"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 22 de julio de 2019

Sorpresas que guardan los días que solo parecen previsibles (4)


Hay, por último, una rutina a la que nuestro país se ha mostrado apegado.
Y que lo ha conducido al fracaso político.
Durante varias décadas, la Argentina desconoció la rutina del estancamiento y la reiteración de sus males pasados.
Fueron años de crecimiento porque lo fueron de aprendizaje y aptitud para la innovación.
Hace mucho que ya no es así, mucho que la Argentina se convirtió en un país previsible, en el peor sentido de la palabra.
Cerrada a los desafíos del desarrollo.
Congelada en su ineptitud para reorientar su marcha.
Incapaz de capitalizar sus desaciertos.
Desaciertos de toda índole:
El impuesto por su pésima práctica política.
Por la corrupción sin freno.
Por el envilecimiento más y más hondo de su educación.
Por su justicia mancillada.
Por su atrofia estatal invicta.
Por su pobreza incesante.

En suma:
Por el fracaso convertido en rutina en tanto órdenes como los que han hecho de nosotros un país decadente.
No obstante, errores históricos como los que nos han precipitado en la desgracia no son irreversibles.
Pero superarlos exige la práctica sostenida de otra rutina que la que condujo a ellos.
Así como el mal se incuba largamente antes de irrumpir en forma terminal, de igual modo los aciertos políticos que redimen a una nación deben empezar por ser incipientes, parciales y esporádicos para luego pasar a ser abarcadores, sostenidos e interdependientes.

¿Lo son ya entre nosotros?
¿Hay ya una semilla sembrada apta para quebrar la atroz monotonía del fracaso y la corrupción?
¿Quién puede jurarlo?
¿Quién puede renunciar a creerlo si aspira a que la democracia republicana sea entre nosotros, alguna vez, una sana costumbre?

No hay comentarios: