"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 25 de noviembre de 2010

Información tutelada

La pregunta clásica.

¿Con qué desconocido te irías a tomar un café?

Pues ahora me iría con alguien de la Junta Electoral. Tengo una curiosidad malsana por saber cómo son, a qué dedican el tiempo libre.

La definición de Junta Electoral dice: "Es el órgano superior de la Administración electoral", y está formada por ocho magistrados del Supremo designados por el CGPJ, cinco catedráticos a propuesta de los partidos, el secretario general del Congreso y, con voz pero sin voto, el director general de la Oficina del Censo Electoral.

Sus competencias son de calado en una campaña electoral, y van desde supervisar el censo hasta expedir las credenciales parlamentarias. Por el camino tienen tiempo de hacer de periodistas, y es esta faceta de su vocación pública la que nos lleva de cabeza.

Lo último, prohibir el cara a cara entre Mas y Montilla, alegando sesudas razonas normativas. Es decir, la misma junta que hizo pelillos a la mar con el Zapatero-Rajoy –en línea con Alicia Croft Sánchez-Camacho, que se escandaliza cuando los suyos quedan fuera, pero se olvida de lo contenta que estaba cuando su líder excluía a los otros del debate a dos caras– ha impedido el debate con más interés de las últimas décadas en Catalunya.

Un cara a cara de esta naturaleza, ¿no debería ser considerado un bien de interés general?

Lo digo porque más allá de las soflamas al uso, lo cierto es que Mas y Montilla no están al mismo nivel de representatividad que el resto de los candidatos, son los únicos que pueden llegar a la presidencia, y su careo es muy relevante.

Por decirlo con el símil futbolístico que usé el otro día en el JELO de Julia Otero, es el debate de la Champions, sin desmerecer a los que juegan en la gran liga. Y no me vengan con lo de la discriminación, porque la democracia discrimina siempre, no en vano hay algunos que están en segunda, tercera y hasta en regional. Si no es lo mismo, en términos informativos, Carretero que Herrera, no es lo mismo Herrera que Montilla.

El cara a cara forma parte del núcleo duro de la información y su prohibición no se hace ni por interés general ni informativo, sino estrictamente por el miedo a la libertad periodística que aún tenemos en este país.

La Junta Electoral es una tutela insufrible al periodismo, que va desde la imposición de unos bloques estúpidos en los medios públicos hasta la dictadura del cronómetro.

En campaña los periodistas de la pública se convierten en puros escribas, en simples reproductores de los dictados de los jefes de campaña. Lo de prohibir el cara a cara suma en esta suma de atropellos a la libertad informativa, y es así como una Junta Electoral pasa, de ser un órgano de garantías, a convertirse en puro censor del periodismo.

Tutelan la información, ellos que no son periodistas, y gracias a su tutela muere el periodismo y vive la propaganda.

Fuente: La Vanguardia.com

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