"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 2 de junio de 2010

Elecciones en Colombia

EDITORIAL El Mercurio.cl

Gruesamente se equivocaron las firmas encuestadoras en la elección presidencial colombiana, al proyectar un empate técnico entre el candidato oficialista, Juan Manuel Santos, y el presidenciable del Partido Verde, Antanas Mockus.
En los hechos, este último obtuvo el 22 por ciento de los votos, mientras Santos más que lo dobló, con el 47 por ciento. Su victoria no fue suficiente —se necesitaba el 50 por ciento de los votos para ser elegido—, pero ese amplio margen podría anticipar lo que ocurrirá en una segunda vuelta, que estuvo a punto de no realizarse y que ahora deberá llevarse a cabo el próximo 20 de junio.

Los sondeos desestimaron la capacidad del gobernante para transmitir su popularidad a Santos, su ex ministro de Defensa; menospreciaron la alta valoración de la seguridad pública —garantizada por el gobierno— por la población rural, y omitieron ponderar la eficacia de la maquinaria electoral del uribismo.

Tres candidatos que apoyaron las políticas del Presidente Uribe sumaron el 60 por ciento de las preferencias. En el curso de la contienda, Santos se abrió a promover la unidad y, junto con su conocida y enérgica posición en la lucha en contra de las FARC, ofreció una agenda amplia, destinada a mejorar el empleo, la educación y las oportunidades de bienestar de la población.

A pesar de la categórica derrota sufrida por el candidato del Partido Verde, no se podría ignorar que al inicio de la campaña parecía imposible que alcanzara el segundo lugar en esta primera vuelta, debilitando seriamente al candidato de la izquierda. En el tercer lugar —igualmente sorpresivo—, con el 10 por ciento de la votación, resultó Germán Vargas Lleras, ex liberal, presidente del Partido Cambio Radical y seguidor de las políticas de Uribe, pero contrario desde siempre a la reelección del Presidente.

Para el Presidente Uribe, la eventual victoria de Santos en la segunda vuelta debería ser gratificante y, a la vez, demostrativa de la equivocada y fracasada insistencia en un referendo para permitir un tercer período del saliente Mandatario colombiano. La reelección sucesiva lo asimilaba a los artificios de los presidentes del ALBA, iniciados por Hugo Chávez y seguidos por Evo Morales y Daniel Ortega para perpetuarse en el poder.

La Corte Constitucional de Colombia desechó la convocatoria plebiscitaria y la campaña presidencial dejó en claro que Uribe no era insustituible para la continuidad de su “política de seguridad democrática”, que ha permitido el retorno de las inversiones y notables avances en el orden público y en el debilitamiento de las FARC. En efecto, salvo algunas ambigüedades de Antanas Mockus en cuanto a rechazar las interferencias de Hugo Chávez y en el combate en contra de las FARC, los también derrotados candidatos Vargas y los pertenecientes a los desgastados partidos Liberal y Conservador coincidían en las políticas de seguridad oficialistas. Incluso el presidenciable del izquierdista Polo Democrático, Gustavo Petro, denunció y rechazó las amenazas provenientes de la guerrilla terrorista colombiana.

Las instituciones democráticas colombianas se han fortalecido en este proceso eleccionario que implicó siete debates presidenciales, renovación, candidaturas competitivas, la más tranquila y concurrida elección presidencial y resultados prontos, a tres horas de cerradas las urnas.
En los próximos 19 días se forjarán nuevas alianzas y Mockus tendrá que hacer esfuerzos extraordinarios, probablemente infructuosos.

Interesante será entonces la reacción de Hugo Chávez frente al altamente posible triunfo de Juan Manuel Santos.
Su candidatura fue estimada peligrosa por el Presidente venezolano, y su victoria en primera vuelta recibió una respetuosa y oportuna acogida del Presidente Correa, de Ecuador.

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