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martes, 26 de noviembre de 2019

Asume el primer gobierno peronista sin caja inicial para financiar el populismo

Diferencias con sus antecesores
Por Roberto Cachanosky

En pocos días más asumirá el noveno gobierno peronista, por mandato popular, sin contar los breves pasos de Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde.
El primero fue el Juan Domingo Perón que asumió el 4 de junio de 1946; le siguió el que inició Héctor Cámpora en 1973; luego los de Carlos Menem y finalmente el que comienza Néstor Kirchner el 25 de marzo de 2003 y siguió con los de Cristina Kirchner.
Como se verá, el populismo que pudieron aplicar durante sus mandatos, sin dejar de reconocer que otros gobiernos no peronistas también aplicaron políticas de ese tenor, casi siempre tuvo caja y si no la tuvo se buscaron las formas de generarla.

Perón asume su primer mandato a mediados de 1946 cuando la Segunda Guerra Mundial acababa de finalizar y el Banco Central había acumulado una gran cantidad de reservas en oro y divisas dado que durante los años de la guerra la Argentina podía exportar pero no tenía casi nada para importar porque la mayoría de los países estaban en el conflicto bélico.
En 1938, el año previo al inicio de la guerra, la Argentina había importado por USD 484 millones, y en un proceso claramente descendente, en 1945 habían caído a USD 308 millones.
En cambio, las exportaciones pasaron en esos años de USD 447 millones a USD 738 millones, con todos los años intermedios en alza y sigue luego de la guerra durante unos años más.

Entre 1939, año en que comienza la Segunda Guerra con la invasión de Alemania a Polonia, y 1945 las reservas del BCRA se multiplica por 3, en tanto que Juan Domingo Perón, derrocado en septiembre de 1955, termina con el 15% de stock de divisas con que asumió.
Hay que tener presente que los datos del gráfico están a dólares corrientes, lo que quiere decir que ajustados por inflación a valores de hoy significaba una gran caja inicial.
Luego tuvo los problemas económicos que terminaron con racionamiento pero no voy a entrar en los detalles de su política económica en sus dos primeros mandatos, solo marcar que el primero lo inicia con una muy buena caja que le daban las reservas del BCRA, al punto que es recordada la famosa frase de Perón: “No podemos caminar por los pasillos del Banco Central, tan abarrotados están de lingotes de oro”.

El tercer mandato que comienza con Héctor Cámpora, en marzo de 1973, se va a encontrar con muy buenos precios de exportación de las materias primas de exportación de la Argentina.

El gráfico anterior muestra el salto que registró el precio internacional del trigo a fines de 1972 y en particular en 1973 hasta 1974, prácticamente se multiplica por 3 dándole un margen de caja importante al gobierno que controlaba las exportaciones.

Hay que recordar que en ese momento la exportación de cereales, aceites y carnes componían el grueso de las exportaciones del país.

El precio del maíz sigue el mismo comportamiento que el del trigo, siendo dos de los granos de mayor producción en esos años.
La producción de trigo pasa de 5,4 millones de toneladas en 1972 a 7,9 millones en 1973.
Un equivalente al boom de la soja de principios del siglo XXI.

Carlos Menem, que había tenido un discurso fuertemente populista durante la campaña electoral, asume el 8 de julio de 1989 en el medio de un proceso hiperinflacionario agudo.
Tal vez nunca se sepa por qué cambió tanto cuando asumió, pero hay un dato que no es menor, en noviembre ya se estaba cayendo el muro de Berlín. Seguramente debe haber percibido que el contexto internacional iba a cambiar significativamente y era mejor acomodarse a los nuevos vientos que corrían por el mundo.

Lo cierto es que Menem asume sin caja y pasa casi dos años críticos en materia económica.
Al implementar el plan Bonex en diciembre de 1989 le da un poco más de chances de hacer funcionar la maquinita pero ni aun así pudo evitar otra llamarada hiperinflacionaria.
La caja fiscal que logra en su primera presidencia recién comienza con las privatizaciones que le permitieron, por un lado, reducir la deuda externa al vender parte de las empresas públicas a cambio de deuda pública y también efectivo, baja el déficit, porque las pérdidas de las empresas estatales dejan de ser una carga para el Tesoro y vuelve a tener acceso al mercado financiero internacional para financiar el aumento del gasto.

El plan Bonex en diciembre de 1989 le da un poco más de chances de hacer funcionar la maquinita pero ni aun así pudo evitar otra llamarada hiperinflacionaria. La caja fiscal que logra hacer Menem recién comienza con las privatizaciones
Claro que en la primera presidencia de Carlos Menem, el mandato presidencial duraba 6 años, más el medio año que tuvo de yapa porque asumió antes, le dio margen para cometer errores y corregir el camino.

Hoy en día, con el peso de los desajustes económicos no se puede cometer el más mínimo error de entrada.
El tiempo corre desde el minuto uno.

Finalmente, Néstor Kirchner asume con una situación fiscal no tan complicada porque la deuda ya no se pagaba con el default dispuesto por Adolfo Rodríguez Saá aplaudido por la inmensa mayoría del Congreso.
Además, Eduardo Duhalde ya había hecho el trabajo sucio con la devaluación, la pesificación asimétrica y licuando el gasto público con una llamarada inflacionaria.
Pero, como coralario, justo a mediados de 2002 comienzan a subir los precios internacionales de las materias primas, que le permite generar una caja creciente porque dio margen para aplicar más retenciones a las exportaciones.
Entre 2003 y 2015 la recaudación de esos impuestos aportaron USD 108.976 millones a la caja del Estado.

A diferencia de los gobiernos peronistas mencionados antes, le toca a Alberto Fernández asumir sin caja para poder cumplir con su promesa de campaña de poner plata en el bolsillo a la gente.

Pareciera que no tiene mucho margen de maniobra en tiempo (4 años pasan volando) para enfrentar la herencia K que Cambiemos nunca corrigió, más la deuda pública que tomó Cambiemos para financiar los desequilibrios que dejó el kirchnerismo.

El gran interrogante será:
¿Cómo hará un gobierno con fuerte contenido populista en su discurso de campaña para no defaultear sus promesas, ni empeorar rápidamente la situación económica partiendo de una caja cero?

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