"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 25 de noviembre de 2011

Después del debate


Antonio Sánchez García
Analítica.com
Un escenario sobre el que no nos hemos detenido: una transición interna del propio chavismo para asegurar posiciones y negociar eventuales salidas a un explosivo estado de excepción

Mariano Rajoy y el Partido Popular han obtenido una clamorosa victoria.
Es un dato de inmensa significación para las fuerzas democráticas venezolanas, toda vez que tanto Rajoy como muchos de los más importantes personeros del PP se han declarado hondamente comprometidos con el regreso de nuestro país a la normalidad institucional y se han manifestado dispuestos a auxiliarnos con su solidaridad activa y militante.

Es un triunfo sencillamente abrumador, pues le confiere al Partido Popular la mayoría absoluta en ambas cámaras.
Rajoy podrá gobernar a sus anchas y actuar en el terreno nacional e internacional según los intereses políticos y doctrinarios que le son más caros.
De ellos, sin duda que la corrección del rumbo zigzagueante, turbio y equívoco llevado por su predecesor socialista respecto del Caribe, América Central y Suramérica será una de sus primeras prioridades.
Cuba y Venezuela debieran ser objeto de particular atención.
Sin ninguna duda, para bien no sólo de la normalización de nuestras relaciones, sino para afianzar la solidez de la institucionalidad democrática del continente y hacerlo más asequible a una política de Estado frente a Europa, de la cual para nosotros España es el puente privilegiado.

Sorprendente aunque no inesperada fue la rápida  reacción del canciller, felicitando al nuevo interlocutor.  Denota no sólo realismo, sino previsión y cautela.
Hay demasiados temas conflictivos entre ambos gobiernos, y muchas causas atingentes a ciudadanos venezolanos de ascendencia española que podrían servir de acicate al agravamiento de las por ahora mal que bien cordiales relaciones. Apresurarse a reconocer al nuevo gobierno y felicitarse por su triunfo no podía ser menos que oportuno. Un punto a favor de Nicolás Maduro.

            Más importante aún que la disposición a desbrozar el sendero de nuestras relaciones es afianzarlas en función del futuro.  Para nadie es un secreto que el canciller Maduro es la carta de recambio más probable ante un eventual agravamiento de la salud del presidente de la republica. Cuenta con el aval de los hermanos Castro, el súper Poder tras del trono, y las simpatías del teniente coronel. Y mucho más importante aún, es la principal carta civil con que cuenta el chavismo para una situación de emergencia causada por un desgraciado desenlace, que podría provocar – y sin duda provocará – fuertes apetencias golpistas en los sectores uniformados, comprometidos con violaciones a los derechos humanos, narcotráfico y connivencia con las fuerzas de las guerrillas colombianas. Los generales y políticos mencionados por Walid Makled no estarían de plácemes si en Venezuela se decanta un proceso pacífico de transición hacia la normalidad democrática. Muy por el contrario: son sus más fervientes enemigos.

            Es éste un escenario sobre el que no nos hemos detenido: una transición interna del propio chavismo para asegurar posiciones y negociar eventuales salidas a un explosivo estado de excepción. Una situación que puede plantear asimismo la necesidad urgente de una rápida  transferencia de poderes dentro de la máxima confiabilidad democrática, que garantice espacios de convivencia y anticipe la sociedad emergente propia del post chavismo. No parece ser el tema predilecto de las reuniones que se reportan desde los cuarteles.

Cualquiera sea la evolución de los acontecimientos, todos ellos inéditos y difícilmente previsibles, tendrán lugar en un marco de relaciones internacionales no precisamente favorables a salidas extremas. Y muchísimo menos a un asalto al Poder de corte castrocomunista.
El aplastante triunfo de los populares españoles, que incidirá de manera concluyente sobre los gobiernos europeos, particularmente de Alemania y Francia, nos darán el marco de referencia para el campo de maniobras de las fuerzas encontradas.
Es un cambio notable en relación a las elecciones presidenciales de 2006, cuando en España gobernaba el PSOE, las FARC mantenían un alto poder de negociación, Lula se encontraba al frente del gobierno brasileño, la socialista Michelle Bachelet gobernaba en Chile y Castro se hallaba en plenitud de facultades sin que nadie pudiera imaginar que un cáncer devastador se encontraba al acecho de la salud del presidente de la república.

Es de esperar que tanto en el campo opositor como en el del gobierno se haga suficiente consideración de este notable cambio en la correlación de fuerzas internacionales, absolutamente favorable a nuestras fuerzas democráticas,  y que, en concordancia, el proceso electoral se cumpla dentro de la mayor normalidad posible.
Sería incluso deseable que los más importantes y lúcidos factores políticos de los bandos encontrados aproximaran posiciones, para enfrentar el futuro con la debida sindéresis. El desiderátum sería construir los puentes que hagan posible una transición pacífica, dentro de la mayor normalidad posible. Y se establezcan los cimientos de la sociedad del futuro.

No es, por desgracia, lo que indican los acontecimientos a nivel nacional.
La gravedad de la salud del presidente de la república parece haberlo radicalizado.
Es incluso imaginable que ante la inexorabilidad de su fatal desenlace esté optando por romper todos los puentes y quemar todas las naves.
Empujado, que duda cabe, por los principales benefactores de su deterioro, los hermanos Castro. Après moi, le déluge.

La apuesta por la radicalidad se observa en las universidades, en la tenebrosa política económica y la locura de la fijación de precios, en la clausura de todos los corredores de intercomunicación que podrían establecerse con los sectores más favorables a un entendimiento entre los factores encontrados.  Apuesta en que el talibanismo encuentra el respaldo de los factores que más interesados debieran estar en una salida no traumática, como los del sistema judicial y el TSJ.

Sería trágico que ante el fortalecimiento de la unidad de los factores opositores y la exitosa apuesta por realizar unas primarias sin contratiempos, el gobierno optara por saltar al vacío y pretendiera radicalizarse para propiciar una salida de fuerza.

Tentación que encuentra eco en ciertos ambientes radicales que preferirían la hecatombe antes que el fracaso.
Resulta un trágico signo de los tiempos que el cáncer que se ceba en el organismo del presidente de la república se expanda a algunos de los personeros de su círculo de confianza, y que se pretenda haga metástasis en el cuerpo mismo de la Nación.


Malos tiempos, sin duda ninguna. 
Muy malos tiempos...


sanchezgarciacaracas@gmail.com

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