Humor
Político
Alejandro
Borensztein
Tengo
varios amigos millonarios.
Cada
uno con sus particularidades, sus gustos y sus excentricidades.
Uno
tiene un gran piso en Nueva York frente al Central Park, otro tiene un crucero
de 80 pies anclado en Saint Barth, otro un triplex en Miami frente al mar, otro
un Lear Jet para 12 pasajeros, y otro un Picasso en el living. También conozco
a uno que tiene todo eso junto.
En
general hay una gran diversidad entre nuestros ricos, sin embargo todos tiene
algo en común:
Acaban
de recibir en sus departamentos de Buenos Aires la factura de gas de este
bimestre por un total de 0 pesos. Lamento decir que así, este país no arranca más.
Yo
entiendo que por el fallo de la Corte hubo que recalcular las tarifas, que a
los usuarios les quedó saldo a favor y que la mar en coche.
Pero
el resultado final siempre es el mismo:
Los ricos ni
piden permiso ni garpan ajustes.
Con
el 30% de pobres que nos dejó la batucada de inútiles que gobernó hasta el año
pasado, y el termómetro en ascenso, no estamos para andar devolviéndole nada a
los que no necesitan que se les devuelva nada.
Para hacer más
ricos a los ricos estaba el kirchnerismo, que además mantenía engrupidos y
escondidos a los pobres. Pero si ahora el país eligió Cambiemos, entonces
cambiemos.
De
eso se trata el momento actual.
Sin
embargo, pareciera que el gobierno no la termina de entender.
Van
al Coloquio de IDEA y le piden a los empresarios que sean buenos, que se pongan
una mano en el corazón y apuesten al futuro.
Inversiones
a la gorra.
A
voluntad.
Según
las encuestas que se hicieron durante el evento, el 80% de los tipos dijeron
que son optimistas, que las cosas van a andar muy bien y que el año que viene
el país va a crecer.
Lo
que no dicen las encuestas es que ese 80% de empresarios tan optimistas, quiere que la guita que hace falta para que
eso ocurra la ponga el otro 20%.
A
juzgar por cómo se han portado hasta ahora, es evidente que la mayoría de los
empresarios argentinos la pasaban mucho mejor con Moreno porque están haciendo
todo lo posible para que vuelva.
Y
los sindicalistas, que tanto preocupaban a la gobernabilidad, demuestran que
prefieren cualquier cosa antes de volver a ver transitar por los pasillos de la
Rosada a De Vido, D’Elía, Boudou, Mariotto, José López y otros miembros del
concilio ecuménico kirchnerista.
Por
eso los empresarios, que siempre quisieron un gobierno como este, no quieren
garpar un miserable bono de 1.000 pesos.
Y
los sindicalistas, que nunca quisieron un gobierno como este, ya no saben cómo
hacer para ayudarlos y dilatar el paro general.
Quien lo hubiera
dicho.
Muchos
empresarios, súper mercadistas, textiles y otros rubros básicos, se quejan con
cierta lógica:
¿Para qué les
vamos a dar 1.000 pesos más a los trabajadores si con esa guita en nuestras
sucursales no pueden comprar nada?
El
gobierno no explica claramente la situación porque supone que todo el mundo
entiende.
Que
difíciles son estos muchachos.
Hay
que ayudarlos todo el tiempo.
Cuando
uno quiere entender que pasó con la economía durante los últimos años, basta
con mirar el estado de los billetes de 20, 10, 5 y esa porquería olorienta,
destrozada y putrefacta que el Banco Central denomina billete de 2 pesos.
El desorbitante
déficit fiscal del populismo, la emisión descontrolada y la inflación de tantos
años, los hizo pelota.
Curiosamente,
la mayoría de estos billetitos llevan la firma de Alejandro Vanoli como último
presidente kirchnerista del Banco Central y de Amado Boudou como presidente del
Senado.
O
sea que si todo termina como debería terminar, la Argentina será el primer país del mundo con sus billetes firmados
por dos presidiarios.
Los
únicos billetes firmados por Federico Sturzenegger y Gaby Michetti son los
nuevos billetes de 500 mangos.
Por
suerte, estos se van a conservar en muy buen estado porque con las LEBAC al
27%, no encontrás uno ni de casualidad.
Están todos
colocaditos.
Si
bien esto fue clave para la baja de la inflación de estos últimos meses,
también explica porque las inversiones se estarían demorando un rato.
A
muchos empresarios les encanta ser empresarios pero más les gusta poner la
guita a laburar en bonos, cobrar la renta y rascarse el higo.
Para patriotas,
ya tenemos a San Martín, Belgrano y Néstor.
Los
economistas explican que si bajan las tasas, la gente se va al dólar y este
aumenta.
Sin
embargo, se supone que si entran más dólares por la buena cosecha, la
colocación de deuda y el blanqueo, este no debería subir.
Puede
ser.
El
blanqueo anda fenómeno.
Mis
amigos millonarios ya están cursando en la UBA todas las materias que hay que
aprobar para entender cómo se hacen los trámites del sinceramiento.
Y mis amigos de
las clases medias que blanquean y depositan 20, 30 ó 50 luquitas verdes, están
chochos.
En dos semanas
más vence la fecha para depositar el efectivo y casi todos los que conozco ya
terminaron los trámites y papeles que piden los bancos privados.
Salvo
un amigo que todavía no presentó el resultado de la colonoscopía.
Mientras
tanto, la Argentina se prepara para discutir si hay que sacarle el nombre
Néstor Kirchner a las casi 300 cosas que así se llaman en todo el país.
Ya
que el gobierno no sabe cómo hacer para convencer a los empresarios de que
inviertan y apuesten, por lo menos nos entretienen un rato con esta pelotudez.
Si
me preguntan a mí, yo le dejaría el nombre así como está y le agregaría un
numerito al costado.
Por
ejemplo Rotonda Néstor Kirchner/87 o Represa Néstor Kirchner/189 o
Polideportivo Néstor Kirchner/227.
Hoy
tu hijo te dice “papá, estoy en el Kirchner” y no sabes si se fue al Centro
Cultural, a la plaza o está en la guardia del hospital. En cambio sí le ponés
el número no te equivocás: “mámá estoy en el Kirchner/226” y ya te quedás
tranquilo sabiendo que el pibe se fue al natatorio. Lo único que necesitás es
tener pegado en la heladera un Excel con todos los números de los
establecimientos y listo. Es fácil.
Además,
de ese modo se quedarían todos contentos.
No
irritás a los kirchneristas borrando el nombre, conformás a los
antikirchneristas dejándolo como ejemplo del patetismo autoritario de esa murga
hotelera y no confundís a la familia argentina.
En
esto andamos mientras esperamos que el gobierno le encuentre la vuelta a este
quilombo y llegue el segundo semestre.
Reflexión
para el Compañero Mauri en su vuelta de Roma:
¡Olvidate
macho, no te va a sonreír nunca…!
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