Luis
A. Sarcone
Es
una pena que murieras, Kirchner.
Este
no es el final que yo deseaba.
Tu
corcel desbocado de ambiciones
Se
estrelló cuando menos lo esperabas.
La
muerte no perdona ni a los reyes.
...
Para
morir sólo basta que estés vivo
Y
a veces se solaza con algunos
Por
su soberbia y su talante altivo.
Tu
mortaja será igual que todas
Sin
oropeles y ningún bolsillo,
Así
que tu riqueza acumulada
Para
vos ya no tendrá sentido.
Tu
muerte no me alegra, te lo juro,
Porque
pensaba en un final distinto:
Rindiendo
cuentas a mi patria amada
De
la perversidad de tus caprichos.
Aunque
quisiera no me aflora el llanto,
Es
infinita la lista que analizo,
De
odios, de rencores, de venganzas
De
avaricia insaciable y sin sentido.
Es
imposible enumerarlas todas
Porque
llega la lista al infinito
Comenzando
allá lejos y en tus pagos
Donde
dejaste a montones sin su nido.
Yo
quisiera llorar, pero no puedo.
Cuando
lo intento se aparece un niño
Con
los mocos colgando y harapiento
Porque
vive en el norte y es un indio.
Repartiste
millones, no los tuyos
Multiplicados
a increíble ritmo,
Pero
siempre cargados de impudicia,
De
corrupción, de sobornos y de vicios.
Elegiste
las heces de mi pueblo
Y
los llevaste a gobernar contigo
Por
eso el mal olor que emanan todos
Denuncian
un sistema corrompido.
Al
campo lo querías de rodillas,
Y
querías ver preso al periodismo,
Peleado
con el clero y con el Papa,
Con
Europa y con todos los vecinos.
¡Basta,
por Dios!
¡Fue
Dios quien dijo basta!
Pidió
tu extradición y se la dimos.
Allá
te juzgarán, pero cuidado,
No
será de Oyarbide el veredicto.
Yo
quisiera llorar, pero no puedo.
Al
Supremo Hacedor perdón le pido.
No
deseo la muerte para nadie.
Que
lo juzgue el Señor como es ‘De Vido’
No hay comentarios:
Publicar un comentario