Por Enrique Guillermo Avogadro
“Una
pequeña grieta en los cimientos puede derrumbar la Muralla China”. Fabiano
Massini
Una vez más es fácil comprobar cómo la PresidenteVice, siempre a través del Presidente Pinocho, exitosamente despliega velos para entretener a la sociedad y, claro, ocultar sus trapisondas: ahora le tocó el turno a la discusión sobre el genocida aborto y, por supuesto, al ridículo que rodea la gestión sanitaria y la sospechosa adquisición de la vacuna rusa.
Cuando los
diputados que responden a los gobernadores Gerardo Morales (JxC - Jujuy),
Gustavo Valdez (JxC – Corrientes), Rodolfo Suárez (JxC – Mendoza) y Juan
Schiaretti (PJ - Córdoba) se prestaron para aprobar y ampliar los
inconstitucionales recortes a la Ciudad de Buenos Aires, el dique opositor en
la Cámara baja comenzó a resquebrajarse y comprometió su futuro ante las
embestidas del Frente para Todos, unido fuertemente bajo el liderazgo de Máximo
Kirchner, designado heredero in pectore por su madre.
La
quita se encuentra a estudio de la Corte Suprema por la acción que interpuso el
Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, hace un par de meses y, en algún
momento, espero, será resuelto de acuerdo con las disposiciones de nuestra
Carta Magna.
Mientras tanto,
la República continúa esperando, desde hace cinco años, la decisión de los
jueces supremos en algo muchísimo más trascendente: la inconstitucionalidad de
la reforma del Consejo de la Magistratura.
Es
precisamente allí donde se han dado, esta semana, dos defecciones que agravan
la deteriorada salud institucional.
Me
refiero a los consejeros Juan Manuel Culotta y Ricardo Recondo, representantes
de los jueces, que permitieron al oficialismo contar con los votos necesarios
para aprobar muchos concursos realizados y elevar al Poder Ejecutivo las
respectivas ternas, que instalarán en varias sillas curules a militantes
kirchneristas [i].
Las razones invocadas para ese tan marcado cambio de posición fueron sumamente vagas:
Presuntos
reclamos de sus colegas en la Justicia; las sospechas de un cambio de favores
conyugales con uno de ellos fueron desmentidas por el interesado. Ambos
debieran recordar que “Roma no paga traidores” y cuál fue el alto precio –la condena social y el definitivo
ostracismo de la vida pública- que Eduardo Lorenzo Borocotó debió pagar cuando,
en los primeros tiempos del kirchnerismo en la Casa Rosada, traicionó a sus
votantes al mudar sus petates a la bancada oficialista.
Los
otro cuatro consejeros de la oposición –el Diputado Pablo Tonelli, la Senadora
Silvia Giacoppo y los abogados Diego Marías y Carlos Matterson- acompañaron a
los jueces desertores aduciendo que no hacerlo implicaría perder con las
banderas en alto y, en cambio, condescender podría permitir que la oposición
pusiera alguno de sus candidatos:
¡Qué
ingenuos!
Aparentemente,
olvidan que el Consejo sólo confecciona las listas con nombres para cada cargo
y las remite al Presidente Pinocho y que, en definitiva, será la propia
Cristina Fernández quien elegirá qué pliego se enviará al Senado, ese verdadero
aguantadero de criminales que ella misma (la principal delincuente) conduce con
mano dura.
Su marioneta en la Casa Rosada ya ha dado muestras de ese proceder cuando privilegió a un candidato (el Juez Daniel Béjas, que tanto protegió al General César Milani) para integrar la Cámara Nacional Electoral en desmedro de Alejandra Lazzaro, Secretaria del mismo tribunal, que no sólo había obtenido mejor puntaje en el concurso sino que con su designación hubiera satisfecho la política de paridad de género, tan cacareada por el Gobierno, a punto tal de inventar un Ministerio específico para promoverla; y cuando propuso al militante y servil Juez Alejo Ramos Padilla como titular del Juzgado Federal N° 1 de La Plata, con competencia electoral en la tan clave Provincia de Buenos Aires.
Podemos gritar ¡Bingo! si le sumamos la integración de abogados de procesados kirchneristas, León Arslanian y Alberto Beraldi, a la comisión que formó el Presidente Pinocho para analizar el funcionamiento del Poder Judicial y de la Corte Suprema, y la inclusión de Roberto Boico, ex defensor de Cristina Fernández, en la terna propuesta para integrar la Cámara Criminal Federal, superior de los jueces de primera instancia de Comodoro Py, y el regreso a la misma de Eduardo Farah, quien liberara a Cristóbal López. Todo ello ensombrece aún más la posibilidad de independencia de la Justicia, porque acerca a la PresidenteVice a su prioritario objetivo de impunidad personal y filial.
La posibilidad de perder las elecciones legislativas de 2021 –algo muy probable por la agudización de la crisis socio-económica y sanitaria que nos alcanzará pronto- hace que Cristina Fernández haya caído en desesperación ante el paso del tiempo sin conseguir ese logro esencial.
Es
que tendrá entonces sólo dos caminos: el fraude masivo o alguna forma de golpe
de Estado, sin duda contra el Poder Judicial y, con certeza, en la calle con
sus batallones de presos liberados, barrabravas, narcotraficantes y piqueteros
troskistas, al mejor estilo de los “colectivos” chavistas.
Entonces
sabremos de qué estamos hechos los argentinos, ya que deberemos optar por
entregar a la República o asumir el riesgo de jugarnos todo para conservarla.
[i]
Si tiene interés en comprender verdaderamente la gravedad que reviste para la
República el ataque frontal que conduce Cristina Kirchner contra la Justicia y
la Procuración, y los logros que ha obtenido hasta ahora, le sugiero leer un
libro muy breve pero fundamental
“El Pacto Kirchner-Verbitsky”, publicado por
la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, que se puede comprar
por Mercado Libre.
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