INVERSIONES, JUBILADOS Y OTRAS MENTIRAS
Lo más relevante del furioso discurso de Cristina Kirchner sea quizás la gran cantidad de falacias que sostuvo en menos de una hora, referidas al crecimiento de la Argentina, la supuesta mejora a los jubilados y lo acaecido con la emblemática fragata Libertad.
"El año pasado el país tuvo el récord de inversión de toda la historia", aseguró la mandataria al anunciar la implementación del Plan Nacional Estratégico de Seguros, a través del cual se inyectarán "más de 7 mil millones de pesos para inversiones productivas y en infraestructura" en ese sector.
Lo primero que llama la atención es que Cristina mencione el crecimiento argentino de 2011 y no el de 2012, todo un síntoma de lo desastroso que son los índices de inversión de este año.
No obstante ello, 2011 tampoco fue récord de nada: la Argentina quedó sexta en la región en inversiones provenientes del exterior.
Como usualmente ocurre en los últimos años, el ranking lo lideró Brasil con US$ 66.000 millones y le siguieron México, Chile, Colombia y Perú. En 2011, la Argentina captó solo el 4,7% del total de inversiones mientras que en 2010 había sido el 5,8%.
¿Qué más se puede agregar?
Más adelante, Cristina aseguró que "cuando se habla de impuestos nadie debe sentirse mal.
Sólo deben tenerle miedo a la AFIP los que no pagan o están fuera de la ley".
Es otra afirmación falsa, no solo tienen que temer los que no contribuyen sino también los que se animan a criticar la gestión kirchnerista.
¿Hace falta recordar los casos de personas que "gentilmente" fueron visitadas por la AFIP luego de hablar negativamente del Gobierno?
Por otro lado, debe decirse que la advertencia representa un feroz gesto de hipocresía por parte de la primera mandataria, no solo porque nunca ha explicado debidamente cómo hizo su fortuna —la cual incrementó un 3.540% en solo nueve años—, sino también porque en el año 2011 modificó la ley vigente para no pagar derecho sucesorio luego de la muerte de su marido, Néstor Kirchner.
El 19 de enero de 2011, TDP lo publicó en exclusiva.
En tren de desaciertos, Cristina advirtió luego que "los diarios locales tratan de ocultar la crisis del mundo para mostrar solo la de acá".
¿Acaso esconder el estallido de Europa y Estados Unidos quita dramatismo a lo que sucede en el país?
Es evidente que la mandataria fija demasiado su mirada en lo que pasa en otros lugares del mundo. Quizás esa obsesión le esté jugando en contra, sobre todo porque le quita atención de las cosas que pasan en la Argentinas.
En tal sentido, fue todo un desacierto apelar a la multiplicación de la base monetaria que han llevado adelante otros países a la hora de justificar la errática política dineraria vernácula, con una peligrosa intromisión en la Carta Orgánica del BCRA incluida.
"Tenemos que cuidar el valor de la moneda", advirtió Cristina sin percatarse de que es su propio gobierno el que conspira contra el peso argentino, al emitir indiscriminadamente moneda sin el respaldo pertinente.
Y siguieron las falacias oficiales: "En el índice (inflacionario) de los Estados Unidos no se contemplan ni la energía ni los alimentos", aseguró Cristina.
¿De dónde sacó semejante disparate?
Quienes asesoran a la Presidenta deberían haberle aclarado que Estados Unidos tiene, no uno, sino tres métodos estadísticos para medir la inflación, uno de ellos es el IPC.
S
e trata del más amplio de los que elabora el Departamento de Trabajo e incluye, no solo combustibles y alimentos, sino también bienes y servicios.
En ese punto, llegó la afirmación más polémica de Cristina:
“Mientras yo sea Presidenta, se podrán quedar con la Fragata, pero con la libertad, la soberanía y la dignidad de este país no se va a quedar ningún fondo buitre ni nadie".
¿Qué tiene que ver el kilo de papa con los rayos X?
Los acreedores que intentan cobrarle a la Argentina no están interesados en quedarse con el territorio, sino solo cobrar una legítima deuda.
Con una mano en el corazón, ¿alguien cree realmente que esos fondos buitres quieren quedarse con la soberanía nacional?
Lo sucedido con la emblemática fragata Libertad es ciertamente uno de los hechos más vergonzosos de los últimos años.
No se trata solamente de la impericia oficial mostrada respecto al manejo de una situación que a nivel diplomático hizo agua por todos lados, sino de la demora en hacerse cargo del problema en sí.
¿Ello es lo que intentó tapar Cristina con su rimbombante afirmación?
Sorprende la capacidad que ostenta la Presidenta de no hacerse cargo de los problemas que se generan en el seno de su propio Gobierno.
Alguno de sus secretarios debería recordarle que hace casi diez años se encuentra en el poder, sumando el mandato de su fallecido marido.
¿Se puede seguir echando la culpa de todo a los malditos 90?
Cansa Cristina al abusar del recurso de la cadena nacional, sobre todo cuando dedica solo dos minutos a hablar de los anuncios de coyuntura y el restante tiempo a mentir sobre cuestiones de diversa índole.
Por caso,
¿quién puede creer que los jubilados están mejor que nunca cuando siquiera se cumple lo que dictó la Corte Suprema respecto al 82% móvil que les corresponde?
Cuando la Presidenta afirma que se ha duplicado el Fondo de Sustentabilidad Previsional de la Anses no miente, pero omite mencionar que ese dinero no se usa para mejorar la jubilación de los pasivos sino para cubrir otros huecos financieros.
Frente a todo lo antedicho, ¿cómo esperar que la ciudadanía le pueda creer algo a Cristina?
¿No es claro por qué sigue descendiendo la imagen positiva de la Presidenta?
Finalmente, es cierto que muchos aún mastican vidrio, pero también es real que ya pocos lo tragan.
Christian Sanz
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