Por el Dr. Jorge B. Lobo Aragón (*)
La Declaración Universal de los Derechos Humanos
considera "que todos los seres humanos nacen libres y en igualdad de
condiciones.
También reconoce que es un ideal común por el que
todos los pueblos y naciones deben de esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el
respeto a estos derechos y libertades y se esfuercen para que su aplicación sea
universal y efectiva”
El logro de la igualdad de oportunidades para todas
las personas con discapacidad, sin ningún tipo de discriminación es una
contribución fundamental al esfuerzo mundial de movilización de recursos
humanos y es parte de la democracia e
igualdad social por la que luchamos millones de personas en todo el mundo.
La preocupación de las Naciones Unidas sobre los
derechos humanos, se precipitó con el Holocausto y con los horrores de la
Segunda Guerra Mundial.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos,
proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, asevera que
los respetos para los derechos humanos y la dignidad son "la base y
cimientos de la justicia, de la libertad y de la paz en el mundo"
Estos derechos se articulan posteriormente en dos
convenios internacionales, uno sobre los derechos económicos, sociales y
culturales; y el otro en los derechos civiles y políticos. Junto con la
Declaración, estos convenios constituyen el Documento Internacional de los
Derechos Humanos, el cual es legalmente obligatorio.
Sin embargo y a pesar de la fuerza legal de estos
derechos, no describen la realidad.
En muchos países, los derechos humanos han sido
asimilados con la libertad de represión de los Estados.
Mientras que aumenta la retórica y el enfoque en
asuntos relacionados con la igualdad, todavía existe una gran distancia que
separa las palabras de la acción.
En 1995, las Naciones Unidas convocaron a la Reunión
Cumbre del Mundo para el Desarrollo Social para mejorar "la condición
humana".
Los temas medulares de la Cumbre, incluían “la
erradicación de la pobreza y la promoción de
sociedades seguras, estables y justas"
No obstante una vista retrospectiva de los
últimos años, muestra un panorama
desolador. Una copia reciente del reporte del Secretario General de las
Naciones Unidas sobre la implementación de los compromisos de la Cumbre, indica
lo siguiente:
El mundo se ha convertido en un lugar con mayores
desigualdades.
La desigualdad aumenta en la pobreza, desempleo y en
la exclusión social.
La reducción de los gastos sociales ha traído como
consecuencia una disminución en la
Capacidad del gobierno para promover la integración
social, en esfuerzos tales como:
Promoción de la democratización, incluyendo
promoción en la igualdad y de los derechos
humanos, así como fórmulas participativas del gobierno y protección
social e inclusión de los grupos
vulnerables, tales como una persona con una discapacidad.
Nuestro objetivo en los derechos humanos, no debe
ser garantizar derechos especiales para las personas solo en base a su
discapacidad, sino más bien asegurar que todas las personas, sin importar su
discapacidad o cualquier otro factor, puedan ejercitar plenamente sus derechos
como ciudadanos.
Para lograr esto, nuestras comunidades deben actuar
de tal manera que permitan que todos los ciudadanos participen.
Muchos han argumentado que la promoción de los
derechos humanos, especialmente para los grupos tan vulnerables como lo son las
personas con una discapacidad, resulta muy costosa y que no puede sostenerse
mientras el mundo esté enfrentando la demanda de otras prioridades.
Sin embargo es indiscutible la importancia,
trascendencia y gran relevancia histórica que guarda la promoción de los
derechos humanos de las personas discapacitadas.
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo
del Dr. Jorge B. Lobo Aragón (Abogado y ex Juez y Fiscal en lo Penal) por
gentileza de su autor.
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