"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 30 de noviembre de 2019

LA JUSTICIA Y LA MISERICORDIA


Hay un antiguo dicho que expresa “no hay justicia sin misericordia”, y así como en las sociedades actuales, hay disconformidad por la forma en que los hombres y las entidades republicanas administran la justicia, así también debería haber la misma preocupación por la falta de misericordia.

La justicia es una virtud esencial, por la cual nos inclinamos a dar a cada uno lo que le corresponde, o lo que le pertenece.
Es una virtud cardinal que se funda en el Derecho, la equidad y la razón.
Si bien la idea de justicia es la idea de rectitud que preside todo ordenamiento jurídico, varía de contenido según las diferentes épocas históricas y los distintos conceptos sociales, culturales, económicos y políticos.
A pesar de ello, hay criterios que han unificado y han  impreso conceptos permanentes a lo largo de los tiempos.
La justicia distributiva por ejemplo, dar a cada uno lo suyo, se complemente con la justicia conmutativa, el orden entre iguales, estableciendo relación entre lo que se da a cada uno y lo que de cada uno se toma.

Esta formulación procede de Aristóteles y señala una fórmula matemática y una progresión geométrica, pero hoy en día ha sido superada por la justicia social, en relación a la prioridad de la justicia distributiva y la igualdad de trato, teniendo en cuenta que no puede ser mecánica y debe respetar las desigualdades de los seres humanos, que según Radbruch consiste en tratar igualmente a los iguales y desigualmente a los desiguales.
La dificultad estriba en quien o quienes fijan las normas y las convenciones y establecen que es lo que le corresponde a cada uno, como quienes son iguales y quienes son desiguales.

Los grupos que funcionan en una comunidad, como en una nación, constituyen además de su función específica, grupos de poder.
Es decir ejercen cierto poder sobre el resto, de manera expresa o tácita.
Dentro de una comunidad comparten y se relacionan, diversidad de pequeños grupos o grandes grupos, con diversas concepciones valorativas, entre ellas la forma de construir y entramar la justicia.
A la diversidad no hay que tenerle miedo, es necesaria y beneficiosa, y logra hacer progresar a las sociedades, cuando es bien entendida.
Más, el problema estriba cuando esa diversidad se tiñe de ideología, militancia, autoritarismo y arbitrariedad.
Es decir cuando creo que lo que pienso es la verdad, sacrosanta, indiscutible  y no tiene oposición, y que aquel que no piensa como yo, debo descartarlo.
Se olvida la misericordia y se acaba la justicia.

La sociedad es un entramado, que debe obtener la liberación y el progreso de sus miembros, a los cuales se los debe respetar en su diversidad, dentro de un marco de armonía social y de equilibrio.
La justicia tenderá a la redención de los que yerran y equivocan las normas y convenciones sociales, y nunca a su desprecio y a su apartamiento.

La frase de Cristo en el Sanhedrín lo dice todo “si estoy equivocado corrígeme, sino porque me castigas”.
La misericordia es un componente necesario de la justicia, y debe orientar la medida y la forma de la corrección y el castigo.
Pero si el que está equivocado es mi enemigo, si es un individuo que impide el desarrollo social, si quiero apartarlo y someterlo, no habrá equilibrio que pueda establecer una correcta justicia.

Todos los hombres somos hermanos, iguales entre sí, y con los mismos derechos y obligaciones.
Si algunos tuercen el camino y se equivocan, no es para descartarlos, sino para tratar de encausarlos y que vuelvan al contexto social.
Este es el concepto de justicia, teñido de misericordia.
No significa la falta de castigo.

Las faltas y violaciones a la ley, son sancionadas y el castigo debe cumplirse por todos y cada uno de los equivocados.
Pero durante el cumplimiento de la sanción, la voluntad de la sociedad es de salvarlos, esperarlos e integrarlos al contexto social.
Por supuesto siempre que se enmienden y cumplan.
No hay otro plan social que pueda apartar este concepto de justicia misericordiosa.
Justa en su dimensión legal y jurídica, y bondadosa en el sentido de cambiarlos e integrarlos a la sociedad.

Elias D. Galati

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