Fernando
Iglesias
En
dos meses de gestión, el gobierno de Alberto y Cristina solo ha mostrado unidad
en dos cosas:
Avanzar
en su pacto de impunidad e instalar el eslogan "tierra arrasada" como
explicación única de los males del país.
Con
este objetivo, se ha puesto ahora de moda una palabreja: insostenibilidad.
"La
deuda es insostenible", proclama el ministro Guzmán.
"Nos
han dejado una economía insustentable", le hace coro el presidente de la
Nación.
Y
en los distinguidos paneles de la TV argentina desaparecieron la designación de
impresentables, el recorte a los jubilados y la salida de los corruptos de la
cárcel, y se habla de insostenibilidad.
Ahora bien,
supongamos que el Gobierno tome la peor de las decisiones, declare el default,
y el país se quede fuera de los mercados de capitales por años.
Y bien, la
Argentina estuvo fuera de los mercados desde 2001, cuando proclamamos el
default cantando el Himno, hasta 2016, cuando Cambiemos la sacó de esa
situación. Y fue el kirchnerismo el que refrendó esa decisión en 2005, con la ley cerrojo que siguió al
pagadiós…
Y
en 2014, cuando se negó a abonar a los holdouts lo que fijaba el fallo de
Griesa.
¿Cómo
es que el peor fracaso de Macri consiste, entonces, en que el país corre el
riesgo de volver al default?
Es
decir: ¿a la misma situación en que lo dejó el kirchnerismo en 2015?
¿Era sustentable
la deuda en 2015, cuando estábamos en default?
¿Por
qué son aceptables quince años de default peronista, pero la sola posibilidad de entrar en default demuestra ahora el
horrendo fracaso de Cambiemos?
Maravillas
de la pos verdad, que inventó un tal Apold en 1946.
Discursean
hoy sobre insostenibilidad quienes en 2015 dejaron un agujero primario de 3,8%
del PBI y un déficit total de 6,2% del PBI.
Contra
el 0,4% y el 4,1% que dejó Cambiemos en 2019.
¿Era sostenible
aquel -6,2% de 2015,
al que hubo que sumar el pago a las provincias concedido por la Corte y la
reparación histórica para que no estallaran los juicios a los jubilados,
mientras se remontaba un atraso tarifario como el del Rodrigazo y un atraso
cambiario como el de la convertibilidad?
¿Cómo
es que no es sostenible el -4,1% actual, que no solo es menor sino de mejor
calidad, ya que es preferible negociar cualquier refinanciación si no se tiene
déficit primario aunque la deuda sea más alta?
Nadie le presta
a una empresa que da pérdida ni a un país que está cerca del 7% de déficit que
históricamente lo llevó al Rodrigazo, la hiperinflación y el estallido de
2001.
Pero
a los peronistas los defaults y las macroeconomías devastadas del peronismo les
parecen sustentables, mientras que los intentos de corrección no peronistas son
causa de la ruina del país.
Digan
lo que digan menemistas y kirchneristas, que son casi los mismos, atraso cambiario no es desendeudamiento.
Y
si se anula el factor cambiario y se compara el PBI en dólares promedio de los
últimos diez años, nuestra relación deuda/PBI es de 58%, muy por debajo de la
de Brasil (92%) y similar a la de Uruguay (64%), Bolivia (58%), México (53%) y
Colombia (51%).
¿Cómo
es que nuestra deuda es "insostenible" y la de ellos no?
Una
posible explicación es comparar la economía anterior a las PASO 2019 con la
posterior.
En
julio, último mes antes del 49% que proclamó a Alberto y Cristina como casi
seguros gobernantes 2019-2023, la situación era esta:
Baja
de 5,7% en la cotización del dólar, suba de US$3751 millones en las reservas,
+2,1% en crecimiento del PBI, 2,2% de inflación,
+4,7%
de salarios, +3,8% de actividad industrial, +3,2% en construcción, +151.000
puestos de trabajo, +11% en exportaciones,
+13,6%
en producción energética, US$951 millones de superávit comercial y $4293
millones de superávit fiscal primario.
La
recesión pos devaluación 2018 había pasado y el país volvía a la normalidad
habiendo recuperado las claves del crecimiento.
Sin
cepo, ni re perfilamiento, ni desdoblamiento cambiario, ni ninguna de las
medidas que debieron tomarse después para amortiguar el impacto de las PASO.
En
cuanto a la sostenibilidad de la deuda, aquel lunes post-PASO fatal, las
acciones argentinas en Wall Street bajaron 72%; el Merval perdió 57% en
dólares; los bonos argentinos cayeron 55%; el dólar aumentó 38%; el riesgo
país, que el viernes era de 872 puntos porcentuales, llegó a 1957pp para el
miércoles, y los US$32.570 millones de dólares depositados en los bancos
disminuyeron US$10.000 millones en un mes. El impacto no se hizo esperar: la
inflación mensual pasó de 2,2% en julio a 5,9% en septiembre y el crecimiento
mensual del PBI pasó de +2,1% en julio a -1,8% en septiembre.
Las
PASO lo hicieron, haciendo insustentable todo.
Por eso causa
gracia, y da vergüenza ajena, ver a las más altas autoridades argentinas
festejando hoy que el FMI diga que la deuda de nuestro país es insostenible.
Una
demostración de la tierra arrasada que dejó Macri, deben haber pensado Alberto
y Cristina, sin reparar en que el FMI lo dice ahora, que gobiernan ellos, pero
no lo dijo en ningún momento de la anterior administración.
Todo
lo contrario:
"El
personal del FMI notó que la capacidad de enfrentar el nivel y el servicio de
la deuda pública de la Argentina se deterioró significativamente en comparación
con el último análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI, publicado en
julio de 2019", sostiene el comunicado del FMI.
Y
agrega: "En esa ocasión, la evaluación general fue que la deuda pública de
la Argentina era sostenible aunque no con alta probabilidad, dados los
riesgos".
La
razón es simple de imaginar.
Tómese
un candidato peronista designado por la candidata a vicepresidenta, multi procesada
por la Justicia, lléveselos a competir electoralmente a cualquier país con
deuda sostenible y lógrese el milagro
al revés de que los vote la mitad de la población.
Y
al día siguiente, cuando las empresas, los bonos y la moneda de ese país valgan
menos de la mitad que el día anterior y el mercado les pida más del doble de
intereses para financiarlos, pregúntense si la deuda de ese país sigue siendo
sostenible.
La
respuesta es obvia.
Hoy,
de los 21,5 puntos extras (2143 pp) que la Argentina debería pagar por refinanciar
su deuda, casi trece (2143 pp - 872 pp= 1271 pp) corresponden a la economía
posterior a las PASO; es decir:
No al riesgo
argentino sino al riesgo peronista.
Y
de los 872 pp iniciales habría bastante que comentar, ya que provienen de una
terrible historia de incumplimientos de contratos.
Fueron
al menos once las medidas violatorias tomadas en los últimos veinte años:
Default
con Himno (2001), corralito (2001), transformación del corralito provisorio en
corralón definitivo (2002),
pesificación
asimétrica (2002), pagadiós (2005),
ley cerrojo (2005),
falseamiento
de las cifras del Indec (2007), confiscación de los fondos jubilatorios
privados (2009),
default
selectivo de los holdouts (2014), reperfilamiento
(2019) y confirmación del reperfilamiento (2019).
De
estas once medidas, nueve fueron
tomadas por gobiernos peronistas, y las dos que tomaron los no
peronistas (corralito y reperfilamiento) fueron
confirmadas y profundizadas por los gobiernos peronistas que los sucedieron.
Lo
que explica muy bien lo sucedido aquel lunes post-PASO en que la economía
argentina volvió a ser insustentable por decisión soberana del pueblo de la
Nación.
El
país que dejó Cambiemos en julio de 2019 no era ningún paraíso, pero tampoco era tierra arrasada.
Y
su deuda era sostenible, con dificultades y riesgos, pero sostenible.
Si
la economía y la deuda argentina ya no lo son hoy, la mayor responsabilidad es
de quienes prometieron "no perder un minuto en echarle la culpa a
nadie" y hoy están más dedicados a instalar el relato de la
insostenibilidad que a llenar las heladeras y los bolsillos de los argentinos,
para encender la economía y poner de pie al país.
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