Mónica Gutierrez
En una voltereta épica CFK pasa del relato a las efectividades conducentes.
No
más sarasa. Sin más margen para la rebelión recalcula.
De
desconocer el fallo del Supremo Tribunal a convalidarlo sin solución de
continuidad. Pragmatismo puro.
La
precipitada partición del bloque oficialista del Senado significó habilitar una
salida de emergencia para la encerrona político- judicial en la que CFK se
había metido cabalgando sobre el relato.
Un
fallo de las SCJN caracterizado como “golpe institucional”.
Un
“asalto al poder” ejecutado por el mismísimo Presidente de la Suprema Corte
Una
jugada extrema, no necesariamente ilegal, pero que supone no solo una
irrevocable marcha atrás en la aceptación del fallo sino el reconocimiento “urbi et orbi” de que los caminos se van
estrechando, que el poder se escurre y ya no hay relato que aguante.
“Más viva que el hambre”.
La Vice arremetió para sumar un representante de su
facción en el Consejo de la Magistratura por el estrecho atajo que encontró en
los siempre generosos repliegues de la legalidad.
El
embrollo puede que sea legal, de hecho fue implementado por la oposición que
acordó en unidad para imponer en su representación a Pablo Tonelli (PRO) en 2018, pero
está impregnado de un repugnantemente tufillo antiético.
Re
templada por la adversidad, CFK embiste.
No
está claro aún si la estrategia resultará exitosa en orden a imponer su
presencia y poder en el órgano que designa y remueve a los jueces.
Una
seguidilla de denuncias y acusaciones cruzadas congela las designaciones y
puede que paralice el cuerpo.
La
insondable división que hoy paraliza a la coalición gobernante permitió que
trasciendan detalles que suman deterioro a la ya devaluada confianza en la
dirigencia política y ahondan la insalvable distancia que media entre la clase
dirigente y el resto del mundo.
No
solo se supo que el Presidente se desayunó de la audaz movida de CFK por un
tuit, sino también que a varios de los senadores afectados por la división del
bloque la medianoche del martes los encontró chateando frenéticamente. Los
legisladores trataban de corroborar si lo que anunciaban con carácter de
“último momento” los portales de los medios era cierto.
Tan a la
desesperada fue todo que no se advirtió que el cristi camporista bloque de
Unidad Ciudadana quedaría curiosamente sobre representado ya que incluía al
mismísimo Mariano Recalde, miembro del Consejo de la Magistratura desde la
anterior conformación.
El
mandamás de Aerolíneas fue trasladado sin más trámite de la segunda minoría al
bloque de la mayoría.
Puede que el
sitio no sea desde el punto de vista ideológico el más acogedor para
Recalde, pero el hombre es un soldado de
la causa.
No
conforme con el desaguisado de fracturar el bloque, asumiendo que los propios
entran en una estrecha segunda minoría de catorce miembros, CFK la emprende
nuevamente contra la Suprema Corte promoviendo el aumento del número de sus
miembros.
Sin
pausa y sin tregua se anunció el inminente tratamiento en la Comisión de
Asuntos Constitucionales de un proyecto para reformar y ampliar la Corte. No
hay respiro.
La batalla
continúa.
La implacable
arremetida contra la Justicia parece haber quedado en manos del Instituto
Patria y sus fervorosos seguidores, literalmente tercerizada.
La
reacción del Presidente de la Nación se sigue haciendo esperar.
“Se va a hacer el desentendido”.
Es
una traducción elegante de lo que dijo un legislador que accede a la intimidad
de Olivos ante la consulta de qué reacción
se debe esperar de AF.
No
va a sumar más tensiones con su Vice por este tema.
Hay quienes
aseguran que se la veía venir pero decidió mirar hacia otro lado y dejarla
pasar.
La
vocera sí dijo lo suyo. Gabriela Cerruti encuadró la trapisonda bajo el rótulo
de “trampas para la democracia”. No sin antes atribuirle estrategias parecidas
a Juntos por el Cambio.
Las
presiones, ninguneos y angustias a las que está siendo sometido el titular del Ejecutivo, solo se expresan en
reacciones descontroladas y fuera de contexto que aún los observadores más
avezados se ven obligados a decodificar con herramientas más propias de la
psiquiatría que de la ciencia política.
“El
que quiera hacer creer que en 2023 estamos perdidos…¡un carajo estamos
perdidos!
bramó en los pagos del incombustible
Mario Ishi.
Una
visita que el mismo Intendente de José C Paz definió como sorpresiva y un
mensaje destemplado que, dicen los más cercanos, fue absolutamente improvisado.
Está
claro a quién estaba dirigido.
Se
trata de tiros por elevación, de gestos arrebatados,
La
comunicación directa está cortada.
Casi
todos los puentes están dinamitados. Resta saber si esta inesperada división
del bloque oficialista en la Cámara Alta es solo una estrategia de corto vuelo o
si termina siendo una materialización explícita de las irreconciliables
diferencias.
Tampoco Sergio
Tomás Massa se la lleva de arriba.
Va
y viene tratando de salvar la piel.
Ignífugo,
se siente capaz de atravesar todos los fuegos.
Lleva
y trae acordando en orden a salir indemne.
Hay
quienes piensan que, mucho más allá de su expertise de equilibrista, regresar
del planeta K le va a llevar demasiado tiempo, si es que lo logra.
Puede
que al común de la gente estas intrigas palaciegas, tan pochocleras para la
arena política, le sean demasiado anchas
y ajenas.
En
cualquier caso vale recordar que tienen un impacto inmediato y devastador en la calidad de vida de todos y cada uno de
nosotros.
La
sostenida devaluación de las instituciones no augura nada bueno.
Los
que aguardaban cambios en el Gabinete y una redefinición clara del rumbo del
Gobierno van a tener que seguir esperando.
La
presentación del pasado lunes junto a Martín Guzmán puede que haya sido un
respaldo al vapuleado Ministro de Economía pero incluyó señales tan confusas
como ambiguas.
La
presentación del denominado impuesto a
“la renta inesperada” fue un claro y explícito
guiño al kirchnerismo. Desde el Ejecutivo le dan de comer relato a las
fieras con el objetivo de tenerlas aplacadas.
La
decisión de Guzmán de no sumarse al boicot en el G20 contra Rusia podría
entenderse en el mismo sentido.
No
obstante, es probable que nada de todo esto alcance para revertir la situación.
A
Alberto Fernández Cristina lo tiene “percutado” asegura una
interlocutora que conoce el peronismo desde adentro.” Ya le picó el boleto”,
asegura.
Nadie
podría criticar el reparto de bonos anunciado para asistir a los sectores más
golpeados por la inflación.
Se
trata de una urgencia no meramente asistencialista sino ya de carácter
humanitario en el contexto inflacionario.
De
allí a pretender “que su proyecto está fallando en la distribución”, como dijo
Alberto Fernández, es otra cuestión.
La
anunciada guerra contra la inflación nunca empezó.
No
se conoce una sola medida para enfrentar el más grave de los problemas.
A
lo sumo se libra una fatigante guerra de guerrillas en las góndolas, patéticas
escaramuzas con pólvora mojada sin suceso alguno.
El
comandante Feletti, es ya una suerte de combatiente en retirada.
No
se entrega pero se rindió.
Si
la inflación, como dijo en su momento el Presidente, es auto construída, está
en la cabeza de la gente y, por lo tanto no es más que una sensación, vale
decir que difícilmente las cosas cambien
mientras las expectativas acerca del futuro inmediato están intoxicadas por el
implacable enfrentamiento al interior del oficialismo.
La
grieta se resignifica y adquiere nuevas dimensiones.
Ahora
separa a la dirigencia en su conjunto del común de los mortales.
La
agenda política nada tiene que ver con la de la gente.
En
este contexto el discurso de Milei prende.
No
tanto por libertario como por denunciador recurrente de lo que él llama “la
casta”.
Una
expresión que cuajó y que ahora usa
hasta Cristina Fernández de Kirchner.
Mientras la
política se dedica a sus urgencias con creciente impudicia nadie propone más
que parches para paliar el sufrimiento colectivo.
Los
datos de la economía hablan de la vida real y son inquietantes.
La
canasta básica total que mide la línea
de pobreza trepó 7% en marzo según los datos del INDEC.
Una
familia tipo necesitó $89.690 para llegar raspando a fin de mes sin incluir los
gastos de vivienda de alquiler.
Se
necesitan $39.862 para no caer en la indigencia.
Se
espera para abril una inflación superior a los 5 puntos y los dólares paralelos
cerraron las semana con fuerte suba. La economía repuntó en febrero el 1,8%
pero a pesar del mayor ingreso de divisas el Banco Central no logra aumentar
las reservas.
Sin
dólares en caja todo se vuelve incierto.
La
situación social alarma.
El
sitio de la ANSES colapsó en las primeras horas de este viernes cuando millones
de personas ingresaron para inscribirse en la nómina para cobrar el bono de
emergencia anunciado este lunes.
Una
ayuda que se agradece pero que amenaza licuarse al compás de la estampida de
los precios.
Inflación
e inseguridad al tope de las preocupaciones de la mayoría.
Lejos,
muy lejos de los desvelos de la clase política que vive en una realidad
paralela. Una ficción de corte almodovariano siempre al borde de un ataque de
nervios.
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