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sábado, 31 de marzo de 2012

"Apablaza visita semanalmente la casa Rosada": Juan Bautista Yofre




El periodista y escritor argentino disecciona la relación bilateral y revela detalles de su último libro, donde aborda la participación de Chile en la Guerra de las Malvinas.
Por Claudia Farfán M. / Fotografía: Rodrigo Saenz - Agenciauno

Juan Bautista Yofré estuvo a cargo de la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side) en el inicio del gobierno de Carlos Menem.
Luego fue designado diplomático y asesor directo del ex presidente peronista en la Casa Rosada.
Su paso por estos enclaves del poder, sumado a una larga experiencia como periodista político han hecho que sus libros se lean con expectación en su país.
Así ha sucedido en la mayoría de sus trabajos, incluido Misión Argentina en Chile, donde tuvo acceso a documentos inéditos sobre el período de la Unidad Popular.

Ayer, Yofré lanzó en la Feria del Libro de Santiago su última investigación: 1982 Los documentos secretos de la Guerra de las Malvinas/Falklands y el derrumbe del Proceso.
Ahí, reconstruye parte de la trama política que desencadenó el conflicto armado con Gran Bretaña, en base a antecedentes reservados de la Cancillería argentina y la "Memoria de la Junta Militar".
En esta entrevista se refiere a algunos de los puntos más controvertidos del libro, como es la participación de Chile en el conflicto.
Además, repasa la relación bilateral y el impacto que tuvo en ésta la situación del ex frentista Galvarino Apablaza.

Su libro está en el primer lugar de ventas en Buenos Aires. 
¿Por qué piensa que, después de todo lo que se ha escrito al respecto, la Guerra de las Malvinas genera tanto interés en su país?

Lo que pasa es que es un tema casi sagrado.
Desde muy pequeño se nos enseña que las Malvinas son argentinas. Además, el interés crece porque el próximo 2 de abril se cumplen 30 años de la guerra.

Familiares de soldados argentinos que perdieron la vida en el conflicto dicen que los propios ingleses han tratado con más humanidad que usted los errores que llevaron a la derrota a Argentina. 
¿Cuál es su visión de la guerra?

En todo el libro va a verse una visión negativa y escéptica, porque las Malvinas es un asunto demasiado limpio y puro para fines tan pocos claros.
Lo que yo pruebo es que la guerra se hizo para un fin político de la Junta Militar.
Lo decía el mismo (ex almirante Jorge) Anaya.
"Había que consolidar al gobierno militar, para luego negociar con la clase política"
En una ocasión, cuando volví a la Argentina en marzo de 1982 (después de vivir varios años en Estados Unidos), iba caminando con mi cuñado diplomático y se me acercó un hombre ligado a la Armada. Me dijo: "Preparáte porque ya viene Malvinas.
"No", pensé, yo vengo de un país en serio, eso no se hace sin un guiño de ojos de Estados Unidos.
Cuando se fue le comenté a mi cuñado: "Nos van a cagar..."

El ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei, reconoció que nuestro país fue un aliado de Inglaterra en este episodio, entregando información estratégica sobre la ubicación de las tropas argentinas. ¿Qué antecedentes tiene usted al respecto?

En Argentina siempre se pensó que Chile podía dar una puñalada por la espalda.
Esa es la verdad.
¿Cómo se demuestra eso?
De los cinco jefes de cuerpo, solamente uno sabía que se iba a hacer Malvinas: el general Osvaldo García. Por eso dispuso sus mejores tropas no contra Gran Bretaña, sino en la frontera con Chile.
Yo estuve en febrero con García, que estaba preso.
El tuvo la confianza de sentarse conmigo y abrir su diario íntimo.
Matthei habló con entereza del apoyo que Chile le dio a Gran Bretaña.
Y que solamente él y Pinochet conocían ese secreto.
Eso no es cierto.
Toribio Merino también lo sabía, porque dio la orden de disponer la flota chilena para impedir que Argentina lograra sus objetivos.
Esto sucedió a partir del 19 de abril de 1982.
En el libro está el documento inédito con esa orden.

¿Qué información existe sobre la participación de Chile en el hundimiento del buque "General Belgrano", hecho que costó la vida a 323 uniformados de su país?

Cuando Matthei te cuenta que están haciendo una tarea de inteligencia y de detección a favor de Gran Bretaña, no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que, seguramente, han pasado información sobre movimiento de barcos.
Yo creo que ahí estaban actuando también los satélites norteamericanos.

¿Cómo explica la actuación de Chile?

Los chilenos siempre pensaron que después de Malvinas venía el Beagle.

La Presidenta Cristina Kirchner fue reelecta con una votación histórica, tiene el control del Congreso, el poder municipal. ¿Cómo vislumbra la relación política que tendrá con Chile?

Seguramente, ella se sentiría más cómoda con alguien de la Concertación.
Pero ganó Sebastián Piñera.
En el último tiempo, sin embargo, Piñera tuvo gestos que cayeron bien a los Kirchner.
Uno de ellos fue la reunión de urgencia que se hizo en Buenos Aires, para tratar la "chirinada" o el intento de golpe en Ecuador.
Después se vio a un Presidente de Chile llegar a las pocas horas de la muerte de Néstor Kirchner, conmovido, dando su pésame a Cristina Fernández.
Eso afloja no sólo a los mandatarios, sino también a la sociedad.
Creo que su relación con Piñera es buena.
Ustedes tienen un buen embajador en Buenos Aires, Adolfo Zaldívar, que tiene un enorme acceso a la sociedad política y económica argentina.
¿Cómo ve usted las señales que ha dado la Casa Rosada hacia Chile?

La semana pasada, en Argentina se condenó a los oficiales navales que trabajaban en la Escuela Mecánica de la Armada, porque cometieron actos de violación a derechos humanos.
Entre el público pude observar a un señor que se llamaba Galvarino Apablaza, el "Comandante Salvador". Ese personaje está todavía en Buenos Aires.
Su mujer trabaja en la Casa Rosada y él visita semanalmente ese lugar.
Aplaudía como condenado, pero él asesinó a un senador en plena democracia y secuestró a un empresario en plena democracia.
Argentina tiene que entregarlo.
¿A qué atribuye la resistencia del gobierno transandino a expulsar al ex líder del FPMR?

Cristina Kirchner debe tener presiones muy grandes para no entregarlo.
Salvador Allende y el general Alejandro Agustín Lanusse también tuvieron una buena relación, pero el presidente chileno recibió tantas presiones que no devolvió a cinco jefes terroristas argentinos, entre ellos, a Santucho.
Si yo fuera presidente, Apablaza ya estaría acá, con traje anaranjado.
Otro foco de tensión se produjo entre los Kirchner y Piñera, cuando el ex embajador Miguel Otero defendió al gobierno de Pinochet, señalando que "la mayoría de los chilenos no sintió la dictadura".

Fueron declaraciones desafortunadas, pero Otero no hizo otra cosa que repetir las palabras de Eduardo Frei Montalva y de Patricio Aylwin, horas después del 11 de septiembre de 1973.
Le recuerdo, además, las confidencias de Frei Montalva al ex embajador argentino en Chile Javier Gallac, diciendo que se venía una dictadura marxista-leninista en Chile (diálogo revelado en el libro Misión Argentina en Chile).
A su juicio, ¿en qué períodos la relación Chile-Argentina ha pasado por un buen momento?

El general Alejandro Agustín Lanusse y Salvador Allende tuvieron una gran relación personal. Lanusse fue el último gran caudillo militar y tiró abajo las fronteras ideológicas.
El problema con Chile fue que en ese entonces era un santuario de la guerrilla.
El ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y Los Montoneros pasaban por acá y se iban a Cuba con sus maestros del MIR.
La Junta Coordinadora revolucionaria se forma en noviembre de 1972, entre Miguel Enríquez y Mario Roberto Santucho.
Ahí estuvo presente también Bautista von Schowen.
Lanusse tuvo un gran gesto con Allende.
Los norteamericanos quisieron que apoyara un golpe militar en Chile, pero Lanusse respondió:
"Ustedes ya tienen un Vietnam. No vengan a instalar un Vietnam acá".


¿Cómo recuerda la relación entre Juan Domingo Perón y Allende?

Entre ellos no hubo una buena relación, porque el gobierno de Perón era de derecha, no era de izquierda. Cuando cayó el Presidente Allende, el martes 11 de septiembre, Perón dijo:
 "Ahora estamos seguros por ese lado."
Sabes ¿por qué?
Porque cerraron la frontera

En perspectiva, ¿cómo fue la relación bilateral en el período de los regímenes militares que vivieron ambos países?

El año 75, entre Pinochet e Isabel Perón hubo una coordinación en la guerra antisubversiva.
Instalaron el operativo Cóndor.
Después de Isabel Perón viene el general Rafael Videla.
Ese no fue un buen momento, por todo lo relacionado con el Beagle.
Estuvimos a punto de ir a la guerra, pero Videla la paró a último momento, porque pese a todo era un hombre sensato.
Luego asume Raúl Alfonsín (en 1983), pero tampoco fue un buen momento en la relación con Chile, porque nunca se vio con Pinochet.


¿Por qué le parece mal que un gobierno democrático como el de Alfonsín no se relacionara con el fallecido general chileno?

Eso es negativo, porque finalmente, con Pinochet tenía una frontera en común.
Pero ese Alfonsín sí viajó a Cuba y se entrevistó con Fidel Castro.
Entonces, ahí hablo de la dualidad de los derechos humanos, porque Cuba es un campo de concentración.

¿A qué atribuye la buena relación que hubo entre Chile y Argentina en la era Menem?

Con Menem la relación es buena, porque él es un hombre de La Rioja.
No es un porteño y caminaba por Santiago con la misma humildad que en Argentina.

¿El hecho de que la justicia chilena denegara su extradición por casos de corrupción investigados en Argentina, no tuvo ningún costo?

Esa fue una situación puntual, casi una anécdota.


¿Fue Néstor Kirchner uno de los más duros con Chile?

La relación empeoró con Kirchner.
Vino la crisis del gas, en donde los compromisos adquiridos no son respetados y Chile se ve obligado a cambiar la matriz energética.
A nivel humano, sin embargo, él tuvo una buena relación con los mandatarios chilenos concertacionistas. Durante su campaña presidencial, Kirchner se reunió sólo con dos presidentes latinoamericanos: con Lula y con Ricardo Lagos.

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