Todos los que están privados de libertad por la búsqueda de la verdad,
sabéis todos, que en su lucha está su redención y por tanto sus espíritus son nuestros lazarillos que nos guían por el sendero de la apariencia y de lo falso.
Creo con tristeza que la bondad y el honor son pasto de las hienas furiosas en la noche de esta vida nuestra, vida repleta de mohatreros y de virtudes iluminadas por la luna triunfante.
Sean ellos, por imperativo del eterno, los que se desvistan de oscuridad para que tomemos conciencia y arrojo en este turbulento mar de navíos sin vela ni horizonte.
La libertad ¡oh Bello dogma de negro augurio!, hija de nuestro tiempo sin espíritu, nació entre las sábanas de un lupanar sangriento que por exceso parió cadalsos, tantos como falsos testimonios contra natura y plazas herrumbrosas por hierro adherido al odio militante.
Los hombres buenos tienden siempre a sentir el dolor como un compañero inseparable de fatigas...
No obstante, sin él no es posible buscar entre la maleza de nuestro alma un ápice de luminosidad para desentrañar el astro rey de nuestra conciencia.
Pedro Varela es un ejemplo para todo aquel que desee enfrentarse contra el monstruo de la inanidad y de lo bajo.
El temple ennoblece a los que expían su espíritu en la búsqueda de la afirmación de lo auténtico y saben despojarse de aquello que le es superfluo.
Esto es lo que representa la firmeza de un hombre que va más allá de sí mismo.
Sólo me merece admiración su tesón y voluntad vital por el vivir en la defensa de una cosmovisión diferente, que nos debería, como mínimo, causar respeto aunque haya personas que no la compartan.
Te deseo lo mejor y te ofrezco mi apoyo.
Jorge Contresa
Fuente: Tsunami Político
No hay comentarios:
Publicar un comentario