"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 6 de diciembre de 2009

Las reglas de la manipulación...

Cuando no se cree en nada, ni siquiera en la remota posibilidad de sentirse digno, todo es posible.
Dejar de disfrutar y de sentir, perder intereses, replegarse en sí ante el dolor, desvalorizar la vida, suspenderla en el tiempo, ambivalencia y desplazamiento de necesidades insatisfechas, alteración del comportamiento por el sufrimiento, fuertes inconvenientes vinculares, tentativas frustradas y fantasías distorsionadas de destrucción hacia quien somete a esa condición, permiten descifrar la muestra fiel de una presencia deshumanizante, poderosa de accionar sectario.

Siempre existe un nexo entre aquello que se muestra como autoridad y poder y quien sumiso, no critica pero tampoco justifica; como en las neurosis de guerra, el rol protector del jefe militar se necesita.

Ningún grupo se autodefinirá sectario, pero podemos reconocerlo cuando la acción concreta marca la diferencia, porque los resultados permiten evaluar una acción similar a la de un Anticristo, que se vale de la seducción (rostro visible que oculta el real) y la persecución (que intenta callar y deshacer al hombre).

La desolación y la privación de la dignidad a la que tal vez tímidamente se tuvo acceso, son consecuencias programadas desde la indecencia del objetivo.
La esfera sectaria que abraza el poder ha creado así una franja de sujetos que vive la marginalidad manipulada, incapaces de escapar a esa efímera calidad de vida continuarán forzosamente sometidos a las condiciones que la esfera sectaria determine desde lo social y desde lo cultural, porque se convertirían en nada y porque lo económico, es privilegio del manipulador.

La manipulación de dramáticas realidades que reproduce la pobreza humana, ha adquirido proporciones alarmantes, clausurando en la irreductibilidad de valores absolutos impuestos el acceso a otros referentes.

¿Cuál es el criterio para evaluar la pobreza humana?
¿La indiferencia a la marginación creada o la producción de mayor marginación?

Toda comunidad se define a sí misma cuando refuerza los lazos que la integran; cuando exclusivamente interesa remarcar los lazos de quienes de ocupan el cuadro de honor, en la distorsión de vínculos comunitarios el resto se observa como competidor.

Vivir libremente en la gran “comunidad democrática” es privilegiar la “dependencia entre prójimos”, nunca a la inversa; no se es libre cuando no se privilegia la insatisfacción social, cuya satisfacción depende del Estado.

Tal vez los individuos podrán ser “numerados” en esta dependencia, la necesitan, sólo así podrán conservar cierta subsistencia.
Pero naturalmente, y ante una mejor opción, dejarán el número para reunir las fuerzas que conformarán la palabra “dignidad”, porque el derecho más inviolable es el de ser persona.

Las sectas, gaseosas e invertebradas, recurren en el tiempo a todo tipo de deformaciones, malformaciones, endiosamientos y cualquier medio que les permita, sin importar cómo o donde se obtienen los recursos, un lugar de privilegio político-sectario para obtener poder de decisión oficial sobre la vida de otros.

Toda fórmula vacía obtendrá como resultado otro vacío; las reglas de la manipulación se presentan más allá del ámbito seudo religioso.

¿Coincidencias casuales o causalidades que coinciden?

“Sólo la persona conciente provoca cambios en la exterioridad…
Es la persona, la que al separarse de la naturaleza se convierte en individuo… este individuo no sabe por qué ni para qué vive… Confía en el poder del dinero, de la riqueza y especialmente en esta última que otorga poder…”. – Moreno Peralta

Mara Martinoli

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