Informe 2008 Argentina con Lupa
Actualización, Agosto 08, 4ª semana, final
· Shannon: Advertencias (I)
· Shannon: Advertencias (II)
· Una vez más, el American Council y el silencio
· Los empresarios… ¿un paso al costado?
· Micro política
. ¿Aumento salarial por decreto? - El viaje a la Unión
Actualización de la situación política a partir de los hechos relevantes ocurridos hasta el 28 de Agosto de 2008
Shannon: Advertencias (I)
Algo precipitó el viaje del subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado de la Unión, que debía viajar a Paraguay pero repentinamente decidió anticiparse en viaje a la Argentina.
Al menos a mediados de la semana anterior los organizadores de la reunión del American Council y de la Cámara Argentina de Comercio tenían una noticia cierta de la posibilidad de que el alto funcionario llegara a Buenos Aires y tan solo figuraba en una extensa nómina de más de una docena de probables asistentes oficiales, si bien tan solo en noveno lugar de expectativas, aún para la propia embajada de la Unión en Buenos Aires.
El jueves de la semana anterior, cuando se difundieron mediante órganos de internet la posibilidad de asistentes norteamericanos de relevancia política, figuraban tan solo dos legisladores - un senador y un representante (diputado) - así como un funcionario de menor jerarquía del área de comercio del gobierno de la Unión, así como un par de funcionarios, de la misma especialidad, de sendos estados integrantes de la Unión.
Entre ese momento y el anuncio, apenas a 60 horas de que se concretara el viaje del señor Shannon a Buenos Aires, se acumularon una variedad considerable de asuntos que se sumaron, al mismo tiempo, a la atiborrada cartera de asuntos pendientes de la Argentina con Washington.
Sobre las espaldas de la mujer de Kirchner pesaba todavía, al decidirse esta visita, el encuentro realizado en Buenos Aires con Shannon menos de 50 días antes - entre el 10 y el 12 de Julio pasado -, tras haber visitado la ciudad en tres oportunidades anteriores y haberse resistido a descender de su avión en el periplo realizado en Enero por los países del cono Sur - y también y, específicamente, del Mercosur -, como un signo inocultable de fastidio y molestia de la Unión con el gobierno residente en la Capital Federal, algo que entre el fin de 2006 y comienzos del 2007, se había comprimido, por aquél entonces, en un punto: el intento asociado del kirchnerismo y el chavismo, en Mar del Plata, para frustrar - o, al menos, intentar deslucir - la presencia de George Bush en la cumbre de presidentes del continente, realizada en esa ciudad balnearia.
En cada oportunidad de cada uno de sus viajes, el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, tuvo un asunto específico para advertir al gobierno argentino respecto de la anómala conducta continental de Buenos Aires, que se observaba desde Washington, reiterando en cada una de esas mismas oportunidades que “no se pretende presionar o modificar el curso de acción (del gobierno en cuestión) sino tan solo advertir que Washington no es indiferente - como cualquier estado del mundo - a lo que hagan sus amigos o vecinos; y actúa en consecuencia” (sic, según lo que un alto vocero del Departamento de Estado definió cuando se observaba, al promediar el segundo semestre de 2007, todavía con la mujer de Kirchner como mera candidata, la relación más que estrechamente amistosa de Néstor Carlos Kirchner con el teniente coronel Hugo Chávez).
En el último - cuarto - viaje realizado en Julio, Shannon había ofrecido sus consejos al gobierno de la ex primera Dama para encarar exitosamente la negociación con el Club de Paris.
La condición sine qua non de esta negociación, de acuerdo con los principales países acreedores con los que Argentina debe saldar deudas, consiste en reconocer al Fondo Monetario Internacional como síndico de las cuentas, modos y expectativas de pago de la deuda.
En el caso de aceptar, la Argentina cubriría exitosamente ese tramo, Estados Unidos ofrecería su propia negociación para obtener las mejores condiciones y líneas alternativas de crédito, a fin de satisfacer la deuda en cuestión.
La repuesta fue de subido tono soberbio y desconectada de la realidad financiera que informa las habituales negociaciones en todo el mundo: “La Argentina - habría dicho en la oportunidad la presidenta al subsecretario de Asuntos Hemisféricos y ahora lo ha repetido la propaganda oficial a través de sus “medios más que amigos” -, no considera el tema del Club de Paris un asunto para su tratamiento bilateral con Estados Unidos; y la actitud que adopte respecto de la presencia del Fondo Monetario Internacional en la negociación, es de su única y exclusiva incumbencia”.
Quizás le faltó agregar que esa incumbencia también corresponde, por lo menos, a los acreedores - cosa que no hizo, a estar por las mejores versiones de sus dichos -, y que, a estos, corresponde también reconocer un papel preponderante o no a la intermediación eventual de terceros países como, para el caso, podría ser la que pueda ofrecer Washington.
De todos modos, calificadas fuentes diplomáticas confiaron de manera silente, en ese momento - y así lo supieron en su momento, los suscriptores de Informe (2008) Argentina con Lupa - que Tom Shannon habría pasado por encima de estas definiciones de la mujer de Kirchner otorgando un lapso prudencial para que el gobierno redefiniera su estrategia.
Y, así, habló de un lapso entre 60 y 90 días para que le hiciera saber su decisión final respecto de la sugerencia que venía de depositar en sus oídos (por qué no hubo, al parecer, otros papeles escritos que las meras y accidentales transcripciones de las grabaciones de los diálogos mantenidos en esa oportunidad y, en ese punto, cada gobierno debe conservar, seguramente, su propia versión del asunto).
Los 60 días se cumplían, en consecuencia, el 10 de Setiembre; los 90, recién el 10 de Octubre.
Pero en una apretada secuencia, se acumularon algunos hechos de relevancia y curiosidad desde el punto de vista financiero, que se vinculan de una manera conceptual y operativa al tema de la deuda con el Club de Paris, registrados en las dos o tres últimas semanas:
· La Argentina entregó a Venezuela bonos con un interés escalofriante para estos momentos de las finanzas mundiales, superior al 14,8 por ciento y promediando el 15,5, teniendo como respuesta una conocida maniobra caraqueña de revolearlos por todo el mundo;
· Así mismo anunció y comenzó a ejecutar la compra de esos mismos bonos y otros - algunos de estos últimos debía recomprarlos por convenio, desde su suscripción, pero en volúmenes y proporciones que podrían parecer alarmantes -, a los inversiones, como parece haber ocurrido.
· La propia presidenta - conforme se sabía ya desde antes en los medios diplomáticos y se manejaba de manera muy reservada - encaró una suerte de ofensiva contra el Banco de España, debido al informe que - ese Banco Central, autónomo e independiente del gobierno español - estimó respecto de la poco fiable consistencia económica y guía, en materia de asuntos económicos, realizadas en Buenos Aires: la presidenta habría estado alertada de que se daría a conocer ese informe desde una semana antes y habría preparado su equívoca y equivocada respuesta dirigida al banco pero responsabilizando, sin mencionarlo, al gobierno español (y desconociendo así la autonomía del Banco, lo que ha provocado entre indignación y burla, lo primero por el avasallamiento de una autonomía local y lo segundo por atribuirlo ya sea a una copia de lo que ocurre en la Argentina con el Banco Central, como a un mero desconocimiento de cómo se desenvuelven los resortes financieros mundiales;
· En paralelo, el país comenzó a dar noticias más o menos orgánicas de una actitud reiterativa de avance sobre inversiones de países comprometidos en el Club de Paris - específicamente España, en forma inmediata con el caso de Aerolíneas Argentinas - así como ya había hecho con otros casos vinculados a España y a Francia - en materia de aguas y cloacas y de otros tipos como el de administración del aire radiofónico -, acentuando una política estatizadora.
Pero quizá este último punto no aparecía como el más preocupante - si bien en el conjunto la advertencia corría en el nivel de las preocupaciones -, por el hecho de que, cada día más, el modelo de conducción Kirchnerista se acerca a los modelos ejecutados primero por Chávez y, seguido en forma casi magistral, por el gobierno de Evo Morales en Bolivia.
Con todo, desde el punto de vista de Washington, se habría señalado y estaría contenido en las observaciones del mismo Tom Shannon a la presidenta, primero en Julio y, en seguida, en su visita de esta semana, no bien comenzó la entrevista del miércoles último, la diferencia estribaba en la decisión del gobierno de reconocer y proceder, conforme con el derecho, a indemnizaciones justas en el caso de producirse la estatización de cualquier bien o servicio.
Pero al tiempo que el subsecretario de Asuntos Hemisféricos estaba arribando a la Casa de Gobierno, con su discurso inicial enfilado en este sentido y que ejecutaría, con diferencia de minutos, puntual y exactamente, llegaba a conocimiento de él y los diplomáticos de la Unión acreditados en Buenos Aires que lo acompañaban, la nueva versión del pleito suscitado con Aerolíneas Argentinas, en el que la palabra “expropiación”, en voces opositoras y de legisladores del propio gobierno Kirchnerista, acaba de aparecer repentinamente, apenas dos horas antes.
De este modo, el breve introito destacando una diferencia entre kirchneristas, moralesistas y chavistas habría sido rematado por el funcionario diplomático norteamericano con una expresión de preocupada interrogación: “¿Esta novedad de la ‘expropiación posible’ refleja el punto de vista oficial?”, cuestión que, en el curso del diálogo que siguió, quedó técnicamente sin respuesta.
Lo que no fue óbice para que el diplomático visitante señalara a la ex primera Dama que la suma de episodios acreditaban la urgencia de una repuesta a sus inquietudes conversadas durante su viaje anterior, en Julio
De otro modo - habría sido el sentido de su exposición sobre el punto en cuestión -, los Estados Unidos verían con gran pesar que se acentuaran los problemas argentinos en materia de financiación internacional, trepando hasta “el peligro de que haya acciones jurídicas que impliquen interdicciones e inhibiciones en el orden internacional para el país” que podría secar de manera absoluta cualquier movimiento de recursos y fondos desde el exterior hacia la Argentina y viceversa, creando al país una situación que, observando una paronimia heterodoxa, podría considerarse como una “anomia financiera internacional”, en el mismo orden de los efectos de la
desorientación, indiferencia y cuasi parálisis política que experimenta el país desde hace tantos años por su anomia política.
Shannon: Advertencias (II)
Pero de los 50 minutos en que la mujer de Kirchner y Tom Shannon conversaron, el tema del Club de Paris y los desaguisados económicos - entre ellos el INDEC, mencionado como un antecedente y al pasar - ocuparon tan solo una parte breve del diálogo - traductores mediante, solo en algunos momentos, ya que Shannon se maneja fluidamente en castellano - pasando el resto de los asuntos a pesar más sostenidamente aún, en el intercambio entre ambos.
Porque la venida de Tom Shanon se habría apresurado no solo al verificar de qué manera se acumularon los hechos económicos, sobre todo los vinculados a la deuda externa, sino por asuntos recientes que han venido creando severas preocupaciones en el orden diplomático.
Una síntesis de esos episodios, mencionados de manera insistente en esos mismos medios, en sus puntos más destacados es la siguiente:
· La revelación de que existe en la Argentina una importante cabecera de desembarco de narcotraficantes.
· Que esta cabecera no se limita a lo que otrora se consideró, respecto de la Argentina, como una fuente de intermediación para el transporte internacional (país de paso) con escaso consumo y sin producción industrial de alcaloides local;
· Que en la actualidad este esquema se ha trasladado, efectivamente, no solo a un incremento considerable de consumo registrado en el último lustro, cuanto de un centro importante de elaboración, producción y distribución local, con expansión y ramificaciones hacia el exterior;
· Los datos se habrían cohonestado a partir de los asesinatos cometidos en un supermercado de la zona Norte del Gran Buenos Aires, así como el de los tres empresarios asesinados, más el empresario presuntamente suicidado, en una oleada de disciplina miento violentísimo a los vectores que integran el aparato de narcotraficantes, episodios y procedimientos que resultan característicos;
· Pero, derivada de esos datos, la mención del suministro de efedrina habría revelado, a fuentes de la DEA, la instalación de un centro de producción local en crecimiento, dato deducido del crecimiento de los suministros de ese producto que se han ido consumiendo en el curso del último par de años:
· Que todo ello se corresponde con el seguimiento que se hace de la expulsión de buena parte de los productores y elaboradores de cocaína y otros narcóticos de Colombia, a partir de la defección y decaimiento del poder de las FARC;
· Pero, con más alarma, se ha seguido la propuesta de elaborar una legislación que despenalice el consumo de narcóticos, abriendo el mercado libre para el incremento de la oferta de drogas;
· Curiosamente se ha convalidado el origen oficial de la iniciativa por vía del ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos pero, para el caso, con el aval, desde su tribuna, nada menos que de la propia mujer de Kirchner;
· La constatación de que esta iniciativa no ha venido seguida por una política similar a la implementada en varios países europeos (Gran Bretaña - durante algunos años -, Dinamarca, Noruega, etcétera) consistente en quebrar el eje central del comercio narcotraficante mediante la instalación de un padrón de consumidores con capacidad de ser abastecidos por el propio estado - municipal, provincial o nacional - a precios irrisorios, que libera al consumidor de la tutela y explotación de la red narcotraficante, impidiendo que ésta maneje el marketing de creación de nuevos consumidores y confinando el número de los enfermos al estricto segmento que ocupaban en el momento de implementarse las medidas;
· Que todas estas circunstancias hayan desembocado en la verificación de que dos - y quizás tres - de los seis muertos, hasta ahora, de esta nueva oleada de narcotraficantes, ya residentes y operativos en el país, hayan sido importantes contribuyentes a la campaña de la ex primera Dama, para los comicios de Octubre pasado, tras los cuales se instaló en el Poder Ejecutivo Nacional;
· Que esas donaciones hayan procedido de sujetos que técnicamente podrían estar quebrados pero, sin embargo, efectuaron una parte - dos tercios, según se asevera - de las donaciones en dinero en efectivo, propio de los manejos “al contado” del narcotráfico o del genérico lavado de dinero;
· El hecho manifiesto de que, con ese mismo destino, se consignaba la valija de un procesado - y testigo protegido - en la Unión, como Antonini Wilson, con recursos aportados nada menos que desde el paraíso de la tiranía chavista, lo que indica, con bastante mayor precisión un método - y aportes de recursos metodológicos - que no deja mucho espacio para las dudas.
Las precisiones de este conjunto de asuntos, de abigarrado fuste y valor probatorio para muchas fuentes diplomáticas acreditadas en Buenos Aires, habrían generado, conforme con variadas versiones también diplomáticas, un momento de tensión cuando la presidenta reclamó saber qué implicaba, como argumento, ese enunciado de asuntos y qué significaba en cuanto a su gobierno.
El subsecretario de Asuntos Hemisféricos se habría limitado a encogerse de hombros afirmando, en castellano, en forma inmediata: “Los hechos son hechos, más allá de inferencias que se puedan hacer. Yo me atengo a los hechos y me gustaría saber si hay otros, o si alguno de estos es diferente”.
De tal manera, el funcionario norteamericano acercó las cosas a los vínculos estrictos con Venezuela, por un lado; y con Bolivia, por el otro, para terminar considerando las relaciones con ambos países en su conjunto.
La presidenta habría hecho una defensa formal y directa de la “unidad del pueblo boliviano” asegurando que “en cualquier circunstancia la Argentina (el gobierno Kirchnerista) se jugará a favor de la unidad territorial” de Bolivia, desechando cualquier “división que surja en el caso de avanzar el movimiento autonomista”.
Y en ese punto habría habido si no un pedido o reclamo, al menos lo que se entendió como una insinuación, en el momento en el que la ex primera Dama sostuvo que el problema deberá resolverse en Bolivia a partir de la revaloración del subsuelo, el gas y el petróleo, recordando que la Argentina tiene un papel que cumplir como compradora de gas “claro que con tropiezos, ya que se requieren recursos, créditos y respaldo financiero, para cumplir con la mayor rapidez posible con el gasoducto que asegure una llegada más grande de fluido”.
Con una sonrisa, se asevera, Shannon habría recordado que “el crédito está muy cerca de la Argentina, tan cerca como que solucione su deuda con el Club de Paris”.
Aunque se haya preguntado si el tema figuró en el coloquio - no parece haber interés en confirmarlo o negarlo - es probable que en algún momento se hayan mencionado los riesgos de la Argentina de contar con bienes fungibles en el exterior, ante el cúmulo de juicios que demandan compensación por los títulos de la deuda externa, solo contenidos por la ausencia de propiedades ejecutables.
Un punto que coloca en situación muy difícil la idea de contar con una empresa estatal como Aerolíneas Argentinas, que viaje al exterior con aviones propios, los que perdería en sucesivas incautaciones judiciales para satisfacer las demandas de los acreedores.
Una vez más, el American Council y el silencio
La reunión del American Council que sirvió al menos para disimular las motivaciones de la presencia de Tom Shannon en la Argentina, fue una base demostrativa de una variedad de hechos que parecen haber pasado desapercibidos para el conjunto de los analistas.
El primer detalle es que, mientras hace cerca de un año, la ex primera Dama, todavía candidata, aparecía coma la más entusiasta anfitriona de quienes eran identificados como los principales inversionistas norteamericanos - ¡lo que pueden las campañas proselitistas!, cabe exclamar, al recordar aquellos comentarios - reunidos en el American Council - el miércoles pasado brilló por su ausencia, delegando en un ministro (Sergio Massa) todo el peso de hacerse escuchar y tratar de convencer al público empresario convocado, acerca de las bondades del país como vector de inversión, que aquellos convocados hace un año, sin embargo, no eligieron, finalmente, para sus inversiones, pese a que su pretendida anfitriona logró promoverse al exhibirse con ellos, como presidenta de la Nación.
Que la ex primera Dama haya estado ausente - al igual que Julio De Vido - y solo dos ministros significativos como Sergio Massa y Carlos Fernández hayan cubierto la presencia oficial, bien que no en rangos o exposiciones significativas, revela, de paso, la severa dicotomía que vive el propio gobierno Kirchnerista.
No se trata solo de lo poco o mucho que pueda surgir del encuentro, ni de la consecuencia o falta de consecuencia que se registre en las relaciones entre los eventuales inversores y las políticas seguidas por la ex primera Dama, sino de que un gobierno es unitariamente el que puede presentarse ante una entidad como el American Council, salvo que se parta de la base de que la entidad en sí misma no es representativa de jerarquía alguna, o bien que es posible desatender su presencia ya que no responde ideológica o al menos criteriosamente con lo que de ella se pregona.
La fractura interna del gobierno Kirchnerista, tema que ha sido tratado en profundidad en las últimas seis semanas, en este mismo espacio, para los suscriptores del Informe (2008) Argentina con Lupa, se ha puesto una vez mas de manifiesto en el mantenimiento de lazos y compromisos con sectores contrapuestos, no solo de la dirigencia empresaria local sino, de paso, con la que procede del exterior.
Esta ausencia apuntada es un paréntesis, impuesto de hecho, a la Cámara Argentina de Comercio, como uno de los vectores empresarios que han sostenido, de manera denodada y encomiable desde el punto de vista oficialista, el presunto brillo de la gestión de la mujer de Kirchner.
Si en 2007 hubo curiosidad y hasta tentaciones en la reunión del American Council para la inversión, en 2008 costó encontrar alguien que anunciara alguna inversión, salvo media docena de intenciones que oscilaron en montos de entre 72 millones de dólares en cinco años y 14 millones en tres años, con un total de no más de 187 millones de dólares de inversión completa, algo que, en la década noventista era posible registrar como inversión de cada día lectivo del año.
La ausencia de la ex primera Dama marchó en paralelo con la ausencia manifiesta del ministro de Infraestructura, arquitecto Julio De Vido, en tanto la presencia del ministro de Economía, doctor Carlos Fernández, fue notada solo por el sitial preferencial que debió ocupar, dado su cargo, sin escuchar de él mensaje especial o mencionable alguno.
Fuera de la presencia de Tom Shannon, llegado tarde y al principio silencioso, hasta que tuvo un ataque verborrágico en diálogo con el periodismo y pudo dirigir un mensaje esperanzador hacia el futuro para todo el continente - nada especial para la Argentina, de la cual al hablar traía ya cargada su alforja diplomática tras el encuentro con la ex primera Dama -, los oradores de la reunión no figurarían en una memoranda recordable, bien que hayan logrado una repercusión periodística y televisiva notoria… tan solo de los exteriores del Hotel Alvear donde se concretó el encuentro.
Pero esto pone en evidencia la formalidad y acartonado tono con el cual se desenvuelven las relaciones exteriores del kirchnerismo.
Cabe recordar que antes de las elecciones, ante el silencio ostensible de la candidata del presidente Kirchner, sus frecuentes viajes al exterior y sus reiteradas conferencias de prensa en otros países, en contraste con el silencio aportado con su presencia en el país, se aseveró que el principal objetiva y el sesgo central que pensaba imprimir a su gobierno, residía en innovar modalidades de contacto con el exterior.
Un total de once viajes en poco menos de un año, trataban de atestiguar el realismo de ésta suerte de anuncio o promesa respecto de su desempeño, si llegaba a ganar el comicio.
Sin embargo, en el cortísimo lapso de un mes, la ex primera Dama no solo ha debido contabilizar el frustrado viaje a Bolivia - un país calificado de “amigo” - para eludir un “escrache” en el aeródromo al que debía llegar junto a uno de sus mayores benefactores financieros, como es el teniente coronel Hugo Chávez, sino que viene de pelearse primero con el Banco Central y, en seguida con el propio gobierno de España, al que acusa de cosas cometidas por el Banco de España (Central) de ese país, creyendo que allá, como se intenta aquí, el Banco Central tiene una mera dependencia del gobierno político del momento; y, finalmente, recibe de Tom Shannon, si no una reprimenda, al menos una - al parecer justificada - queja por no haber respondido en tiempo y forma un reclamo y propuesta de la Unión, aparte de haber configurado una escena en la cual, los datos principales, alumbran una notoria falta de congruencia diplomática con sus intentos - declarados - de mantener buenas relaciones con Washington, escuchando cómo se despiertan las sospechas de Washington respecto del narcotráfico en la Argentina.
La reunión del American Council difícilmente vuelva a implementarse en la Argentina mientras la presencia de la ex primera Dama constituya el pivote desde el cual se intente potenciarlo.
Es probable, incluso, que el vector empresario comprometido en el asunto, al que se le reconoce experiencia y calidad organizativa, pueda ser responsabilizado del fracaso de una reunión anunciada en las dimensiones exorbitantes con las que se la presentó.
El asunto puede pasar por una nueva frustración de tipo diplomático estrictamente profesional de la Argentina, en la medida en que el ex cónsul en Nueva York y hoy jefe de la embajada argentina en Washington, del mismo modo que fracasó en sus reiterados intentos de conectar a la ex primera Dama con sectores significativos de la actividad empresarial norteamericana, haya sido el vector más importante para este resbalón, al tratar de concentrar el poder de decisión en las invitaciones y en las fórmulas a ser empleadas, una de ellas, para el orden interno, descontando que solo figuras oficialistas - y en el rango más confiable del “cristinismo” - podrían tener acceso, dejando de lado los sectores más destacados de la vida académica, empresaria y del ámbito de los negocios, así como políticos: cabe imaginar como uno de los oradores de fondo a un jefe político de la oposición como Mauricio Macri, Elisa Carrió, Ricardo Hipólito López Murphy o Alberto Rodríguez Saá, para ofrecer una visión diferente de la que puede suministrar un ministro, subordinado político del gobierno?.
Los empresarios… ¿un paso al costado?
Es poco probable que haya una etapa en la historia política argentina en la cual el sector empresario haya tenido una actitud más condescendiente, menos comprometida y más dispuesta a escuchar y negociar con el gobierno que la que actual, que se ha caracterizado por el acercamiento a los modelos más clásicos del empresariado protegido.
Lo curioso de las circunstancias actuales es que, a pesar de eso y de los ingentes favores recibidos - desde la devaluación, aunque ésta se haya ejecutado en paralelo con el default y fuera de la etapa estrictamente Kirchnerista, bien que respaldada y justificada en la plenitud de éste - haya comenzado a registrarse un paulatino y acentuado desprendimiento de los bordes del poder.
Si se pudiera hablar de un modelo, esto estaría indicando el agotamiento del modelo que el kirchnerismo, en continuación con el impulso inicial del duhaldismo, impuso a la gestión pública.
Cabe imaginar, en salvedad y defensa de las responsabilidades que le han correspondido que, probablemente, Eduardo Alberto Duhalde, si hubiera continuado más allá de su corta gestión de un año y pico, habría ya rectificado el tedioso y agotador - tanto como agotado - impulso inicial y, probablemente, podría haber intentado nuevos rumbos, bien que siempre sea técnicamente imposible saber lo que hubiera ocurrido si las cosas no hubieran sido como fueron.
Pero lo cierto es que, junto con la fuerte caída experimentada por la presidenta en materia de relaciones exteriores, antes relatadas y analizadas, y las contingentes revelaciones de la interna en el escenario internacional del American Council, el sector que más sostenidamente ha contribuido a su sostén, como es el área industrial, el de los bancos locales y de la construcción y el comercio, parecen haber iniciado, con excepción, quizás, de estos dos últimos - al menos en su nivel dirigente -, una suerte de retorno o alejamiento marcado.
En la Unión Industrial Argentina se ha registrado ya el primer escarceo, más o menos significativo desde el punto de vista mediático, entre el ex ministro duhaldista José Ignacio De Mendiguren, presentado hasta no hace mucho - no más allá de un mes - como un “acérrimo defensor de la economía Kirchnerista”, viene de reclamar más atención a la ex primera Dama respecto de la inflación, preocupado por el desfasaje del dólar - que le garantizó, no solo algún pingüe negocio en la diferencia entre la cotización de la convertibilidad y la devaluación de 2002 sino eludir la responsabilidad de competir por la vía de la mayor eficiencia -, protagonizando la primera incursión en materia de reclamos que se la escucha desde hace más de un lustro.
Frente a De Mendiguren se ubicó Juan Carlos Lascurain, presidente de la misma Unión Industrial, quien no atendió al reclamo por la inflación señalando que hay empresarios que han dado aumentos de hasta el 540 por ciento en el curso de los últimos dos años, pero si bien defendió al gobierno en el punto específico en el que lo atacó De Mendiguren, reclamó una actualización del valor del dólar y un freno a los aumentos salarial.
Si la interna de la propia Unión Industrial Argentina lleva a diferenciar los reclamos en virtud de los intereses diversos incorporados a ella, el común denominador - pese a las formalidades y apariencias - consiste en las objeciones a puntos parciales, o en caso extremo, a la escena completa de la gestión del kirchnerismo
De la misma manera, los banqueros, con Jorge Brito, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) y propietario del Banco Macro, ha dirigido sus descargas al secretario de Comercio Interior, contador - especializado en costos - Guillermo Moreno, como respuesta a la indicación de éste para que los bancos bajen el nivel de los intereses en los préstamos a la industria, el consumo y la vivienda.
Cabe recordar que Jorge Brito es uno de los teóricos de la creación y respaldo político a la “burguesía nacional”, una noción con el que Kirchner incursiona frecuentemente en un amago de nomenclador marxista, que queda diluido, resulta presentable en sociedad y se ha constituido, de paso, en uno de los ángulos en los que se pueden respaldar ciertos intentos de definición y avance sobre el medio financiero, desde el costado del kirchnerismo, exclusión específica del presidente de Credicoop, el cuadro comunista Carlos Heller, a quien, sin embargo - mosca blanca - no se le ha escuchado, hasta el presente, objeción o reproche alguno a Guillermo Moreno ni, mucho menos, a la mujer de Kirchner o el propio presidente Kirchner.
En estos días es imposible concurrir a un encuentro empresario de cualquier sector, sin escuchar crecientes críticas al gobierno, que van desde el valor del dólar y la inflación, hasta la política seguida con Aerolíneas o, aún y a pesar de las antinomias formales, la propia política agraria.
Este desplazamiento de lo que fuera la base operativa más importante del kirchnerismo en materia económica, más allá del modelo o de lo que fuere, en relación con la actividad de la producción y el comercio, las finanzas o las obras públicas, no excluye actividades como los jefes de importantes prestadoras de salud como las prepagas, naturalmente afectadas por los intentos de regulación tanto de sus prestaciones como de sus aranceles, que hasta no hace mucho tiempo se mantuvieron al margen de las protestas de diversos sectores afectados por el proceso económico y la decadencia de las expectativas que ofrecía el kirchnerismo.
Es que el tema de la inflación, la manipulación del precio del dólar en esta “renovada convertibilidad” - como la denominó con agudeza, el ex presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, doctor Luis García Martínez, al destacar que la diferencia entre la convertibilidad y el régimen monetario actual, se limita tan solo a haber cambiado el “uno por uno” por el “tres por uno”, manteniendo fijo el nomenclador, contra viento y marea - ha pasado a convertirse en una ecuación de triunfo o fracaso para quienes apostaron a la devaluación a fin de enjugar deudas y obtener algún beneficio extra inmediato, rechazando los costos del impulso devaluatorio que abolió una estabilidad de una década, tan duramente alcanzada.
Entre los factores que impulsan el disimulo de la inflación como un dato central, cabe reconocer, en forma permanente, el valor de los bonos que debe amortizar el estado sobre la base del costo de vida y que multiplican, de manera acelerada, a medida que se incrementa la inflación, el costo para sufragarlos.
El problema de reconocer el índice inflacionario alcanzado, pasa por el alto precio que deberá abonar el gobierno por los juicios que se desprenderán del incumplimiento de la cláusula indexatoria del precio de los bonos por la maniobras empleadas para no pagar esa indexación (intervención del INDEC, dibujo deliberado de los índices, etcétera)...
Sin embargo, el tema parece estarle ganando a puntos extremos si se computan las reacciones que viene generando, en medios empresarios tanto como en medios de la propia estructura del estado, los intentos de disimular la inflación real mediante los dibujos del INDEC.
El punto crítico pasa por dos niveles nítidamente diferentes, aparte de los empresariales antes relatados:
· Los valores que se manejen en el nivel sindical respecto del costo de vida, puntos que, en muchos sentidos, han sido convalidados por el propio gobierno al sugerir y autorizar aumentos que no han bajado del 20 por ciento y han trepado hasta el 40 o 45 por ciento, en función de la mayor incidencia del costo de vida sobre el salario, lo que implica haber admitido que el nivel inflacionario no es del 9 por ciento o menos, que sacraliza el kirchnerismo con Guillermo Moreno;
· El propio presidente del Banco Central de la República Argentina, en su discurso ante el American Council, el miércoles de esta semana, dio por asentado la existencia de una inflación que “debe ser controlada”, usando para esto la plataforma de la Cámara Argentina de Comercio que destaca su adhesión a la política económica oficial y es responsable de la organización de la reunión del organismo norteamericano antes mencionado.
Entre tanto, y a pesar de éstos fuertes cimbronazos y desencuentros, lo único que cabe aseverar es que las presiones contra Guillermo Moreno continuarán y que el respaldo Kirchnerista al secretario de Comercio Interior continuará por su parte, también, en función, justamente, de ese temido ajuste de valor de los bonos del Estado pero, del mismo modo, en función de la temida hiperinflación que temen desatar cuando se sinceren los guarismos.
Micro política
¿Aumento salarial por decreto? – Sin que haya mediado otra negociación que algunos intercambios de segundas y terceras líneas, el cegetismo de Hugo Moyano y el cegetismo de Luis Barrionuevo habrían comenzado a tener una pequeña y débil pero consistente línea de coincidencia: la urgencia de que la presidenta se decida a otorgar un aumento por decreto, en forma inmediata y para hacer frente a demandas mayores que podrán surgir en los inmediato.
Para Moyano el tema es crucial de manera que ante sus cuadros pueda presentar un justificativo por el apoyo al kirchnerismo; para Luis Barrionuevo, es un dato que justificaría la legitimidad de su reclamo de un salario básico de 1.500 o 1.700 pesos; y para ambos, es una manera de desligarlos del compromiso de una presión de fuerza que ignoran qué derivación podrá tener y si podrán, finalmente, contenerla en algún punto.
La idea - a la cual no se ha mostrado ajeno ni resistente, específicamente, el propio ministro de Trabajo, Carlos Tomada, con cierto grado de anuencia condicionada del propio Carlos Fernández conforme con un diálogo mantenido por este con el titular de Trabajo -, consistiría en un decreto ordenando un incremento de salarios desde ahora hasta el 1 de Enero, del 15 por ciento, independientemente de los aumentos otorgados por convenios o negociaciones colectivas laborales.
El aumento estaría fragmentado en dos etapas, la primera de ellas con vigencia a partir del 1 de Setiembre, que podría ser otorgada mediante un decreto dictado en el curso del mes de Setiembre, con retroactividad a la fecha indicada; la segunda a partir del 1 de Enero de 2009, pero sería sobre el salario global percibido hasta esa fecha, lo que la elevaría ligeramente, quizás a un 8,5 por ciento real.
De la misma manera y aún antes y en forma diferenciada de lo que se apruebe finalmente respecto de los jubilados - si, realmente, se aprueba algo antes de finalizar el presente período lectivo del Parlamento - los jubilados tendrían aumentos, en similares fechas, del orden del 5 por ciento (alrededor del 75 por ciento del aumento de los trabajadores en actividad)
El viaje a la Unión – En el curso de Octubre la mujer de Kirchner viajará - se asegura que acompañada por su marido - a Estados Unidos, un punto que fue tangencialmente observado con Tom Shannon durante el encuentro del miércoles de esta semana.
Será, de todos modos, antes del comicio de Noviembre en la Unión, pero en el centro del caldero de la campaña que no anticipa ser un proceso de perfiles suaves, de manera que la ex primera Dama habría consultado informalmente a Shannon si sería infringir alguna norma establecida que ella visite a Obama, por quien, sin dudas, se siente inclinada.
El esquema sobre el cual habría cursado la respuesta Tom Shannon, muy sintética, es que la ex primera Dama no tiene por qué viajar a Washington (¿acaso sería bien recibida y no tendría un fuerte y desdoroso portazo?) ya que su periplo está orientado estrictamente a asistir a la asamblea de las Naciones Unidas, de manera que sus decisiones sobre el proceso electoral norteamericano quedan a su estricto criterio.
De todos modos, los cursos de acción que se seguirán hasta esa fecha, pasan por una puesta al día constante acerca de la evolución de las preferencias electorales y las señales que envíe Obama ya que, en primer lugar, cabe estimar si a Obama lo beneficiaría una visita de la ex primera Dama tal como en su momento evaluó y llegó a una conclusión negativa, tanto la ex rival de Obama, la candidata Hillary Clinton y, en su caso, también, la secretaria de Estado, Condolezza Rice; pero, en segundo lugar, cabe observar atentamente si realmente es Obama el candidato que puede triunfar, como el kirchnerismo supone y espera.
El punto a examinar por Obama no pasa por razones exclusivamente políticas, según los chistes susurrados en los corredores de la cancillería: Obama tendrá presente que los candidatos y figuras que ha apoyado la presidenta no suelen tener finales felices, continuando de este modo una racha que le adjudica disponer de “malas ondas”, en el lenguaje que manejan los adolescentes.
Actualización, Agosto 08, 4ª semana, final
· Shannon: Advertencias (I)
· Shannon: Advertencias (II)
· Una vez más, el American Council y el silencio
· Los empresarios… ¿un paso al costado?
· Micro política
. ¿Aumento salarial por decreto? - El viaje a la Unión
Actualización de la situación política a partir de los hechos relevantes ocurridos hasta el 28 de Agosto de 2008
Shannon: Advertencias (I)
Algo precipitó el viaje del subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado de la Unión, que debía viajar a Paraguay pero repentinamente decidió anticiparse en viaje a la Argentina.
Al menos a mediados de la semana anterior los organizadores de la reunión del American Council y de la Cámara Argentina de Comercio tenían una noticia cierta de la posibilidad de que el alto funcionario llegara a Buenos Aires y tan solo figuraba en una extensa nómina de más de una docena de probables asistentes oficiales, si bien tan solo en noveno lugar de expectativas, aún para la propia embajada de la Unión en Buenos Aires.
El jueves de la semana anterior, cuando se difundieron mediante órganos de internet la posibilidad de asistentes norteamericanos de relevancia política, figuraban tan solo dos legisladores - un senador y un representante (diputado) - así como un funcionario de menor jerarquía del área de comercio del gobierno de la Unión, así como un par de funcionarios, de la misma especialidad, de sendos estados integrantes de la Unión.
Entre ese momento y el anuncio, apenas a 60 horas de que se concretara el viaje del señor Shannon a Buenos Aires, se acumularon una variedad considerable de asuntos que se sumaron, al mismo tiempo, a la atiborrada cartera de asuntos pendientes de la Argentina con Washington.
Sobre las espaldas de la mujer de Kirchner pesaba todavía, al decidirse esta visita, el encuentro realizado en Buenos Aires con Shannon menos de 50 días antes - entre el 10 y el 12 de Julio pasado -, tras haber visitado la ciudad en tres oportunidades anteriores y haberse resistido a descender de su avión en el periplo realizado en Enero por los países del cono Sur - y también y, específicamente, del Mercosur -, como un signo inocultable de fastidio y molestia de la Unión con el gobierno residente en la Capital Federal, algo que entre el fin de 2006 y comienzos del 2007, se había comprimido, por aquél entonces, en un punto: el intento asociado del kirchnerismo y el chavismo, en Mar del Plata, para frustrar - o, al menos, intentar deslucir - la presencia de George Bush en la cumbre de presidentes del continente, realizada en esa ciudad balnearia.
En cada oportunidad de cada uno de sus viajes, el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, tuvo un asunto específico para advertir al gobierno argentino respecto de la anómala conducta continental de Buenos Aires, que se observaba desde Washington, reiterando en cada una de esas mismas oportunidades que “no se pretende presionar o modificar el curso de acción (del gobierno en cuestión) sino tan solo advertir que Washington no es indiferente - como cualquier estado del mundo - a lo que hagan sus amigos o vecinos; y actúa en consecuencia” (sic, según lo que un alto vocero del Departamento de Estado definió cuando se observaba, al promediar el segundo semestre de 2007, todavía con la mujer de Kirchner como mera candidata, la relación más que estrechamente amistosa de Néstor Carlos Kirchner con el teniente coronel Hugo Chávez).
En el último - cuarto - viaje realizado en Julio, Shannon había ofrecido sus consejos al gobierno de la ex primera Dama para encarar exitosamente la negociación con el Club de Paris.
La condición sine qua non de esta negociación, de acuerdo con los principales países acreedores con los que Argentina debe saldar deudas, consiste en reconocer al Fondo Monetario Internacional como síndico de las cuentas, modos y expectativas de pago de la deuda.
En el caso de aceptar, la Argentina cubriría exitosamente ese tramo, Estados Unidos ofrecería su propia negociación para obtener las mejores condiciones y líneas alternativas de crédito, a fin de satisfacer la deuda en cuestión.
La repuesta fue de subido tono soberbio y desconectada de la realidad financiera que informa las habituales negociaciones en todo el mundo: “La Argentina - habría dicho en la oportunidad la presidenta al subsecretario de Asuntos Hemisféricos y ahora lo ha repetido la propaganda oficial a través de sus “medios más que amigos” -, no considera el tema del Club de Paris un asunto para su tratamiento bilateral con Estados Unidos; y la actitud que adopte respecto de la presencia del Fondo Monetario Internacional en la negociación, es de su única y exclusiva incumbencia”.
Quizás le faltó agregar que esa incumbencia también corresponde, por lo menos, a los acreedores - cosa que no hizo, a estar por las mejores versiones de sus dichos -, y que, a estos, corresponde también reconocer un papel preponderante o no a la intermediación eventual de terceros países como, para el caso, podría ser la que pueda ofrecer Washington.
De todos modos, calificadas fuentes diplomáticas confiaron de manera silente, en ese momento - y así lo supieron en su momento, los suscriptores de Informe (2008) Argentina con Lupa - que Tom Shannon habría pasado por encima de estas definiciones de la mujer de Kirchner otorgando un lapso prudencial para que el gobierno redefiniera su estrategia.
Y, así, habló de un lapso entre 60 y 90 días para que le hiciera saber su decisión final respecto de la sugerencia que venía de depositar en sus oídos (por qué no hubo, al parecer, otros papeles escritos que las meras y accidentales transcripciones de las grabaciones de los diálogos mantenidos en esa oportunidad y, en ese punto, cada gobierno debe conservar, seguramente, su propia versión del asunto).
Los 60 días se cumplían, en consecuencia, el 10 de Setiembre; los 90, recién el 10 de Octubre.
Pero en una apretada secuencia, se acumularon algunos hechos de relevancia y curiosidad desde el punto de vista financiero, que se vinculan de una manera conceptual y operativa al tema de la deuda con el Club de Paris, registrados en las dos o tres últimas semanas:
· La Argentina entregó a Venezuela bonos con un interés escalofriante para estos momentos de las finanzas mundiales, superior al 14,8 por ciento y promediando el 15,5, teniendo como respuesta una conocida maniobra caraqueña de revolearlos por todo el mundo;
· Así mismo anunció y comenzó a ejecutar la compra de esos mismos bonos y otros - algunos de estos últimos debía recomprarlos por convenio, desde su suscripción, pero en volúmenes y proporciones que podrían parecer alarmantes -, a los inversiones, como parece haber ocurrido.
· La propia presidenta - conforme se sabía ya desde antes en los medios diplomáticos y se manejaba de manera muy reservada - encaró una suerte de ofensiva contra el Banco de España, debido al informe que - ese Banco Central, autónomo e independiente del gobierno español - estimó respecto de la poco fiable consistencia económica y guía, en materia de asuntos económicos, realizadas en Buenos Aires: la presidenta habría estado alertada de que se daría a conocer ese informe desde una semana antes y habría preparado su equívoca y equivocada respuesta dirigida al banco pero responsabilizando, sin mencionarlo, al gobierno español (y desconociendo así la autonomía del Banco, lo que ha provocado entre indignación y burla, lo primero por el avasallamiento de una autonomía local y lo segundo por atribuirlo ya sea a una copia de lo que ocurre en la Argentina con el Banco Central, como a un mero desconocimiento de cómo se desenvuelven los resortes financieros mundiales;
· En paralelo, el país comenzó a dar noticias más o menos orgánicas de una actitud reiterativa de avance sobre inversiones de países comprometidos en el Club de Paris - específicamente España, en forma inmediata con el caso de Aerolíneas Argentinas - así como ya había hecho con otros casos vinculados a España y a Francia - en materia de aguas y cloacas y de otros tipos como el de administración del aire radiofónico -, acentuando una política estatizadora.
Pero quizá este último punto no aparecía como el más preocupante - si bien en el conjunto la advertencia corría en el nivel de las preocupaciones -, por el hecho de que, cada día más, el modelo de conducción Kirchnerista se acerca a los modelos ejecutados primero por Chávez y, seguido en forma casi magistral, por el gobierno de Evo Morales en Bolivia.
Con todo, desde el punto de vista de Washington, se habría señalado y estaría contenido en las observaciones del mismo Tom Shannon a la presidenta, primero en Julio y, en seguida, en su visita de esta semana, no bien comenzó la entrevista del miércoles último, la diferencia estribaba en la decisión del gobierno de reconocer y proceder, conforme con el derecho, a indemnizaciones justas en el caso de producirse la estatización de cualquier bien o servicio.
Pero al tiempo que el subsecretario de Asuntos Hemisféricos estaba arribando a la Casa de Gobierno, con su discurso inicial enfilado en este sentido y que ejecutaría, con diferencia de minutos, puntual y exactamente, llegaba a conocimiento de él y los diplomáticos de la Unión acreditados en Buenos Aires que lo acompañaban, la nueva versión del pleito suscitado con Aerolíneas Argentinas, en el que la palabra “expropiación”, en voces opositoras y de legisladores del propio gobierno Kirchnerista, acaba de aparecer repentinamente, apenas dos horas antes.
De este modo, el breve introito destacando una diferencia entre kirchneristas, moralesistas y chavistas habría sido rematado por el funcionario diplomático norteamericano con una expresión de preocupada interrogación: “¿Esta novedad de la ‘expropiación posible’ refleja el punto de vista oficial?”, cuestión que, en el curso del diálogo que siguió, quedó técnicamente sin respuesta.
Lo que no fue óbice para que el diplomático visitante señalara a la ex primera Dama que la suma de episodios acreditaban la urgencia de una repuesta a sus inquietudes conversadas durante su viaje anterior, en Julio
De otro modo - habría sido el sentido de su exposición sobre el punto en cuestión -, los Estados Unidos verían con gran pesar que se acentuaran los problemas argentinos en materia de financiación internacional, trepando hasta “el peligro de que haya acciones jurídicas que impliquen interdicciones e inhibiciones en el orden internacional para el país” que podría secar de manera absoluta cualquier movimiento de recursos y fondos desde el exterior hacia la Argentina y viceversa, creando al país una situación que, observando una paronimia heterodoxa, podría considerarse como una “anomia financiera internacional”, en el mismo orden de los efectos de la
desorientación, indiferencia y cuasi parálisis política que experimenta el país desde hace tantos años por su anomia política.
Shannon: Advertencias (II)
Pero de los 50 minutos en que la mujer de Kirchner y Tom Shannon conversaron, el tema del Club de Paris y los desaguisados económicos - entre ellos el INDEC, mencionado como un antecedente y al pasar - ocuparon tan solo una parte breve del diálogo - traductores mediante, solo en algunos momentos, ya que Shannon se maneja fluidamente en castellano - pasando el resto de los asuntos a pesar más sostenidamente aún, en el intercambio entre ambos.
Porque la venida de Tom Shanon se habría apresurado no solo al verificar de qué manera se acumularon los hechos económicos, sobre todo los vinculados a la deuda externa, sino por asuntos recientes que han venido creando severas preocupaciones en el orden diplomático.
Una síntesis de esos episodios, mencionados de manera insistente en esos mismos medios, en sus puntos más destacados es la siguiente:
· La revelación de que existe en la Argentina una importante cabecera de desembarco de narcotraficantes.
· Que esta cabecera no se limita a lo que otrora se consideró, respecto de la Argentina, como una fuente de intermediación para el transporte internacional (país de paso) con escaso consumo y sin producción industrial de alcaloides local;
· Que en la actualidad este esquema se ha trasladado, efectivamente, no solo a un incremento considerable de consumo registrado en el último lustro, cuanto de un centro importante de elaboración, producción y distribución local, con expansión y ramificaciones hacia el exterior;
· Los datos se habrían cohonestado a partir de los asesinatos cometidos en un supermercado de la zona Norte del Gran Buenos Aires, así como el de los tres empresarios asesinados, más el empresario presuntamente suicidado, en una oleada de disciplina miento violentísimo a los vectores que integran el aparato de narcotraficantes, episodios y procedimientos que resultan característicos;
· Pero, derivada de esos datos, la mención del suministro de efedrina habría revelado, a fuentes de la DEA, la instalación de un centro de producción local en crecimiento, dato deducido del crecimiento de los suministros de ese producto que se han ido consumiendo en el curso del último par de años:
· Que todo ello se corresponde con el seguimiento que se hace de la expulsión de buena parte de los productores y elaboradores de cocaína y otros narcóticos de Colombia, a partir de la defección y decaimiento del poder de las FARC;
· Pero, con más alarma, se ha seguido la propuesta de elaborar una legislación que despenalice el consumo de narcóticos, abriendo el mercado libre para el incremento de la oferta de drogas;
· Curiosamente se ha convalidado el origen oficial de la iniciativa por vía del ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos pero, para el caso, con el aval, desde su tribuna, nada menos que de la propia mujer de Kirchner;
· La constatación de que esta iniciativa no ha venido seguida por una política similar a la implementada en varios países europeos (Gran Bretaña - durante algunos años -, Dinamarca, Noruega, etcétera) consistente en quebrar el eje central del comercio narcotraficante mediante la instalación de un padrón de consumidores con capacidad de ser abastecidos por el propio estado - municipal, provincial o nacional - a precios irrisorios, que libera al consumidor de la tutela y explotación de la red narcotraficante, impidiendo que ésta maneje el marketing de creación de nuevos consumidores y confinando el número de los enfermos al estricto segmento que ocupaban en el momento de implementarse las medidas;
· Que todas estas circunstancias hayan desembocado en la verificación de que dos - y quizás tres - de los seis muertos, hasta ahora, de esta nueva oleada de narcotraficantes, ya residentes y operativos en el país, hayan sido importantes contribuyentes a la campaña de la ex primera Dama, para los comicios de Octubre pasado, tras los cuales se instaló en el Poder Ejecutivo Nacional;
· Que esas donaciones hayan procedido de sujetos que técnicamente podrían estar quebrados pero, sin embargo, efectuaron una parte - dos tercios, según se asevera - de las donaciones en dinero en efectivo, propio de los manejos “al contado” del narcotráfico o del genérico lavado de dinero;
· El hecho manifiesto de que, con ese mismo destino, se consignaba la valija de un procesado - y testigo protegido - en la Unión, como Antonini Wilson, con recursos aportados nada menos que desde el paraíso de la tiranía chavista, lo que indica, con bastante mayor precisión un método - y aportes de recursos metodológicos - que no deja mucho espacio para las dudas.
Las precisiones de este conjunto de asuntos, de abigarrado fuste y valor probatorio para muchas fuentes diplomáticas acreditadas en Buenos Aires, habrían generado, conforme con variadas versiones también diplomáticas, un momento de tensión cuando la presidenta reclamó saber qué implicaba, como argumento, ese enunciado de asuntos y qué significaba en cuanto a su gobierno.
El subsecretario de Asuntos Hemisféricos se habría limitado a encogerse de hombros afirmando, en castellano, en forma inmediata: “Los hechos son hechos, más allá de inferencias que se puedan hacer. Yo me atengo a los hechos y me gustaría saber si hay otros, o si alguno de estos es diferente”.
De tal manera, el funcionario norteamericano acercó las cosas a los vínculos estrictos con Venezuela, por un lado; y con Bolivia, por el otro, para terminar considerando las relaciones con ambos países en su conjunto.
La presidenta habría hecho una defensa formal y directa de la “unidad del pueblo boliviano” asegurando que “en cualquier circunstancia la Argentina (el gobierno Kirchnerista) se jugará a favor de la unidad territorial” de Bolivia, desechando cualquier “división que surja en el caso de avanzar el movimiento autonomista”.
Y en ese punto habría habido si no un pedido o reclamo, al menos lo que se entendió como una insinuación, en el momento en el que la ex primera Dama sostuvo que el problema deberá resolverse en Bolivia a partir de la revaloración del subsuelo, el gas y el petróleo, recordando que la Argentina tiene un papel que cumplir como compradora de gas “claro que con tropiezos, ya que se requieren recursos, créditos y respaldo financiero, para cumplir con la mayor rapidez posible con el gasoducto que asegure una llegada más grande de fluido”.
Con una sonrisa, se asevera, Shannon habría recordado que “el crédito está muy cerca de la Argentina, tan cerca como que solucione su deuda con el Club de Paris”.
Aunque se haya preguntado si el tema figuró en el coloquio - no parece haber interés en confirmarlo o negarlo - es probable que en algún momento se hayan mencionado los riesgos de la Argentina de contar con bienes fungibles en el exterior, ante el cúmulo de juicios que demandan compensación por los títulos de la deuda externa, solo contenidos por la ausencia de propiedades ejecutables.
Un punto que coloca en situación muy difícil la idea de contar con una empresa estatal como Aerolíneas Argentinas, que viaje al exterior con aviones propios, los que perdería en sucesivas incautaciones judiciales para satisfacer las demandas de los acreedores.
Una vez más, el American Council y el silencio
La reunión del American Council que sirvió al menos para disimular las motivaciones de la presencia de Tom Shannon en la Argentina, fue una base demostrativa de una variedad de hechos que parecen haber pasado desapercibidos para el conjunto de los analistas.
El primer detalle es que, mientras hace cerca de un año, la ex primera Dama, todavía candidata, aparecía coma la más entusiasta anfitriona de quienes eran identificados como los principales inversionistas norteamericanos - ¡lo que pueden las campañas proselitistas!, cabe exclamar, al recordar aquellos comentarios - reunidos en el American Council - el miércoles pasado brilló por su ausencia, delegando en un ministro (Sergio Massa) todo el peso de hacerse escuchar y tratar de convencer al público empresario convocado, acerca de las bondades del país como vector de inversión, que aquellos convocados hace un año, sin embargo, no eligieron, finalmente, para sus inversiones, pese a que su pretendida anfitriona logró promoverse al exhibirse con ellos, como presidenta de la Nación.
Que la ex primera Dama haya estado ausente - al igual que Julio De Vido - y solo dos ministros significativos como Sergio Massa y Carlos Fernández hayan cubierto la presencia oficial, bien que no en rangos o exposiciones significativas, revela, de paso, la severa dicotomía que vive el propio gobierno Kirchnerista.
No se trata solo de lo poco o mucho que pueda surgir del encuentro, ni de la consecuencia o falta de consecuencia que se registre en las relaciones entre los eventuales inversores y las políticas seguidas por la ex primera Dama, sino de que un gobierno es unitariamente el que puede presentarse ante una entidad como el American Council, salvo que se parta de la base de que la entidad en sí misma no es representativa de jerarquía alguna, o bien que es posible desatender su presencia ya que no responde ideológica o al menos criteriosamente con lo que de ella se pregona.
La fractura interna del gobierno Kirchnerista, tema que ha sido tratado en profundidad en las últimas seis semanas, en este mismo espacio, para los suscriptores del Informe (2008) Argentina con Lupa, se ha puesto una vez mas de manifiesto en el mantenimiento de lazos y compromisos con sectores contrapuestos, no solo de la dirigencia empresaria local sino, de paso, con la que procede del exterior.
Esta ausencia apuntada es un paréntesis, impuesto de hecho, a la Cámara Argentina de Comercio, como uno de los vectores empresarios que han sostenido, de manera denodada y encomiable desde el punto de vista oficialista, el presunto brillo de la gestión de la mujer de Kirchner.
Si en 2007 hubo curiosidad y hasta tentaciones en la reunión del American Council para la inversión, en 2008 costó encontrar alguien que anunciara alguna inversión, salvo media docena de intenciones que oscilaron en montos de entre 72 millones de dólares en cinco años y 14 millones en tres años, con un total de no más de 187 millones de dólares de inversión completa, algo que, en la década noventista era posible registrar como inversión de cada día lectivo del año.
La ausencia de la ex primera Dama marchó en paralelo con la ausencia manifiesta del ministro de Infraestructura, arquitecto Julio De Vido, en tanto la presencia del ministro de Economía, doctor Carlos Fernández, fue notada solo por el sitial preferencial que debió ocupar, dado su cargo, sin escuchar de él mensaje especial o mencionable alguno.
Fuera de la presencia de Tom Shannon, llegado tarde y al principio silencioso, hasta que tuvo un ataque verborrágico en diálogo con el periodismo y pudo dirigir un mensaje esperanzador hacia el futuro para todo el continente - nada especial para la Argentina, de la cual al hablar traía ya cargada su alforja diplomática tras el encuentro con la ex primera Dama -, los oradores de la reunión no figurarían en una memoranda recordable, bien que hayan logrado una repercusión periodística y televisiva notoria… tan solo de los exteriores del Hotel Alvear donde se concretó el encuentro.
Pero esto pone en evidencia la formalidad y acartonado tono con el cual se desenvuelven las relaciones exteriores del kirchnerismo.
Cabe recordar que antes de las elecciones, ante el silencio ostensible de la candidata del presidente Kirchner, sus frecuentes viajes al exterior y sus reiteradas conferencias de prensa en otros países, en contraste con el silencio aportado con su presencia en el país, se aseveró que el principal objetiva y el sesgo central que pensaba imprimir a su gobierno, residía en innovar modalidades de contacto con el exterior.
Un total de once viajes en poco menos de un año, trataban de atestiguar el realismo de ésta suerte de anuncio o promesa respecto de su desempeño, si llegaba a ganar el comicio.
Sin embargo, en el cortísimo lapso de un mes, la ex primera Dama no solo ha debido contabilizar el frustrado viaje a Bolivia - un país calificado de “amigo” - para eludir un “escrache” en el aeródromo al que debía llegar junto a uno de sus mayores benefactores financieros, como es el teniente coronel Hugo Chávez, sino que viene de pelearse primero con el Banco Central y, en seguida con el propio gobierno de España, al que acusa de cosas cometidas por el Banco de España (Central) de ese país, creyendo que allá, como se intenta aquí, el Banco Central tiene una mera dependencia del gobierno político del momento; y, finalmente, recibe de Tom Shannon, si no una reprimenda, al menos una - al parecer justificada - queja por no haber respondido en tiempo y forma un reclamo y propuesta de la Unión, aparte de haber configurado una escena en la cual, los datos principales, alumbran una notoria falta de congruencia diplomática con sus intentos - declarados - de mantener buenas relaciones con Washington, escuchando cómo se despiertan las sospechas de Washington respecto del narcotráfico en la Argentina.
La reunión del American Council difícilmente vuelva a implementarse en la Argentina mientras la presencia de la ex primera Dama constituya el pivote desde el cual se intente potenciarlo.
Es probable, incluso, que el vector empresario comprometido en el asunto, al que se le reconoce experiencia y calidad organizativa, pueda ser responsabilizado del fracaso de una reunión anunciada en las dimensiones exorbitantes con las que se la presentó.
El asunto puede pasar por una nueva frustración de tipo diplomático estrictamente profesional de la Argentina, en la medida en que el ex cónsul en Nueva York y hoy jefe de la embajada argentina en Washington, del mismo modo que fracasó en sus reiterados intentos de conectar a la ex primera Dama con sectores significativos de la actividad empresarial norteamericana, haya sido el vector más importante para este resbalón, al tratar de concentrar el poder de decisión en las invitaciones y en las fórmulas a ser empleadas, una de ellas, para el orden interno, descontando que solo figuras oficialistas - y en el rango más confiable del “cristinismo” - podrían tener acceso, dejando de lado los sectores más destacados de la vida académica, empresaria y del ámbito de los negocios, así como políticos: cabe imaginar como uno de los oradores de fondo a un jefe político de la oposición como Mauricio Macri, Elisa Carrió, Ricardo Hipólito López Murphy o Alberto Rodríguez Saá, para ofrecer una visión diferente de la que puede suministrar un ministro, subordinado político del gobierno?.
Los empresarios… ¿un paso al costado?
Es poco probable que haya una etapa en la historia política argentina en la cual el sector empresario haya tenido una actitud más condescendiente, menos comprometida y más dispuesta a escuchar y negociar con el gobierno que la que actual, que se ha caracterizado por el acercamiento a los modelos más clásicos del empresariado protegido.
Lo curioso de las circunstancias actuales es que, a pesar de eso y de los ingentes favores recibidos - desde la devaluación, aunque ésta se haya ejecutado en paralelo con el default y fuera de la etapa estrictamente Kirchnerista, bien que respaldada y justificada en la plenitud de éste - haya comenzado a registrarse un paulatino y acentuado desprendimiento de los bordes del poder.
Si se pudiera hablar de un modelo, esto estaría indicando el agotamiento del modelo que el kirchnerismo, en continuación con el impulso inicial del duhaldismo, impuso a la gestión pública.
Cabe imaginar, en salvedad y defensa de las responsabilidades que le han correspondido que, probablemente, Eduardo Alberto Duhalde, si hubiera continuado más allá de su corta gestión de un año y pico, habría ya rectificado el tedioso y agotador - tanto como agotado - impulso inicial y, probablemente, podría haber intentado nuevos rumbos, bien que siempre sea técnicamente imposible saber lo que hubiera ocurrido si las cosas no hubieran sido como fueron.
Pero lo cierto es que, junto con la fuerte caída experimentada por la presidenta en materia de relaciones exteriores, antes relatadas y analizadas, y las contingentes revelaciones de la interna en el escenario internacional del American Council, el sector que más sostenidamente ha contribuido a su sostén, como es el área industrial, el de los bancos locales y de la construcción y el comercio, parecen haber iniciado, con excepción, quizás, de estos dos últimos - al menos en su nivel dirigente -, una suerte de retorno o alejamiento marcado.
En la Unión Industrial Argentina se ha registrado ya el primer escarceo, más o menos significativo desde el punto de vista mediático, entre el ex ministro duhaldista José Ignacio De Mendiguren, presentado hasta no hace mucho - no más allá de un mes - como un “acérrimo defensor de la economía Kirchnerista”, viene de reclamar más atención a la ex primera Dama respecto de la inflación, preocupado por el desfasaje del dólar - que le garantizó, no solo algún pingüe negocio en la diferencia entre la cotización de la convertibilidad y la devaluación de 2002 sino eludir la responsabilidad de competir por la vía de la mayor eficiencia -, protagonizando la primera incursión en materia de reclamos que se la escucha desde hace más de un lustro.
Frente a De Mendiguren se ubicó Juan Carlos Lascurain, presidente de la misma Unión Industrial, quien no atendió al reclamo por la inflación señalando que hay empresarios que han dado aumentos de hasta el 540 por ciento en el curso de los últimos dos años, pero si bien defendió al gobierno en el punto específico en el que lo atacó De Mendiguren, reclamó una actualización del valor del dólar y un freno a los aumentos salarial.
Si la interna de la propia Unión Industrial Argentina lleva a diferenciar los reclamos en virtud de los intereses diversos incorporados a ella, el común denominador - pese a las formalidades y apariencias - consiste en las objeciones a puntos parciales, o en caso extremo, a la escena completa de la gestión del kirchnerismo
De la misma manera, los banqueros, con Jorge Brito, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) y propietario del Banco Macro, ha dirigido sus descargas al secretario de Comercio Interior, contador - especializado en costos - Guillermo Moreno, como respuesta a la indicación de éste para que los bancos bajen el nivel de los intereses en los préstamos a la industria, el consumo y la vivienda.
Cabe recordar que Jorge Brito es uno de los teóricos de la creación y respaldo político a la “burguesía nacional”, una noción con el que Kirchner incursiona frecuentemente en un amago de nomenclador marxista, que queda diluido, resulta presentable en sociedad y se ha constituido, de paso, en uno de los ángulos en los que se pueden respaldar ciertos intentos de definición y avance sobre el medio financiero, desde el costado del kirchnerismo, exclusión específica del presidente de Credicoop, el cuadro comunista Carlos Heller, a quien, sin embargo - mosca blanca - no se le ha escuchado, hasta el presente, objeción o reproche alguno a Guillermo Moreno ni, mucho menos, a la mujer de Kirchner o el propio presidente Kirchner.
En estos días es imposible concurrir a un encuentro empresario de cualquier sector, sin escuchar crecientes críticas al gobierno, que van desde el valor del dólar y la inflación, hasta la política seguida con Aerolíneas o, aún y a pesar de las antinomias formales, la propia política agraria.
Este desplazamiento de lo que fuera la base operativa más importante del kirchnerismo en materia económica, más allá del modelo o de lo que fuere, en relación con la actividad de la producción y el comercio, las finanzas o las obras públicas, no excluye actividades como los jefes de importantes prestadoras de salud como las prepagas, naturalmente afectadas por los intentos de regulación tanto de sus prestaciones como de sus aranceles, que hasta no hace mucho tiempo se mantuvieron al margen de las protestas de diversos sectores afectados por el proceso económico y la decadencia de las expectativas que ofrecía el kirchnerismo.
Es que el tema de la inflación, la manipulación del precio del dólar en esta “renovada convertibilidad” - como la denominó con agudeza, el ex presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, doctor Luis García Martínez, al destacar que la diferencia entre la convertibilidad y el régimen monetario actual, se limita tan solo a haber cambiado el “uno por uno” por el “tres por uno”, manteniendo fijo el nomenclador, contra viento y marea - ha pasado a convertirse en una ecuación de triunfo o fracaso para quienes apostaron a la devaluación a fin de enjugar deudas y obtener algún beneficio extra inmediato, rechazando los costos del impulso devaluatorio que abolió una estabilidad de una década, tan duramente alcanzada.
Entre los factores que impulsan el disimulo de la inflación como un dato central, cabe reconocer, en forma permanente, el valor de los bonos que debe amortizar el estado sobre la base del costo de vida y que multiplican, de manera acelerada, a medida que se incrementa la inflación, el costo para sufragarlos.
El problema de reconocer el índice inflacionario alcanzado, pasa por el alto precio que deberá abonar el gobierno por los juicios que se desprenderán del incumplimiento de la cláusula indexatoria del precio de los bonos por la maniobras empleadas para no pagar esa indexación (intervención del INDEC, dibujo deliberado de los índices, etcétera)...
Sin embargo, el tema parece estarle ganando a puntos extremos si se computan las reacciones que viene generando, en medios empresarios tanto como en medios de la propia estructura del estado, los intentos de disimular la inflación real mediante los dibujos del INDEC.
El punto crítico pasa por dos niveles nítidamente diferentes, aparte de los empresariales antes relatados:
· Los valores que se manejen en el nivel sindical respecto del costo de vida, puntos que, en muchos sentidos, han sido convalidados por el propio gobierno al sugerir y autorizar aumentos que no han bajado del 20 por ciento y han trepado hasta el 40 o 45 por ciento, en función de la mayor incidencia del costo de vida sobre el salario, lo que implica haber admitido que el nivel inflacionario no es del 9 por ciento o menos, que sacraliza el kirchnerismo con Guillermo Moreno;
· El propio presidente del Banco Central de la República Argentina, en su discurso ante el American Council, el miércoles de esta semana, dio por asentado la existencia de una inflación que “debe ser controlada”, usando para esto la plataforma de la Cámara Argentina de Comercio que destaca su adhesión a la política económica oficial y es responsable de la organización de la reunión del organismo norteamericano antes mencionado.
Entre tanto, y a pesar de éstos fuertes cimbronazos y desencuentros, lo único que cabe aseverar es que las presiones contra Guillermo Moreno continuarán y que el respaldo Kirchnerista al secretario de Comercio Interior continuará por su parte, también, en función, justamente, de ese temido ajuste de valor de los bonos del Estado pero, del mismo modo, en función de la temida hiperinflación que temen desatar cuando se sinceren los guarismos.
Micro política
¿Aumento salarial por decreto? – Sin que haya mediado otra negociación que algunos intercambios de segundas y terceras líneas, el cegetismo de Hugo Moyano y el cegetismo de Luis Barrionuevo habrían comenzado a tener una pequeña y débil pero consistente línea de coincidencia: la urgencia de que la presidenta se decida a otorgar un aumento por decreto, en forma inmediata y para hacer frente a demandas mayores que podrán surgir en los inmediato.
Para Moyano el tema es crucial de manera que ante sus cuadros pueda presentar un justificativo por el apoyo al kirchnerismo; para Luis Barrionuevo, es un dato que justificaría la legitimidad de su reclamo de un salario básico de 1.500 o 1.700 pesos; y para ambos, es una manera de desligarlos del compromiso de una presión de fuerza que ignoran qué derivación podrá tener y si podrán, finalmente, contenerla en algún punto.
La idea - a la cual no se ha mostrado ajeno ni resistente, específicamente, el propio ministro de Trabajo, Carlos Tomada, con cierto grado de anuencia condicionada del propio Carlos Fernández conforme con un diálogo mantenido por este con el titular de Trabajo -, consistiría en un decreto ordenando un incremento de salarios desde ahora hasta el 1 de Enero, del 15 por ciento, independientemente de los aumentos otorgados por convenios o negociaciones colectivas laborales.
El aumento estaría fragmentado en dos etapas, la primera de ellas con vigencia a partir del 1 de Setiembre, que podría ser otorgada mediante un decreto dictado en el curso del mes de Setiembre, con retroactividad a la fecha indicada; la segunda a partir del 1 de Enero de 2009, pero sería sobre el salario global percibido hasta esa fecha, lo que la elevaría ligeramente, quizás a un 8,5 por ciento real.
De la misma manera y aún antes y en forma diferenciada de lo que se apruebe finalmente respecto de los jubilados - si, realmente, se aprueba algo antes de finalizar el presente período lectivo del Parlamento - los jubilados tendrían aumentos, en similares fechas, del orden del 5 por ciento (alrededor del 75 por ciento del aumento de los trabajadores en actividad)
El viaje a la Unión – En el curso de Octubre la mujer de Kirchner viajará - se asegura que acompañada por su marido - a Estados Unidos, un punto que fue tangencialmente observado con Tom Shannon durante el encuentro del miércoles de esta semana.
Será, de todos modos, antes del comicio de Noviembre en la Unión, pero en el centro del caldero de la campaña que no anticipa ser un proceso de perfiles suaves, de manera que la ex primera Dama habría consultado informalmente a Shannon si sería infringir alguna norma establecida que ella visite a Obama, por quien, sin dudas, se siente inclinada.
El esquema sobre el cual habría cursado la respuesta Tom Shannon, muy sintética, es que la ex primera Dama no tiene por qué viajar a Washington (¿acaso sería bien recibida y no tendría un fuerte y desdoroso portazo?) ya que su periplo está orientado estrictamente a asistir a la asamblea de las Naciones Unidas, de manera que sus decisiones sobre el proceso electoral norteamericano quedan a su estricto criterio.
De todos modos, los cursos de acción que se seguirán hasta esa fecha, pasan por una puesta al día constante acerca de la evolución de las preferencias electorales y las señales que envíe Obama ya que, en primer lugar, cabe estimar si a Obama lo beneficiaría una visita de la ex primera Dama tal como en su momento evaluó y llegó a una conclusión negativa, tanto la ex rival de Obama, la candidata Hillary Clinton y, en su caso, también, la secretaria de Estado, Condolezza Rice; pero, en segundo lugar, cabe observar atentamente si realmente es Obama el candidato que puede triunfar, como el kirchnerismo supone y espera.
El punto a examinar por Obama no pasa por razones exclusivamente políticas, según los chistes susurrados en los corredores de la cancillería: Obama tendrá presente que los candidatos y figuras que ha apoyado la presidenta no suelen tener finales felices, continuando de este modo una racha que le adjudica disponer de “malas ondas”, en el lenguaje que manejan los adolescentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario