No me parece
WRITTEN BY JOSE BENEGAS
Comunistas no son, los comunistas no tienen empresas ni empresarios aliados.
Pueden ser ricos ellos en lo personal, por corruptos, pero los empresarios no forman parte de su estructura de poder, los expropian.
No son estrictamente fascistas porque carecen de una doctrina, solo repiten dos o tres relatos que recogen como un delíbery diario en las usinas de propaganda.
El “modelo” que profundiza la multimillonaria señora Cristina Fernández de Kirchner es una forma de neo-nazismo, utilización brutal del poder, exacerbación del odio, creación y búsqueda de fantasmas, y una cantidad importante de empresarios/delincuentes y testaferros apoderándose de la economía por medios extorsivos, la suspensión de la realidad, el manejo policial de la actividad productiva e invocación a la nacionalidad para dividir y manipular.
Son de izquierda, de eso no hay duda, porque el nazismo es un tipo de izquierda, pero es un esquema ideológico que cabe en un papelito de chicle bazooka, sin otra tradición que la brutalidad.
Tiene también sus manifestaciones de anti-semitismo aunque no han cometido ningún genocidio, pero no hace falta que ese elemento los caracterice por completo.
Los perseguidos son móviles, para el sistema la persecución es un combustible no un impertativo.
Los nazis deben ser reconocidos aunque cambien de víctimas.
Los principios de la propaganda goebbeliana los definen a la perfección:
Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único símbolo.
Individualizar al adversario en un único enemigo (Clarín, el campo, las corpo, la derecha)
Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo.
Los adversarios han de constituirse en suma individualizada (la derecha, clarín, los sectores concentrados)
Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque.
«Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan» (“no nos dejan hablar”, “todo lo ven mal”, “fulano es facho”)
Principio de la exageración y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave (Carlitos Balá hacía películas de colimbas, Susana Gimenez pidió mano dura, Mirtha Legrand)
Principio de la vulgarización.
Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.
Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.
La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar (Tognetti, Florencia Peña, Pakapaka, Camilo García)
Principio de orquestación.
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto.
Sin fisuras ni dudas.
De aquí viene también la famosa frase:
«Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad» (cualquiera de las anteriores)
Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa.
Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. (tapan un escándalo con otro, la oposición desaparece)
Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias (operaciones al estilo “hay un fenómeno nuevo llamado “cristimacrismo”)
Principio de la silenciación.
Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines (Actividad permanente de ignorar las malas noticias, hacer desaparecer la información política de la televisión abierta, censurada durante 7 años)
Principio de la transfusión.
Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales.
Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas (utilización política de la década del setenta)
Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad (las nuevas generaciones se dieron cuenta de lo buenos que somos).
Dicho esto vale aclarar que el nazismo no es una forma legítima de gobernar, es una dictadura, a la que no se le debe respeto, sumisión ni obediencia.
Si el sistema político argentino incluye estas formas totalitarias de poder como una opción en competencia en la democracia, entonces el asunto es que no tenemos constitución.
Y sin constitución no existe legitimidad.
Habrá que esforzarse entonces por tener una.
Boletín Info-RIES nº 1102
-
*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 4 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario