"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 6 de octubre de 2012

Eternas 25 horas...





Por Gabriela Pousa (*)

¡Que triste resulta vivir en esta Argentina!
De repente falta un testigo que debía declarar en una causa clave, y la primera reacción frente a la noticia es dudar, sospechar.
Se ha tornado muy difícil distinguir la verdad de la mentira, y estas últimas han sido tantas, que cuando la realidad se presenta sin distorsiones, uno igual siente necesidad de comprobarla.

Enseguida un sinfín de teorías tejieron historias diversas: secuestro, ajustes de cuenta, operaciones políticas, cortinas de humo…
Y entre las versiones más maniqueas se esfuman las ideas y la conciencia.

No se trata de simples hechos de una coyuntura siniestra, se trata de vidas perdidas y otras manoseadas por una democracia adulterada.
Quién sabe si algún día sabremos a ciencia cierta qué sucedió con Alfonso Severo.
Lo más probable es que su historia se pierda en la noche de los tiempos como la de Luis Gerez, aquel militante que supo desaparecer y reaparecer luego, dejando tras de sí conjeturas muchas.

Corría el año 2007, y el protagonista de la historia era Luis Abelardo Patti, un hombre que habiendo sido electo con el 5,92% de los sufragios (más de 400.000 votos), nunca pudo llegar a la Cámara de Diputados: rarezas de un sistema desmembrado por la ambición desprejuiciada de gobernantes, a quienes la Patria les importa nada.

Jamás hubo una prueba concreta que diga qué pasó.
Desde la acusación fácil a una derecha recalcitrante, hasta la hipótesis de una acción mediática por parte del kirchnerismo, giró el abanico de versiones.
Lo mismo sucederá de aquí en más con el nuevo testigo hasta no volver a oír de él, ni recordarlo, a menos que otro juicio controvertido nos arroje otro secuestrado.

Hasta ahora encima, los datos que al parecer dio Severo responden al libreto usado por Gerez, es decir que apenas cambió el año, no los hechos…

La política argentina tropieza no una ni dos, sino mil veces con idéntica piedra.
La experiencia no enseña, el pasado apenas sirve de espejo para reflejar su peor faceta.
La historia se sigue escribiendo con desmemorias y olvidos voluntarios.

El hombre que declararía mañana en el juicio por la muerte de Mariano Ferreyra, desapareció durante unas horas porque aunque lo habían amedrentado, no tenía custodia.
Esa misma noche, una bailarina del programa de Marcelo Tinelli aparecía en escena con cuatro guardaespaldas, por una supuesta “amenaza” de algún fanático…
Otra de las incongruencias de un Estado usurpado.

¿Por qué sospechar?
Porque ese día también se intentó sacar de su cargo al titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, argumentando que su mandato venció en el 2010.
¡Qué tarde se dieron cuenta!

Simultáneamente, gendarmes y prefectos se movilizaban reclamando un ajuste de haberes.
Y el absurdo, como ya es habitual, se hacía presente: legisladores firmaban un acta en defensa de la democracia.
Si ante cada protesta por disconformidad con los sueldos van a rubricar un documento, los anales del Congreso desbordarán de papeles abyectos.
¡Asombra cuán fácil caen en el juego del gobierno!

Un reclamo sin duda inédito que debiera analizarse desde el punto de vista más grave: la evidencia palpable de una autoridad ausente, y de instituciones desmanteladas impunemente.

Mientras tanto, estudiantes de unos 40 colegios desoían las ordenes de un juez, y copaban calles en una actitud injustificable en cualquier país medianamente serio.
¿Pero cómo acusarlos si aprendieron del ejemplo?
El Ejecutivo Nacional desairó a la Justicia innumerables veces, sentó precedente.
Es el “modelo”.
La propia Presidente los convocó a la militancia, no a las aulas.
Y el Ministro de Educación, Jorge Sileoni, los aplaudió frente a las cámaras…

Al unísono, el Consejo de la Magistratura intentaba frenar otro atropello presidencial: imponer a su “criterio” un magistrado que ejecute la ley de medios.
De aquí al jueves próximo, los funcionarios y ministros deberán comprar o cooptar voluntades para que el quórum no les falle.
¿Quien se atreve a asegurar que no lo van a lograr?
Otra vez el fantasma de las “facultades delegadas” y de Roxana Latorre, la opositora que no se opuso más.

Como frutilla del postre, la CGT oficialista entronaba, en medio de ese entuerto, a Miguel Caló como líder sindical pro gobierno, a punto tal que cuando justificó y apoyó a las fuerzas de seguridad lo llamaron de Olivos y debió desmentirse a sí mismo.
Libertad en versión K u obediencia debida una vez más.

Así transcurren los días en la Argentina kirchnerista.
Todo es poco serio, todo es factible de ponerse en tela de juicio, precisamente, en un país donde los tribunales son también parte del circo.
Durante esas 24 horas, la jefe de Estado no apareció ni por broma.
La Presidente que habla “todos los días con un montón de gente y de periodistas“, no dio señales de vida.
Y el país evidenció nuevamente su acefalía.

Lo que sigue es más de lo mismo.
Con idénticos métodos es inútil pretender resultados distintos.

(*) Lic. GABRIELA R. POUSA - Licenciada en Comunicación Social (Universidad del Salvador), Master en Economía y Ciencia Política (Eseade), es autora del libro “La Opinión Pública: un Nuevo factor de Poder”. Se desempeña como analista de coyuntura independiente, no pertenece a ningún partido ni milita en movimiento político alguno. Crónica y Análisis publica esta nota por gentileza de su autora y de "Perspectivas Políticas". Queda prohibida su reproducción sin mención de la fuente.

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