"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 27 de julio de 2010

El punto G de la Argentina

Por Carlos Mira

Los Kirchner parecen haber logrado desentrañar los secretos de los pliegues más íntimos del razonamiento argentino.
En esa manipulación de la sensibilidad nacional basan su poder y sus estrategias.
El otro día conversé con dos encuestadores y analistas políticos de primer orden.
Lo hice separadamente, primero con uno luego con el otro.
Eso me dio la oportunidad de comentarle al segundo cuál era la impresión del primero (por supuesto sin nombrarlo) respecto de las elecciones del año que viene.
Su reacción me sorprendió.

El primer encuestador me había dicho que había cuatro sectores políticos en pugna: el oficialismo, el peronismo federal, el panradicalismo y la izquierda de Solanas.
Sólo los tres primeros, obviamente, tienen chances.

Más allá de que el primer dato de la enumeración es que en esta lista no figura Macri, lo interesante del razonamiento es que según esta persona, los tres sectores irán a elecciones internas abiertas.

De ese proceso surgirán tres nombres.
Para mi interlocutor, en el campo oficial, ese nombre no será el de un Kirchner: el matrimonio está muy desprestigiado socialmente como para remontar semejante cuesta electoral.
Tampoco -por los mismos motivos, según él- está en condiciones de ganar nadie que los Kirchner designen como su delfín.

En el peronismo federal quienes aparecen son Solá y Duhalde y en el panradicalismo Alfonsín, Carrió y Cobos.

Los pronósticos que este encuestador maneja son que la interna del PF la ganará Sola y que el mejor perfilado hasta ahora en el panradicalismo es Alfonsín.
A esto se le agrega el dato subjetivo de que, para él, el próximo presidente será peronista.

Salta a la vista que su candidato en términos de ganar la elección general se llama Felipe Solá (es peronista, no es oficialista y le ganaría la interna a Duhalde)

Cuando relato estos razonamientos al segundo encuestador me dijo que respetaba mucho a su colega, pero que disentía.
Quizás podría estar de acuerdo en que el matrimonio presidencial no vaya por la reelección, pero que dudaba mucho de que el oficialismo no fuera a ganar.

Si bien dejó a salvo que el sucesor fuera también afecto a las traiciones posteriores que, aparentemente, todo delfín comete con su padrino y que, por lo tanto, dejara a Kirchner en la estacada, lo interesante del comentario de esta segunda persona fueron las razones por las que él creía que el oficialismo tenía altas chances de ganar: “Cuando abran las canillas completas de la Anses y del BCRA, vas a ver...”, me dijo.

Y aquí es donde aparece, no mi sorpresa – porque a esta altura estoy curado de espanto con este país –, pero sí mi curiosidad.
Si lo que esta persona dice es cierto que con plata regalada se ganan las elecciones ¡Qué imagen triste tiene la Argentina...!

El país de la “solidaridad”, la sociedad “cálida”, la que escapa de las “materialidades capitalistas del dinero” en busca de formas más románticas y humanas de vida, entrega su voluntad a cambio del chorro de plata que aparezca desde el Anses y del Banco Central.

¿Dónde quedaron nuestros inmaculados conceptos antidinero?
Es más, si nos definieramos como “capitalistas” al menos seríamos partidarios de ganarnos la plata con nuestro esfuerzo, con nuestra inventiva o con nuestras ideas, siendo más competitivos, siendo más eficientes, trabajando mejor, dado que todo eso es lo que el capitalismo premia con dinero.

Pero en este caso aparecemos como una sociedad que ama la plata tanto como el más cerdo de los cerdos capitalistas, pero sin trabajar por ella; pidiendo que nos la regalen o, mejor dicho, que nos la entreguen a cambio de nuestro voto.

¡Qué vergüenza nacional!, ¡qué repugnancia causa tanta hipocresía!

. ¿Será así?,
. ¿tendrá razón mi segundo interlocutor?,
. ¿habrá desentrañado Kirchner los pliegues más íntimos del razonamiento argentino? . . ¿Habrá encontrado la pareja presidencial el Punto G nacional?

Falta un año para saber de qué material estamos hechos

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