Por Shirin Ebadi * IPS. ESPECIAL PARA CLARIN
Hace un año el pueblo iraní tomó las calles para protestar contra las fraudulentas elecciones con las que Mahmud Ahmadinejad inició su segundo período presidencial. Esas demostraciones pacíficas fueron enfrentadas con extrema violencia por el régimen. Desde ese día, el pueblo continúa luchando (pacíficamente) en defensa de sus derechos humanos básicos.
Entretanto, el gobierno sigue aplicando medidas violentas contra toda oposición. Hace pocas semanas, el 9 de mayo, los extremos a los que llega el régimen para aplastar a sus oponentes quedaron en evidencia.
Cinco prisioneros políticos fueron ejecutados en secreto.
Shirin Alam Holi, una mujer kurda de 28 años, fue ejecutada junto con cuatro hombres. En cartas desde la prisión, Shirin denunció cómo fue torturada para obligarla a admitir ante la televisión los actos de terrorismo que se le atribuían.
Ella refutó los cargos y se negó a declararse culpable, lo que decidió su suerte. Sin embargo, cuanto más dura es la represión, mayor es la resistencia.
Y las mujeres activistas están a la vanguardia de la lucha por los derechos humanos en Irán. Es interesante observar que este poderoso movimiento feminista no nació de la protesta contra el fraude en las elecciones.
En realidad ha venido ganando fuerza desde la Revolución Islámica de 1979, cuando el régimen comenzó a imponer leyes discriminatorias contra las mujeres, e incluso precede a esa revolución.
Las iraníes ejercen el derecho al voto desde 1963, incluso antes que en Suiza.
Actualmente, aún bajo un régimen más represivo, ellas integran las filas de los médicos, los profesores y los ejecutivos, constituyen más del 63% del estudiantado universitario y demuestran que están mejor instruidas que sus homólogos masculinos. No puede entonces sorprender que no quieran quedarse de brazos cruzados ni aceptar que sus vidas no valgan tanto como las de los hombres.
Tomemos el caso de las Madres de Luto.
Todas las semanas desde 2009, las madres cuyos hijos están en prisión, han desaparecido o los han perdido por la represión se reúnen en el Parque Laleh en Teherán.
Vestidas de negro, llevan fotos de sus hijos o nietos.
Se reúnen pacíficamente cada sábado y siempre la policía las ataca, las golpea y las arresta.
Pero este valiente grupo de mujeres no se detendrá en su lucha. Están demostrando que los modos creativos de resistencia no pueden ser anulados por la represión.
Y tengan en cuenta mis palabras: "Serán las mujeres quienes traerán la democracia a Irán.
Ebadi es abogada y premio Nobel de la Paz.
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