Hay
un antiguo dicho que expresa “no hay justicia sin misericordia”, y así como en las sociedades actuales, hay
disconformidad por la forma en que los hombres y las entidades republicanas
administran la justicia, así también debería haber la misma preocupación por la
falta de misericordia.
La
justicia es una virtud esencial, por la cual nos inclinamos a dar a cada uno lo
que le corresponde, o lo que le pertenece.
Es una virtud
cardinal que se funda en el Derecho, la equidad y la razón.
Si
bien la idea de justicia es la idea de rectitud que preside todo ordenamiento
jurídico, varía de contenido según las diferentes épocas históricas y los
distintos conceptos sociales, culturales, económicos y políticos.
A
pesar de ello, hay criterios que han unificado y han impreso conceptos permanentes a lo largo de
los tiempos.
La
justicia distributiva por ejemplo, dar a cada uno lo suyo, se complemente con
la justicia conmutativa, el orden entre iguales, estableciendo relación entre
lo que se da a cada uno y lo que de cada uno se toma.
Esta
formulación procede de Aristóteles y señala una fórmula matemática y una
progresión geométrica, pero hoy en día ha sido superada por la justicia social,
en relación a la prioridad de la justicia distributiva y la igualdad de trato,
teniendo en cuenta que no puede ser mecánica y debe respetar las desigualdades
de los seres humanos, que según Radbruch consiste en tratar igualmente a los
iguales y desigualmente a los desiguales.
La dificultad estriba
en quien o quienes fijan las normas y las convenciones y establecen que es lo
que le corresponde a cada uno, como quienes son iguales y quienes son
desiguales.
Los
grupos que funcionan en una comunidad, como en una nación, constituyen además
de su función específica, grupos de poder.
Es
decir ejercen cierto poder sobre el resto, de manera expresa o tácita.
Dentro
de una comunidad comparten y se relacionan, diversidad de pequeños grupos o
grandes grupos, con diversas concepciones valorativas, entre ellas la forma de
construir y entramar la justicia.
A
la diversidad no hay que tenerle miedo, es necesaria y beneficiosa, y logra
hacer progresar a las sociedades, cuando es bien entendida.
Más, el problema
estriba cuando esa diversidad se tiñe de ideología, militancia, autoritarismo y
arbitrariedad.
Es
decir cuando creo que lo que pienso es la verdad, sacrosanta, indiscutible y no tiene oposición, y que aquel que no
piensa como yo, debo descartarlo.
Se olvida la
misericordia y se acaba la justicia.
La
sociedad es un entramado, que debe obtener la liberación y el progreso de sus
miembros, a los cuales se los debe respetar en su diversidad, dentro de un
marco de armonía social y de equilibrio.
La
justicia tenderá a la redención de los que yerran y equivocan las normas y
convenciones sociales, y nunca a su desprecio y a su apartamiento.
La
frase de Cristo en el Sanhedrín lo dice todo “si estoy equivocado corrígeme,
sino porque me castigas”.
La
misericordia es un componente necesario de la justicia, y debe orientar la
medida y la forma de la corrección y el castigo.
Pero
si el que está equivocado es mi enemigo, si es un individuo que impide el
desarrollo social, si quiero apartarlo y someterlo, no habrá equilibrio que
pueda establecer una correcta justicia.
Todos
los hombres somos hermanos, iguales entre sí, y con los mismos derechos y
obligaciones.
Si
algunos tuercen el camino y se equivocan, no es para descartarlos, sino para
tratar de encausarlos y que vuelvan al contexto social.
Este
es el concepto de justicia, teñido de misericordia.
No
significa la falta de castigo.
Las faltas y
violaciones a la ley, son sancionadas y el castigo debe cumplirse por todos y
cada uno de los equivocados.
Pero
durante el cumplimiento de la sanción, la voluntad de la sociedad es de
salvarlos, esperarlos e integrarlos al contexto social.
Por
supuesto siempre que se enmienden y cumplan.
No
hay otro plan social que pueda apartar este concepto de justicia misericordiosa.
Justa en su
dimensión legal y jurídica, y bondadosa en el sentido de cambiarlos e
integrarlos a la sociedad.
Elias
D. Galati
No hay comentarios:
Publicar un comentario