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Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Médicos y resentimiento social



Lucy Gómez / Analítica.com

El elemento más fuerte de la nueva legislación es el resentimiento.
Ese resentimiento social que se nota por encimita a los chavistas de la Asamblea Nacional y a los que actúan en otros escenarios públicos, cuando hablan del médico “elitista y separado del pueblo”.
Se traduce en que les molesta que la mayoría de las consultas privadas estén de bote en bote aunque haya que pagar entre 350 y 500 bolívares (y más) para que lo vean a uno
Uno de los componentes más fuertes de la campaña contra los médicos titulados en las universidades nacionales, no es precisamente la necesidad de formar a técnicos intermedios que puedan dar asistencia a la población.
Y se nota en la ley que acabará con el ejercicio de la medicina tal como lo conocemos.
El elemento más fuerte de la nueva legislación es el resentimiento.
Ese resentimiento social que se nota por encimita a los chavistas de la Asamblea Nacional y a los que actúan en otros escenarios públicos, cuando hablan del médico "elitista y separado del pueblo".
Se traduce en que les molesta que la mayoría de las consultas privadas estén de bote en bote aunque haya que pagar entre 350 y 500 bolívares (y más) para que lo vean a uno.
Pero ¿por qué las clínicas están llenísimas, aunque sean carísimas?
Precisamente por el colapso de la asistencia pública en Venezuela.
En un país donde una madre con un niño prendido en fiebre puede esperar fácilmente cuatro horas para que los atiendan en el Seguro Social, es lógico que la mayoría de la gente que tiene algún dinero, pague lo que sea para que lo atiendan correctamente en una clínica privada.
Por eso es que los médicos, que provocan la envidia roja rojita, tienen que ser desplazados, medidos y controlados por el Estado.
De allí todo ese articulado para que no cabalguen horarios, para que se les cense para saber dónde trabajan, cuánto ganan, como lo hacen, etc, etc.
Además, esto de validar instituciones gremiales para recibir a los médicos descalzos que tengan de diez miembros para arriba, no va solo con los médicos.
Va con todos los profesionales colegiados y todos los gremios profesionales de Venezuela.
En doce años de revolución, una de las espinitas en el zapato del gobierno es que aún no han podido controlar lo que se gana en el libre ejercicio de la profesión, siendo competente. Al gobierno le molesta el éxito capitalista y por ende individualista de la clase media venezolana que sale adelante a punta de trabajo, disciplina y creatividad y no necesita vivir de lo que le paga el gobierno.
En fin, que pronto tendremos a la administración pública encima para saber cuándo, cómo y por qué ganamos lo que ganamos.
Después, por supuesto, vendrá el registro, que parece que es lo único que conocen como método, para hacer listas precisas de los recursos de los cuales podrán echar mano, para quitarnos a nosotros y poner a alguien afecto al régimen en nuestro lugar, si pueden.
Que al final, de eso se trata.
Quitar a un médico que "cabalgue" horarios y colocar uno de los graduados por la revolución.
Estar seguros de que los profesionales que contrate la Contraloría General, sean partidarios o se hayan inscrito en algún partido pro Chávez (ya la Contraloría anunció un censo de profesionales y hay una norma que prohíbe contratar con todo aquel que no esté censado y bien censado)
En fin, yo los quiero ver con los contadores, esos que le hacen a uno el impuesto sobre la renta los meses de zafra y que trabajan en todas las oficinas públicas y de las otras, pero tienen su oficina de "mata tigres" en su casa.
Médicos, contadores, economistas, profesores, ingenieros, arquitectos ¿periodistas?, es verdad, los profesionales graduados en universidades libres de ideología revolucionaria no tenemos moral bolivariana ni socialista y somos un azote social.
Hay que acabarnos.
Por nuestro bien, que es el motor primigenio de los grandes gobernantes, tienen que meternos en cintura y hacernos ver el camino de la luz, que es quedarnos en nuestra casita sin hacer olas, trabajando lo mínimo y dedicándole casi todo nuestro tiempo a darle loas a nuestro benemérito del siglo XXI, que piensa gobernar hasta el 2041
¿No?
De todos modos, aunque aprueben esa ley, la realidad es la razón última.
Si no existe una buena medicina bolivariana, nadie irá a verse con esos médicos que protege el gobierno, o se acudirá a ellos para cosas menores.
Si son muy buenos, sustituirán a los profesionales médicos a los que estamos acostumbrados.
Estos choques constantes para socavar a la clase media y hacer de Venezuela un país de solo pobres, solo irá adelante si lo permitimos.
Pero no hay que dejar de decir la verdad, tal y como la entendemos.
La empresa privada de todos y cada uno de nosotros, ya sea porque tengamos casas en alquiler, tengamos una profesión de libre ejercicio o tengamos un negocio de libre emprendimiento quiere ser controlado por el Estado socialista al cual le fastidia el éxito individual y sus compañeros, la riqueza y el bienestar.
Por eso quieren acabar con nuestro horroroso dinero mal habido, porque no nos lo paga el Estado.
Y por eso no tenemos que ponernos de rodillas para que nos lo paguen, ni darle diezmos a la campaña.

nuevatoledo@gmail.com

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