Para
ilustrar lo difícil que es entenderla, el Nobel de Economía Simon Kuznets dijo
una vez que había cuatro clases de países:
Los
desarrollados, los subdesarrollados, Japón y la Argentina.
Kuznets
pensaba así porque cuando llegó la Primera Guerra Mundial, la Argentina era una de las naciones más ricas del mundo.
A
partir de ese momento comenzó su declive relativo, en comparación con los
países ricos de Europa Occidental y de América del Norte.
En
los 70 y 80 sobrevino un declive en términos absolutos.
Si
se mira de forma superficial, el
desempeño económico de la Argentina, es un enigma.
Pero
las razones de su decadencia económica aparecen claras cuando se analiza con el
método de las instituciones inclusivas o extractivas.
Es
cierto que antes de 1914, la Argentina vivió unos cincuenta años de crecimiento
económico, pero fue un caso típico de crecimiento bajo instituciones
extractivas.
En aquellos
años, la Argentina era gobernada por una pequeña elite con muchos intereses en
el sistema agro exportador.
La
economía creció gracias a la exportación de carne, cuero y grano, durante un
boom en los precios mundiales de estos commodities.
Como
todas las experiencias de crecimiento bajo instituciones extractivas, no vino
acompañado de innovación ni de destrucción creativa.
Durante
la Primera Guerra Mundial, la creciente inestabilidad política y las revueltas
armadas indujeron a esa elite a intentar ampliar el sistema político, pero con
esto desataron fuerzas fuera de su control, y en 1930 vino el primer golpe de
Estado.
Entre esa fecha
y 1983, la Argentina osciló hacia atrás y hacia adelante entre dictaduras y
democracias,
y entre diferentes tipos de instituciones extractivas (…)
En los períodos de
gobierno civil hubo elecciones de tipo democrático.
Pero el sistema
político estaba lejos de ser inclusivo.
Desde
el auge de Perón, en los años 40, la Argentina democrática ha estado dominada
por el partido político creado por él (...).
Los peronistas
ganaban elecciones gracias una maquinaria política enorme…
Que
triunfó mediante la compra de votos, el clientelismo y la corrupción (incluidos
contratos oficiales y empleos estatales a cambio de apoyo político).
En
un sentido, era democracia, pero no plural.
El
poder estaba muy concentrado en el Partido Peronista.”
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