Malú
Kikuchi
Cuatro
meses de lejanía.
Cuatro
meses sin discursos, sin público, sin cadenas nacionales.
Terrible
síndrome de abstinencia.
¿Cómo
vivió estos 4 meses, Cristina Elisabet Fernández (le molesta que la llamen así,
pero es como figura en los documentos), refugiada en El Calafate, “su lugar en
el mundo”, después de *28 años en el poder?
¿Sufrió?
¿Será
fácil acostumbrarse a vivir como cualquier ciudadano de a pie, después de una
vida en el poder?
Sólo
ella puede contestar esta pregunta.
De
todos modos, con muchísimo dinero es más fácil.
Y
dinero, tiene.
¿Pero
cómo se habrá sentido volando en un avión de línea, rodeada de personas que no
eran sus invitados y no le debían ni el viaje, ni agradecimiento, ni pleitesía?
Lo
cierto es que regresó a Buenos Aires después de 4 meses y 2 días, y no lo hizo
porque tenía ganas, lo hizo porque la
justicia la requería como imputada en la causa del BCRA vendiendo US$ a
futuro a $10, sabiendo que se revendían en el acto a $15.
Un
enorme fraude al país.
Volvió.
La
militancia la esperaba en Aeroparque y en Uruguay y Juncal, su piso en CABA .
Es
un oxímoron que los “progres” elijan la Recoleta para vivir.
¿Es progre
Cristina o se disfraza de progre con la plata de los demás?
Siguen
las preguntas, que la militancia no se hace o no se permite hacer.
El
miércoles 13 Cristina se presentó en Comodoro PY, juzgado del Dr. Bonadío.
La
militancia, la Cámpora, personas enviadas desde algunos municipios, ex
funcionarios, muchos de ellos imputados o procesados, la esperaban a la salida.
Cristina
presentó un escrito, más político que
legal.
Era
su derecho.
La
salida fue triunfal.
La
multitud era importante, no tiene sentido desmentirlo.
Era
mucha gente, mucha en serio.
De
forma inusual, la policía federal y la metropolitana se retiraron y le dejaron
el manejo de la calle a la Cámpora. El
resultado fue lamentable para varios periodistas.
Cristina
aprovechó el escenario que le habían montado y, siguiendo su costumbre, habló
1hora 12 minutos.
La
culpa de su situación de “perseguida política”, la culpa de la inflación, la
culpa de la lluvia y el mal tiempo, todas las culpas eran de Macri, la prensa
hegemónica y los gorilas de derecha que odian al pueblo.
Lo
de siempre.
Sin
sorpresas.
Cristina
volvió, idéntica a si misma.
Se
podría decir que fue un éxito para la imputada, sus seguidores y la esperanza
de muchos.
Su
arenga política fue transmitida hasta por los canales de aire.
Luego
se fue a su casa y pidió juicio político para Bonadío.
La
Cámpora esperaba que después de un acto exitoso, Cristina volviera al sur.
Hubiese
sido un cierre perfecto para un gran acto con importante movilización.
Y
con Cristina en el sur, sin saber qué pudiera tramar, cómo pensaría ponerlo en
práctica, cuando actuaría y desde qué lugar, se convirtió en un sueño
imposible.
Cristina
decidió quedarse y el misterio desapareció.
El
jueves 14, inauguró la fundación Patria, Rodríguez Peña al 100, a metros del
Congreso, con una gran fotografía a sus espaldas de una marcha K.
Reunió
a los diputados FPV (los que le quedan, ahora 79), fueron 71, faltaron José
Luis Gioja (presidente del PJ), diputados de San Juan y los de Mauricio Closs.
Dijo:”
la gobernabilidad es responsabilidad del gobierno”.
¿Amenaza?
La
propuesta:
Abrir
el FPV, ampliarlo más allá del PJ, formar un frente cívico que abarque todo
aquello que pudiera abarcar.
Si eso significa
abandonar del todo al PJ, la historia recuerda que no es aconsejable.
Pero
se supone que la “exitosa abogada”, 2 veces presidente electa, sabe lo que
hace.
¿Sabe?
Pero
el hecho de haberse quedado en Buenos Aires, volverse previsible con el correr
de los días, dejar de ser noticia, opaca su vuelta.
La
Cámpora lo intuye, Cristina no.
Hay
que sumarle la certeza sobre sus próximas apariciones ante varios juzgados, por
diferentes presuntos delitos.
La
militancia irá disminuyendo en cada nueva presentación ante la justicia.
Los
micros de los (pocos) intendentes del conurbano serán menos, la oscura magia
del odio, la revancha y la locura, se irán diluyendo.
Cristina ya no
meterá miedo, no despertará ni amores, ni odios.
¿Cómo
soportará ser simplemente una asidua imputada/procesada, quizás una condenada
más, entre tantos otros miembros de su gobierno en las mismas condiciones?
Si se la llegara
a condenar por alguno de los múltiples eventuales saqueos a las arcas del
estado que se le sospechan, sería posible que esto le doliera menos que
entrar en el anonimato.
Que
es esa terrible forma del olvido, ese desdibujarse en la memoria de la gente,
después de tanta exposición.
Ella
no es Perón, no es Yrigoyen.
Por
ahora, volvió.
Pero
volver, ¿volverá?
4
años Néstor K, intendente de Río Gallegos,
12
años Néstor K gobernador de Santa Cruz,
1
presidencia de la nación de Néstor K.
Cristina
legisladora provincial, senadora/diputada y senadora nacional, y 2 presidencias
de la nación = 28 años.
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