Lucy
Gómez / Analítica.com
El elemento más fuerte de la nueva legislación es el
resentimiento.
Ese resentimiento social que se nota por encimita a
los chavistas de la Asamblea Nacional y a los que actúan en otros escenarios
públicos, cuando hablan del médico “elitista y separado del pueblo”.
Se traduce en que les molesta que la mayoría de las
consultas privadas estén de bote en bote aunque haya que pagar entre 350 y 500
bolívares (y más) para que lo vean a uno
Uno de los componentes más fuertes de la campaña
contra los médicos titulados en las universidades nacionales, no es
precisamente la necesidad de formar a técnicos intermedios que puedan dar
asistencia a la población.
Y se nota en la ley que acabará con el ejercicio de
la medicina tal como lo conocemos.
El elemento más fuerte de la nueva legislación es el
resentimiento.
Ese resentimiento social que se nota por encimita a
los chavistas de la Asamblea Nacional y a los que actúan en otros escenarios
públicos, cuando hablan del médico "elitista y separado del pueblo".
Se traduce en que les molesta que la mayoría de las
consultas privadas estén de bote en bote aunque haya que pagar entre 350 y 500
bolívares (y más) para que lo vean a uno.
Pero ¿por qué las clínicas están llenísimas, aunque
sean carísimas?
Precisamente por el colapso de la asistencia pública
en Venezuela.
En un país donde una madre con un niño prendido en
fiebre puede esperar fácilmente cuatro horas para que los atiendan en el Seguro
Social, es lógico que la mayoría de la gente que tiene algún dinero, pague lo
que sea para que lo atiendan correctamente en una clínica privada.
Por eso es que los médicos, que provocan la envidia
roja rojita, tienen que ser desplazados, medidos y controlados por el Estado.
De allí todo ese articulado para que no cabalguen
horarios, para que se les cense para saber dónde trabajan, cuánto ganan, como
lo hacen, etc, etc.
Además, esto de validar instituciones gremiales para
recibir a los médicos descalzos que tengan de diez miembros para arriba, no va
solo con los médicos.
Va con todos los profesionales colegiados y todos
los gremios profesionales de Venezuela.
En doce años de revolución, una de las espinitas en
el zapato del gobierno es que aún no han podido controlar lo que se gana en el
libre ejercicio de la profesión, siendo competente. Al gobierno le molesta el
éxito capitalista y por ende individualista de la clase media venezolana que
sale adelante a punta de trabajo, disciplina y creatividad y no necesita vivir
de lo que le paga el gobierno.
En fin, que pronto tendremos a la administración
pública encima para saber cuándo, cómo y por qué ganamos lo que ganamos.
Después, por supuesto, vendrá el registro, que
parece que es lo único que conocen como método, para hacer listas precisas de
los recursos de los cuales podrán echar mano, para quitarnos a nosotros y poner
a alguien afecto al régimen en nuestro lugar, si pueden.
Que al final, de eso se trata.
Quitar a un médico que "cabalgue" horarios
y colocar uno de los graduados por la revolución.
Estar seguros de que los profesionales que contrate
la Contraloría General, sean partidarios o se hayan inscrito en algún partido
pro Chávez (ya la Contraloría anunció un censo de profesionales y hay una norma
que prohíbe contratar con todo aquel que no esté censado y bien censado)
En fin, yo los quiero ver con los contadores, esos
que le hacen a uno el impuesto sobre la renta los meses de zafra y que trabajan
en todas las oficinas públicas y de las otras, pero tienen su oficina de "mata
tigres" en su casa.
Médicos, contadores, economistas, profesores,
ingenieros, arquitectos ¿periodistas?, es verdad, los profesionales graduados
en universidades libres de ideología revolucionaria no tenemos moral
bolivariana ni socialista y somos un azote social.
Hay que acabarnos.
Por nuestro bien, que es el motor primigenio de los
grandes gobernantes, tienen que meternos en cintura y hacernos ver el camino de
la luz, que es quedarnos en nuestra casita sin hacer olas, trabajando lo mínimo
y dedicándole casi todo nuestro tiempo a darle loas a nuestro benemérito del
siglo XXI, que piensa gobernar hasta el 2041
¿No?
De todos modos, aunque aprueben esa ley, la realidad
es la razón última.
Si no existe una buena medicina bolivariana, nadie
irá a verse con esos médicos que protege el gobierno, o se acudirá a ellos para
cosas menores.
Si son muy buenos, sustituirán a los profesionales
médicos a los que estamos acostumbrados.
Estos choques constantes para socavar a la clase
media y hacer de Venezuela un país de solo pobres, solo irá adelante si lo
permitimos.
Pero no hay que dejar de decir la verdad, tal y como
la entendemos.
La empresa privada de todos y cada uno de nosotros,
ya sea porque tengamos casas en alquiler, tengamos una profesión de libre
ejercicio o tengamos un negocio de libre emprendimiento quiere ser controlado
por el Estado socialista al cual le fastidia el éxito individual y sus
compañeros, la riqueza y el bienestar.
Por eso quieren acabar con nuestro horroroso dinero
mal habido, porque no nos lo paga el Estado.
Y por eso no tenemos que ponernos de rodillas para
que nos lo paguen, ni darle diezmos a la campaña.
nuevatoledo@gmail.com
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