Humor
Político
La
renovación, te la debo
Por
este camino, el viejo y querido peronismo va a dormir a la intemperie, al menos
hasta el 2023.
Alejandro
Borensztein
Cristina
Kirchner
Año
corto, amigo lector.
Parece
mentira, pero ya llevamos casi 6 meses discutiendo la rosca política de unas
elecciones para las que todavía faltan casi 5 meses más, hasta fin de octubre.
Pasado
el comicio, las consecuencias del resultado electoral van a rebotar, como
mucho, una semana más. Después tenemos 20 días laborables de noviembre, un
quincenita de diciembre (la segunda no se cuenta) y cuando te querés acordar
perdimos un año entero.
Completito.
Nada
grave.
Si
desperdiciamos doce años de bonanza mundial con el kirchnerismo, por un añito
más que tiremos a la basura no nos vamos a andar haciendo demasiado problema.
Basta
la salud.
No
lo quiero deprimir, pero es así.
Si
quiere nos enganchamos y nos entramos a dar máquina con Cambiemos y su Durán
Barba, o con el ego de Lousteau, o con Cristina y su Unión de lúmpenes
políticos, o con Massa y Margarita.
Toda
la energía está puesta ahí.
Inútilmente.
Aburre
seguir dando vueltas alrededor de los egos y las candidaturas, o de las
infinitas elucubraciones sobre el futuro del peronismo. Sólo me permito
recordar una breve historia.
En
1983, Alfonsín le ganó al peronismo por 52 a 41.
Paliza
impensada por muchos.
Completamente
grogui, el peronismo resistió dos años bajo el mandato formal de Isabel desde
Madrid, pero bajo la conducción real en el país de Don Vicente Leónidas Saadi,
Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel.
No
conformes con la piña que se habían comido en el 83, insistieron con lo mismo y
dos años después, en el 85, se la volvieron a pegar de frente contra los
radicales en las legislativas de la provincia de Buenos Aires (41% a 10%).
Sin
embargo en esa oportunidad, apareció un grupo de peronistas más modernos que
los desafiaron por afuera:
Cafiero, Grosso,
Manzano, De La Sota, Menem.
Les
fue razonablemente bien.
Sacaron
el 26%.
Comenzaba
la llamada “renovación peronista”.
Fue
entonces cuando Herminio acuñó su histórica frase: “el peronismo va a volver conmigo
o sin migo”,
y
se fue a su casa junto a toda la vieja dirigencia de entonces dejándole el paso
a los nuevos caciques.
Dos
años después, en 1987, el Compañero Cafiero le ganaba al radicalismo la
gobernación de la provincia de Buenos Aires y en 1989 volvían al poder con el
Compañero Carlos Menem.
Conclusión:
salvo que Cristina Elizabet Fernández se
presente ahora y vuelva a sacar el 54% (la veo complicada) con cualquier otro
resultado lo único que va a lograr esta señora es postergar la renovación del
peronismo.
Por
este camino y con ella en el medio diseñando estrategias en la cocina con
Máximo, Zannini y Parrilli el viejo y querido peronismo va a dormir a la
intemperie, al menos, hasta el 2023.
Ella es el tapón
perfecto.
No
permite que entre el aire pero, mientras siga firme ahí, no volvés a descorchar
nunca más.
La
historia va a ir demostrando que Herminio, Saadi y el Loro (así lo llamaban a
Lorenzo Miguel) tenían mucha más inteligencia política que la líder hotelera.
Y mucha más
dignidad, por supuesto.
¿Cambiemos
tiene que festejar por el lío en el que se metió la oposición, como dicen
todos?
No
creo.
El
horno no está para bollos.
Yo
que ellos no andaría festejando nada.
Inseguridad,
malaria económica, los narcos que el gobierno anterior dejó entrar cordialmente
al país
y un Poder
Judicial que le está tomando el pelo a los argentinos han elevado mucho los
niveles de hartazgo.
Y
encima ahora nos damos cuenta que estas PASO terminan siendo una joda.
Nos
vamos a gastar aproximadamente 2.600 palos para saber que Carrió en su interna
va a sacar el 100% de los votos y que Lousteau en la de él también va a sacar
el 100%.
Ni
te cuento Massa y Stolbizer.
Van
a arrasar: 100%.
Es
más, todavía no sabemos quiénes van a ser los candidatos de Cambiemos en la
Provincia y, sin embargo, ya sabemos que van a sacar el 100% de los votos.
Y
así con la inmensa mayoría de las fórmulas, los espacios, las alianzas y la mar
en coche.
La
única interna reconocida es la que va a sufrir Randazzo contra Ishii y tal vez
alguno más.
Una
tristeza.
Ya
habíamos comprado plateas para ver en el Perón Stadium un partido de Copa
Libertadores y vamos a terminar viendo un partidito del Nacional B.
Hay
otra internita con gusto a algo en Capital donde el kirchnerismo porteño
presenta tres listas.
Curiosamente, en
la Ciudad de Buenos Aires el kirchnerismo suele tener más candidatos que
votantes porque es donde viven los principales dirigentes k pero también la
mayor cantidad de ciudadanos que los detestan.
Aunque
todavía no se confirmaron los nombres, encabezarían Filmus, Moreno y un tal
Hagman que debe ser un buen muchacho pero no lo conoce nadie.
Tampoco
entusiasma demasiado saber a quién van a elegir los chicos de Carta Abierta y
algún que otro pariente más para que en octubre lo agarre Carrió, le ponga un
pancito abajo, un poco de chimichurri, un pancito arriba y se lo devore en un
minuto.
Como
igual algún diputado siempre entra, preferiría que gane Moreno.
Demócratas
como Filmus hay muchos en el Congreso, pero un buen facho como el Guille
siempre viene bien para que nadie se olvide.
Mantiene
vivo el recuerdo.
Como
ve amigo lector, va a ser un invierno duro.
Es
un buen momento para bajar los decibeles y tomar un poco de distancia porque
vamos a ver mucha pérdida de la realidad y mucha irracionalidad.
Basta
con leer el documento de 20 páginas que publicó la ex presidenta para la
fundación de su famoso “Frente Unión
Ciudadana de no sé qué corno”.
Insólito.
El
nombre ya estaba registrado, el logo lo chorearon, más improvisados no pueden
ser.
El
texto describe al gobierno de Macri como si fuera el Proceso Militar y a ella
como si fuera Antonio Gramsci.
Lo
más desopilante es el capítulo dedicado a su plan para combatir la corrupción.
Sin
palabras.
En ningún lugar
del documento explica por qué el 9 de diciembre de 2015 a la noche había 4% de
pobres y el 10 de diciembre a la mañana ya había 30%.
Macri
gato.
Yo
sé que usted quiere que tire del hilito y le escriba dos páginas más sobre
esto, pero me aburre.
Me
cansa.
Y
le confieso que hasta me da vergüenza ajena.
Dejemos
que ella siga liberando Latinoamérica con Parrilli y Zannini (Milani no está
pudiendo participar momentáneamente) y preocupémonos por lo importante.
Balcarce,
venga para acá.
¡Seat
Balcarce!
¿Qué
pasó, Balcarce?
¿Por
qué tantas distracciones?
Habíamos
quedado en que a los inútiles que organizaron el primer ajuste de tarifas los
ibas a pasar a retiro.
Nunca
te dije que los reacomodaras en el Ministerio de Desarrollo Social.
¿¿Hiciste
eso, Balcarce??!!
No
hay otra explicación para esta burrada que se mandaron con las pensiones por
discapacidad.
No
hay tantos boludos disponibles en la República, Balcarce.
Tienen
que haber sido los mismos tipos, Balcarce.
Eran
tuyos y les perdiste la marca, Balcarce.
Me descuidaste a
Carolina Stanley
que es de lo mejor que tiene el famoso “mejor equipo de los últimos 50 años”.
Balcarce,
te dormiste y dejaste que a Stanley le cabecearan en el área chica.
Dos
grandotes sin marca entrando solos.
¿Te
volviste loco, Balcarce?
¿Te
quedaste levantando la mano pidiendo off side?
¿Qué
pasa, Balcarce?
¿Te
tiene distraído Larreta con el tema de los perros en los restaurantes y toda
esa pelotudez?
Vamos
Balcarce, ahora te me vas a la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales.
Ahí
está el director que dijo que “las personas con síndrome down no necesitan
pensiones porque pueden trabajar”.
¡¡Qué
necesidad, por favor!!
Escuchame
bien Balcarce:
El
colmillo directo al testículo, ¿ok?
Y
después te lo llevás arrastrando por la Plaza de Mayo hasta el despacho de
Marcos Peña.
Dejalo
tirado ahí, él va a entender.
Es
un laburo, Balcarce.
No
te podés descuidar ni un minuto.
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