promover el distanciamiento
social y ordenar test y ventiladores, Trump minimizó constantemente la
pandemia.
Casi
un mes después seguía tuiteando que “la situación está muy bien controlada”.
-
La pandemia facilita actitudes autoritarias o populistas de los gobiernos.
¿Cómo será el día después?
- En épocas de
crisis provocadas por factores externos, como ésta, tiende a subir la
popularidad de los jefes de estado.
Y
eso hace que muchos se sientan con licencia para hacer lo que quieran.
-
Hace unos días escribió una nota en The Miami Herald hablando del respaldo que
el gobierno argentino piensa darle a los médicos cubanos, algo que nunca
termina de ser aclarado finalmente cómo será y cuándo.
¿Cree
que es un compromiso que Cristina Kirchner tomó con el régimen cubano por haber
tenido internada a su hija durante un año?
-
No le veo otra explicación que esa.
Es
una idea ridícula y muy costosa para los argentinos.
Argentina
tiene más médicos per cápita que los demás países sudamericanos, además tiene
unos 700 médicos venezolanos que, según la Asociación de Médicos Venezolanos en
la Argentina, ya está en el país desde hace tiempo esperando sus licencias
profesionales.
No habría que
pagarles pasajes ni estadía.
-
Tampoco se sabe cuánto se les pagaría...
-
Que yo sepa no lo divulgó, pero si les pagan lo mismo que les pagaban en
Brasil, estaríamos hablando de millones de dólares.
Los gobiernos de
Lula y Dilma Roussef pagaban $ 3.400 dólares por médico cubano por mes, de
los cuales apenas $ 740 iban a los
médicos, o supuestamente médicos, porque muchos en realidad son
enfermeros o camilleros.
Lo
demás, iba a la dictadura de Cuba.
Por
eso se trata de una forma de esclavitud moderna, ya que les retienen el
pasaporte y no les permiten moverse con libertad e independencia.
De manera que,
si el Gobierno argentino trae médicos cubanos y les paga el precio que Cuba
cobra por estos servicios, está dilapidando el dinero de los argentinos.
Además,
es irónico que el gobierno kirchnerista alegue ser un defensor de los derechos
humanos, cuando estaría subvencionando a la dictadura más antigua del
continente.
-
El otro día escuché a un experto internacional definir a Cuba como una pequeña
potencia colonial, porque avanzó en el pasado sobre Angola, y más cerca en el
tiempo sobre Venezuela, Nicaragua, Bolivia.
¿Cree que tiene
interés sobre Argentina también?
-
Más que un estado colonialista es un
estado parásito, que siempre vive de otros.
Con
el cuento de que son víctimas del imperialismo, primero les robaron todo a los
propios empresarios cubanos, después vivieron de la Unión Soviética, después de
Venezuela.
No
sería raro que ahora que se les está cayendo Venezuela estén tratando de
encontrar otros países que los banquen.
Cuba vive del
relato
y, lamentablemente, todavía hay quienes se lo tragan, después de 60 años de
dictadura y uno de los niveles de vida más bajos de las Américas.
Si
el régimen de Cuba fuera tan popular en la isla, ¿por qué no permite elecciones
libres?
La
respuesta es muy simple: porque sabe que las perdería.
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