Por Carlos Mira
El gobierno decidió suspender las pruebas Aprender de este año.
Las
pruebas iban a tener lugar en octubre y, como todos saben, se toman para tener
un escenario abarcativo del estado de la educación en el país y, en función de
los resultados, tomar las medidas que más convengan.
Cómo
recuerdan, las pruebas fueron implementadas a nivel nacional por el gobierno de
Macri que, en su momento, replicó en el país el experimento que, con marcado
éxito, venía llevando adelante la Ciudad de Buenos Aires cuando él era jefe de
gobierno.
La justificación de las pruebas no merece mayor explicación: es natural que para saber dónde se está parado en cualquier área es necesario evaluar la situación presente y, acorde a los resultados, aplicar ajustes y modificaciones que, en la próxima medición, mejoren el out come.
Las pruebas
siempre fueron resistidas por los gremios (bajo el argumento de que eran la
copia de modelos extranjeros-como si eso estuviera mal per se-) porque, como es
natural, cuando se detectaba un problema en el aprendizaje la conclusión lógica
era que se estaba enseñando mal.
Los
gremios docentes jamás aceptarán que ellos enseñan mal.
Desde
que asumió el gobierno kirchnerista las pruebas dejaron de existir.
En 2020 la pandemia fue la excusa ideal para interrumpirlas.
Ahora han
decidido “suspenderlas” para Abril de 2022, “cuando la presencialidad esté 100%
recuperada”, según las palabras del ministro Trotta, el mismo que queda colgado
del pincel con cada declaración que emite.
En primer lugar habría que preguntarse -a la luz de los antecedentes- quién le ha asegurado al Ministro que la presencialidad estará recuperada en abril.
Recordemos
que hace 10 días (antes de que se conocieran números de encuestas que dejan muy
mal parado al FdT en la Provincia de Buenos Aires) el kirchnerismo acusaba poco
menos que de asesinos a quienes bregaban por la apertura de las escuelas.
Diez
días después y una vez conocidos esas proyecciones electorales los mismos que
decían aquellos dislates se han convertido en los militantes de la
presencialidad.
Entonces
todo lo que los funcionarios de esta bolsa de gatos pueda asegurar respecto del
futuro de las clases hay que tomarlo con pinzas.
En segundo lugar, Trotta hizo toda una cuestión sobre la palabra “suspender” diciendo que las pruebas Aprender no se habían suspendido sino que se habían “robustecido”.
No
sé si el ministro está interesado en seguir tomándonos como pelotudos, pero
cuando algo tenía como fecha de realización el mes de octubre y de repente se
decide no hacerlo, ¿cómo se le llama a eso en castellano si no “suspensión”?
También la fecha es completamente inútil.
El
llevar adelante las pruebas en octubre tenía el sentido de mejorar la
prestación para el ciclo siguiente.
Si
las pruebas se hacen en abril, con el ciclo comenzado, ¿cuándo se implementarán
las eventuales modificaciones para mejorar el servicio educativo?
Lo
cierto es que todo esto es una saraza en la que uno se mete solo a los efectos
de no dejar de mencionar los escasísimos argumentos que dieron las autoridades.
Pero
la verdad verdadera es que a este régimen le conviene el embrutecimiento de la
sociedad.
“Brutos y
pobres” es la consigna.
Los
brutos no piensan y no distinguen cuando se los engaña para robarlos, y los
pobres dependen de quien pueda tirarle una migaja para que no se muera de
hambre.
Y
eso es lo que busca toda dictadura de nomenklatura: la producción en masa de
zombies para que trabajen como esclavos para una élite privilegiada que vive
como parásitos del esfuerzo de los demás.
Ese molde comienza a construirse en la escuela.
Tanto
por el adoctrinamiento como ofreciendo un servicio pésimo que no prepara
hombres libres sino siervos.
Es detrás de ese objetivo que está el kirchnerismo.
Todo lo suyo no
es más que un enorme envoltorio del mal…
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