Por Mara Martinoli
La violencia es un “proceso silencioso” que se instaura en el olvido de todo cuanto hace que el hombre sea hombre.
Es abandono, incumplimiento de derechos y deberes (o deberes, y luego derechos).
Es ausencia de límites, una acción contra el “natural proceder”...
Para el sumiso ante el poder sectario, dependiente de una ideología o creencia, será natural.
En el círculo de violencia, podríamos considerar que hay tres actores:
< quien ejerce la violencia (grupo sectario),
< quien la padece (sujeto grupo-dependiente) y
< el contexto social que la desatiende; una cadena de indiferencia ante la demanda.
Quien tiene poder la ejerce sobre el débil; y si este último la padeciera, las instrumentaciones que tácitamente la permiten, el miedo, la vergüenza y los recursos inadecuados, obstaculizarán su intención de ruptura, y hasta podría alimentar su propia violencia ante la impotencia.
Sabemos que la presencia sectaria destruye los valores fundamentales de una sociedad sana.
Si nos habituamos a delinear los límites tan sutilmente para que se tornen invisibles, podríamos considerar que esta violencia manipulativa es un integrante de todo contexto social.
En ocasiones tan difusas, apenas delineadas, que ni si quiera es percibida como violencia, porque se muestra sólo cuando paradójicamente, la vemos anular la capacidad de reflexionar sobre ella.
La vulnerabilidad casi imperceptible que observamos en todos los ámbitos de dinámicas, afectos, juegos psicológicos o moral irreconocible, nos conduce a proceder hacia la “irregularidad social” para que ésta, no se vuelva regular.
Cuanto más indefensos ante la violencia que ejercen socialmente las sectas, más amplio será el espiral y mayor la perversión social, porque esta violencia es mutante, tiene mil rostros...
"Uno de ellos, la negación-anulación de la identidad"
Pareciera que siempre estamos corriendo detrás en la carrera y nunca quisiéramos llegar a la meta anticipándonos.
Tal vez una forma de lograrlo, sería incluir como “víctimas de violencia” a las personas maltratadas por grupos sectarios que intentan anular la integridad (en total acuerdo con normas y leyes internacionales “anti violencia”)
Pero por supuesto, son estimaciones basadas en la observación y el quehacer cotidiano porque esta violencia, esta plaga social que se intuye, se presiente pero se calla, no lleva registro.
“La violencia no es fuerza sino debilidad, nunca podrá crear cosa alguna, solamente la destruirá” – Benedetto Croce.
Es beneficioso recordar que no somos todos débiles...
Mara Martinoli
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 2 meses
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