Humor
Político
Se
necesitaba convocar a un gran acuerdo político.
Alejandro
Borensztein
Antes
que nada quisiera transmitirle al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, el
siguiente mensaje enviado por la familia Stalin:
Nosotros,
los descendientes del líder soviético Joseph Stalin y de su segunda esposa
Nadezhda Ialilusheva, de sus hijos Vasili y Svetlana, de sus nietos Alexandre,
Nadezhda, Svetlana, Vasili, Iosif, Yekaterina y Olga, queremos felicitar al
señor Intendente de Avellaneda, Don Jorge Ferraresi, por el acto que organizó
para su propia asunción del mando municipal.
Hacerse
tomar el juramento por un grupito de niños que invocaron a Perón, a Evita, a
Néstor, y a “la demostrada lealtad a Cristina” fue impactante.
Ni
el Abu Joseph se hubiera animado a tanto.
También
nos resultó extraordinario el video de tres minutos que él mismo presentó ante
Cristina Fernández y un centenar de dirigentes kirchneristas, en el que
aparecían otros niños explicando “cuanto aman”, literalmente, al intendente
Jorge Ferraresi.
Sin
duda, una genial puesta en escena neofascista con una manipulación de menores
que hubiera despertado la envidia, no sólo del Abu Joseph, sino también de
algunos viejos adversarios y colegas como Tío Benito y Tío Adolf.
Vaya entonces,
nuestra sincera felicitación para este moderno líder del conurbano bonaerense.
Se
nos han sumado a esta congratulación, otras familias amigas como los Husein,
los Stroessner, los Somoza, los Batista, los Ceausescu y los Alperovich.
Reciba
pues, Don Jorge Ferraresi, toda nuestra admiración.
Con
el cariño de siempre, Los Stalin.
Cumplido
con este pedido, vayamos a lo importante:
Che
Guzmán, estás a tiempo.
Todavía
la gente no te juna.
Caminás
por la calle y no te conoce ni el loro.
No
saben que sos el ministro de Economía.
Tranquilamente
te podés tomar un taxi a Ezeiza ahora mismo, pasar por migraciones sin que se
avive nadie, subirte al primer vuelo a Nueva York
y
acá no ha pasado nada.
Pensalo
bien, en marzo ya no va a ser lo mismo.
Me
doy cuenta que sos un tipo preparado, con buenas intenciones, venís de Nueva
York, sos graduado de Columbia (yo también), pero acá las cosas no funcionan
como vos creés.
Acá
no es como dicen los libros.
Acá
no es como allá.
En
Nueva York, vos te levantás a la mañana, preguntás a cuanto está el dólar y te
contestan siempre lo mismo.
Acá
no.
Con
nosotros han fracasado todos los grandes de la economía mundial, incluyendo los
técnicos más calificados de los organismos internacionales más importantes.
Hemos
acostado a todos los economistas que trataron de ordenar nuestros números.
Acá
somos unos hijos de puta especializados en arruinar todas la teorías
económicas.
Olvidate
hermano.
Esto,
no va a andar.
Obviamente,
en principio no tengo nada en contra del plan de emergencia, más allá del
clásico autoritarismo que significa, una vez más, la delegación de súper poderes
en el presidente.
Una
vergüenza innecesaria porque con súper poderes y todo, nunca arreglaron nada.
Pero digamos que
las medidas económicas anunciadas marcan un camino bastante razonable y muy
parecido al que venía recorriendo Macri o al que hubiera tomado en caso de
ganar.
O
sea, ajustar hasta lograr cerrar el déficit primario y tener una macro
sustentable, sobre todo ahora que ya no nos va a prestar guita nunca más nadie en la
puta vida.
Cuando
lo hacía el Gato era “la derecha neoliberal que vino a llevarse los dólares” y
cuando lo hace el Tío es “un acto de solidaridad inevitable en la emergencia”.
Contala
como quieras.
Es
ajuste, si estás de un lado lo puteás y si estás del otro lo militás.
Triste destino
el del falso progre kirchnerista que tiene que militar un recorte a los
jubilados y una apretada a la clase media.
Sin
embargo, Martín querido, esto no va a funcionar por las mismas razones de
siempre.
Veamos.
Alguna
vez expliqué desde acá que en este mismo momento, en algún lugar de la Argentina,
hay un rotisero preparando lechón, ensalada rusa, pollos, vitel toné y todo ese
colesterol que las rotiserías venden para las fiestas.
Son
días en los que el tipo no duerme porque se la pasa batiendo huevos y haciendo
mayonesa sin parar.
Tiene
la mitad del personal en negro, factura un lechón cada cuatro que vende y su
declaración de Ganancias es un dibujo de Dalí.
La
excusa es la misma de siempre:
“Si
pago todos los impuestos, el negocio no me da”.
En
realidad, el negocio no le da para vivir como el rotisero quiere, por ejemplo,
veraneando una quincena en Florianópolis.
Si
tributara como corresponde, a lo sumo le daría para una semanita en Claromecó.
Pero
acá somos así.
El
tipo tiene una rotisería de morondanga y quiere vivir como el CEO de la Metro
Goldwyn Meyer.
El rotisero
representa al 50% de los contribuyentes argentinos que funcionan en negro.
Los
pesos que él evade son exactamente los mismos que a vos, Guzmán, te faltan para
cerrar la cuenta fiscal.
Para
cubrir el agujero, en lugar de apretar al rotisero le mordés la billetera a los
que laburan en blanco.
Mientras
bate huevos, en lo único que el rotisero piensa es en los pesos que va a
necesitar a fin de mes para comprar dólares y encanutarlos.
Y
está dispuesto a pagar por los verdes el precio que sea.
¿Cuánto
tiempo te pensás que va a tardar el tipo en acomodar el precio de la lengua a
la vinagreta con un dólar a 63 mangos más el 30% de impuestos, o sea a 82
pesitos por dólar?
Entre
paréntesis, eso es lo que va a valer el blue dentro de cinco minutos.
Vos
me dirás que, a los efectos de los precios y la inflación, lo que importa es el
dólar oficial, que es el que usa, por ejemplo, la industria automotriz para
importar sus autopartes.
Error.
Cristiano
Ratazzi también come matambre con ensalada rusa.
Y
ahora le va a costar 30% más caro porque el rotisero no quiere Claromecó.
Quiere
Florianópolis.
Entendelo
Guzmán.
Acá
se te van a quemar los papeles.
Con
nosotros no vas a poder.
La
única solución era hacer cuatro cosas que Tío Alberto no hizo.
Curiosamente
las mismas cuatro cosas que tampoco hizo el Gato.
Por
eso ganó el Tío.
A
saber:
1. Explicar la situación claramente y con
sinceridad, sin el verso del neoliberalismo, la fuga, el FMI y la sarasasa.
Con el relato, a la larga vas muerto.
2.
Presentar un plan económico integral con un proyecto a diez años.
Tío Alberto ganó en agosto y todavía
nosotros no sabemos qué quiere hacer.
Empiezo a sospechar que él tampoco.
3.
Convocar a un equipo económico con un jefe reconocido que lleve adelante ese
plan sin dividir el área económica en 20 ñatos de los cuales 10 son
desconocidos que no inspiran confianza y a los otros 10 los conocemos de
memoria y forman parte del club que nos llevó a este desastre.
4.
Convocar a un gran acuerdo político sobre ese plan.
El
acuerdo que no hizo Macri.
Pero
un acuerdo político no es entre peronistas con algunas cucharaditas de Tinelli.
Un acuerdo
político es con Macri y con la oposición adentro, aunque no les guste.
Del
mismo modo, el acuerdo político que debió hacer el Gato era con Cristina
adentro aunque Ex Ella sea una maleducada que le da vuelta la cara.
En
otras palabras Guzmán, hacer lo
necesario para recuperar la confianza del rotisero y de toda su clientela.
Cambiar
esa cultura requiere dar un paso que Tío Alberto evidentemente no piensa hacer.
Para
colmo, lidera un espacio lleno de tipos que van a contramano de la historia.
Ejemplo.
Imaginate
que encontramos un terreno para hacer un edificio en la mejor zona de
Avellaneda y convocamos a un grupo de inversores amigos que viven en
Massachusetts.
“¿Dónde?” nos van a decir.
“¿En Avellaneda?
¿La
tierra gobernada por el ídolo de los Stalin?
Olvídense,
busquen un lote en Montevideo”.
Acordate
Guzmán.
En
dos meses vas a extrañar estar caminando por el Morningside Park, frente al
Campus de Columbia.
Si
es que ya no lo estás extrañando...
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