Fe es creer en lo que no se ve; es no pretender observar signos, sino dejar huellas. Es entrega, seguridad; nunca posesión.
Quienes emplean su habilidad para implantar más crueldad a la injusticia, acentuando el dolor de los indefensos, intentan demostrar que pueden dosificarla, repartiendo dosis de Fe que, por adulterada, impiden saborearla; solo tienen fe en sí mismos.
La Fe se siente, se vive, se comparte, se testimonia... n
No se raciona, no se vende ni se financia; intangible, nadie podrá nunca manipularla.
Irreducible a un dios terreno que imparte puniciones o bendiciones (según se responda), a una personificación hurtada, a una falsa divinidad de la nada que destruye el sentido de la vida, temida porque se cansa de los errores, porque rechaza a los débiles y utiliza los misterios de lo Divino para reducirlos a promesas y respuestas siempre inalcanzables.
Un espectáculo costoso, cadena de causas y efectos que son realidad tangible, visible, perceptible.
¿Cómo podría una persona acercarse a la dureza del corazón de quien se considera portador exclusivo de ella?
La Fe no admite respuestas preparadas de antemano, trucadas o presuntuosamente consoladoras, ni la parsimonia o la teatralización de milagros; esto es desconocerla como el fundamento que sostiene todo sentido, y contrasentido.
Tal vez se mimetice así la protesta contra Dios mismo, entonces...
¿Cómo encontrarlo donde se lo niega?
Creer es confiar, es dar por cierto algo; es esperar.
Es estar seguros que hoy ningún hombre podrá ubicarse delante o por encima de la Verdad, autoproclamándose único.
Desconfiados de lo tradicional, muchos hombres fatigosamente se ven obligados a confiar en la superficialidad débil, a asentir ante la demostración evidente o considerar que podrían acceder a un proyecto de vida sin incógnitas, sin conflictos o sin enfermedades incurables; una entrega al límite sin límite.
No se cree en aquello que podemos poseer; tampoco en aquello que nos permita negociar la propia seguridad o el propio placer.
El intercambio de favores suena cómodo; el pacto tácito con nuestra más profunda humanidad es más comprometido.
Si consideráramos que creer es obtener gratificaciones o continuas vivencias milagrosas, podríamos pensar en organizar un nuevo grupo sectario.
Creer: credere: cor-dare: dare il cuore: dar el corazón, reciclándolo incondicionalmente en las manos de Otro, no de otro-sujeto que ofrece el resultado.
Dios no ahorra... invierte y se entrega en la Fe.
Ésta nunca cambia, porque no es ambigua; totalmente gratuita, se vive en libertad.
Referencia: Piccola Introduzione alla Fede, Bruno Forte – Società San Paolo, Mondadori Editore S p. A – 1992
Mara Martinoli
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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