¿Ser
libre equivale a estar libre?
Claro
que no.
Todos
y cada uno de nosotros podemos estar libres en el sentido de no estar presos,
de no estar cautivos, secuestrados, prisioneros o lo que sea.
Pero,
¿somos libres por eso?
¿Somos
libres si estamos solos y no lo somos si estamos acompañados?...
¡Tampoco!
¿Y
si estamos acompañados de a ratos pero luego debemos bancarnos estar SOLOS,
somos libres?
Ser
libre es un estado del alma, si es que tal cosa como el alma existe.
Y
si el alma no existiere, es por lo menos un estado de la naturaleza.
Ser
libre es pensar libremente.
Es
obrar libremente.
Es
abandonar hasta donde sea posible los prejuicios.
Es
sostener nuestro pensamiento pese a todo y a todos.
Es
también poder defender lo que pensamos.
Es
abandonar clichés.
Es
dejar de lado consignas.
Ser
libre no es navegar en contra de la corriente, es elegir la corriente libremente
y seguirla.
Es
ser auténticos.
Es
ser nosotros mismos.
Es
hacernos valer y respetar.
Es
no amenazar y no dejar que nos amenacen.
Es
decir la verdad.
No
tenerle miedo a las consecuencias, que siempre serán menos malas de lo que
hubiéramos pensado.
Es
ser buenos y generosos según lo entendamos.
Es
ser agradecidos.
Es
no ser vengativos, ni envidiosos, ni celosos inútilmente.
Es
estar tranquilos cada noche cuando vamos a acostarnos.
Solos
o acompañados.
Vivir
por vivir.
Vivir
para vivir.
Vivir
para ser lo que queramos ser.
Ser
libre es todo esto y mucho más.
Pero
antes que ninguna otra cosa:
Ser
libres es sentirnos libres.
Verdadera
y auténticamente libres.
El
resto es humo…
Héctor Blas Trillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario