Llegada
la década de 1910, Argentina apuntaba a ser potencia mundial y su capital,
"la París de Sudamérica", era una de las ciudades más deslumbrantes
del mundo.
Por
esos años, Buenos Aires tendría su primer hotel de lujo, la primera fábrica de
automóviles, la primera calle peatonal repleta de tiendas, el primer banco
extranjero, las tiendas Harrod’s y hasta una pista de patinaje artístico.
Además,
desde 1857 existía la primera línea de ferrocarriles desde 1887 la ciudad tenía
modernos tranvías.
Por
eso el 1 de diciembre de 1913 la inauguración del subterráneo, el primero del país y de América del Sur,
colmó el orgullo porteño.
Las
obras se habían iniciado el 15 de septiembre de 1911, por orden del presidente
Roque Sáenz Peña y pondrían a Buenos Aires a la altura de Nueva York, Londres,
París y otras ocho grandes urbes mundiales que ya poseían ese moderno medio de
transporte público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario