Así, no solo consolida su Poder en la estructura del ejército sino que además encumbra a los espías en el Poder.
En ese sector no exhibía tal crecimiento desde de la década del 70 cuando los oficiales de inteligencia representaron casi el 15% del generalato.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
(Urgente24).- César Milani logró a fines de
2013 su ansiado ascenso a Teniente General. No fue sencillo por los
cuestionamientos que pesan sobre él por las sospechas de haber cometido crímenes
de Lesa Humanidad. Ahora en el cargo y con el rango que el puesto requiere,
Milani se ocupó de armar a gusto la cúpula militar que exhibe un importante
componente del sector Inteligencia -del cual proveniene- como no se veía desde
1972.
De los 55 generales, 14 pasaron por la
especialidad de Inteligencia. En los años 80, bajo la presidencia de
Raúl Alfonsín se redujo la cantidad de generales a 30.
Y desde
1984 el promedio fue de 35 generales en actividad hasta que en diciembre pasado
la Presidenta firmó el ascenso de 21 coroneles al grado de general, y, contra lo
que se esperaba, no dispuso ningún retiro, indicó este lunes 13/01 el diario La
Nación.
De esta forma, la "mesa chica" del Ejército está
integrada por Milani, ascendido en diciembre a teniente general, y los generales
de división Victorio Ramón Paoli (comandante de Alistamiento y
Adiestramiento), Rubén Oscar Ferrari (subjefe de la fuerza) y
Claudio Sergio Montero (secretario general). La influencia se
extiende al Estado Mayor Conjunto, cuyos dos principales puestos están ocupados
por los generales de división Luis María
Carena, en la jefatura, y Ricardo Luis Cundom,
comandante operacional.
La ampliación del cuerpo de generales ocurre en
momentos en que los mandos más jóvenes del Ejército objetan puertas adentro el
alineamiento explícito de Milani con el "proyecto nacional y popular"
de la Presidente Cristina Fernández.
Hay que rastrear las funciones que tuvo Milani
para encontrar sus vínculos con la ex SIDE y el influyente Fernando
Pocino, director de Reunión Interior de la Secretaría de Inteligencia
(SI). O sea, ambos son espías ya que Milani comandaba el área de Inteligencia
antes de llegar al a subjefatura del Ejército.
Así lo narra el periodista Carlos
Pagni en setiembre de 2011 en La Nación: “Fernando
Pocino desde 2003 se ufana de ser el hombre de
Cristina Kirchner en la estructura profesional de la SI. La conoció por
el ex vocero Miguel Núñez, cuando ella era senadora y él
espiaba en el Congreso”.
Y sobre su llegada al entorno de Nilda Garré,
recuerda: “Garré le debe a Pocino haber conocido al general César
Milani, que llegó a la subjefatura del Ejército
después de comandar el área de Inteligencia. Milani y Pocino
montaron una buena sociedad. A ellos se les atribuyen las listas de militares
acusados de "portación de apellido" sobre las que Garré realizó sus purgas en
las Fuerzas Armadas”.
Por último rememora: “Pocino acompañó a su
madrina a Seguridad, donde su primera prestación fue informar sobre las tomas
del parque Indoamericano”.
De aquí que el nuevo ascenso de Milani tiene que
ver más con la ex SIDE que su nexo con la devaluada Garré.
“Tanto Milani como Luis María
Carena (quien a conducir el Estado Mayor Conjunto) se
especializaron en el área de inteligencia y tejieron vínculos con la Secretaría
de Inteligencia (ex SIDE) y con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS),
que conduce Horacio Verbitsky y que ha influido en la definición de los
ascensos militares en los últimos años”.
Y además menciona que “Rossi anunció los
relevos tres semanas después de su asunción, pese a que el día de su jura, en la
Casa Rosada, había declarado que no se esperaban cambios en las Fuerzas
Armadas”.
Y agrega otro dato importante:
“Milani fue promovido como subjefe de la fuerza en
diciembre de 2010 y retuvo en sus propias manos la dirección de
inteligencia, un área considerada estratégica para el Gobierno. Tuvo
cortocircuitos, incluso, con el área de inteligencia estratégica militar del
Ministerio de Defensa, cuya titular, María Lourdes Puente
Olivera, debió dejar su cargo cuando estalló el conflicto con
Ghana”.
Cesar Santos Gerardo del Corazón de Jesús
Milani. Trátase del Director de Inteligencia. Se encuentra a cargo, en la jerga,
de la mitológica Jefatura II. O sea, Milani se encarga del espionaje
militar. Es la devaluada actividad que hoy suele publicitarse en los
semanarios. Problemática que jamás se le hubiera ocurrido a John Forsyte. Menos
aún, a Tom Clancy.
A pesar del conjunto de piedades asombrosas
de su nombre, Milani es, en su ascenso irresistible, un digno merecedor del
temor. Y del simultáneo desprecio de un segmento apreciable de sus
camaradas.
Los silenciosos que se encuentran en la dócil
actividad. O entre los quejosos. Los que riegan los geranios en los balcones del
retiro.
Emerge Milani, y debe dársele la bienvenida en el Portal. Es el gran volteador de muñecos de pesos relativos.
Emerge Milani, y debe dársele la bienvenida en el Portal. Es el gran volteador de muñecos de pesos relativos.
Quienes lo denigran, que forman una larga
fila tácita, señalan que el objetivo del general es alcanzar la jefatura del
Estado Mayor. La cual, ampliamente, por los servicios prestados, se merece mucho
más que el general Pozzi, sindicado como el De Vido del general
Bendini.
Milani tuvo, por lo tanto, para llegar hasta
aquí, en su condición de ingeniero, que dedicarse a la faena siempre ingrata de
eliminar competidores.
Como el "caballero" general, Hernán Prieto
Alemandi, alias El Chiquito. Aquel cuadro tan cercano al general Balza, máximo
profesional del arrepentimiento.
O debió lograr el reciente desplazamiento del
infante, general Hugo Bruera. El "compañero peronista" que pasa, desde la
Secretaría General del Ejército, hacia la beca diplomática, ante la Conferencia
de los Ejércitos Americanos, cuya sede con rueditas se encuentra en Lima.
La capacidad de Milani, para voltear los muñecos, parece no tomar en cuenta aquel apotegma clásico de la inteligencia política. Indica que "el que saca, no pone".
La capacidad de Milani, para voltear los muñecos, parece no tomar en cuenta aquel apotegma clásico de la inteligencia política. Indica que "el que saca, no pone".
O mejor, que "aquel que saca, nunca va a
ser".
Menos aún durante la vorágine incierta del
kirchnerismo. Donde existe una jefatura conyugal. La de los Kirchners.
Culturalmente habilitados para ser los exclusivos volteadores de
muñecos.
Entre la sucesión, a Milani se le reconoce
hasta la sustancial participación informativa en el destronamiento del general
Bendini, el Héroe del Retrato.
La tesis es discutible. Al santuario de
Milani se le pretenden producir más víctimas de las logradas por Cabrera, otro
de sus antecesores.
De lo que se carece de dudas, eso sí, es acerca de sus aportes invalorables en la prematura decapitación del general Osvaldo Montero (por pretender acomodarse con Aníbal). Como del citado Prieto Alemandi (por cobista). Por el enlodamiento de Tibiletti, aquel invulnerable miembro de los expulsados conocidos como "los 33 orientales".
De lo que se carece de dudas, eso sí, es acerca de sus aportes invalorables en la prematura decapitación del general Osvaldo Montero (por pretender acomodarse con Aníbal). Como del citado Prieto Alemandi (por cobista). Por el enlodamiento de Tibiletti, aquel invulnerable miembro de los expulsados conocidos como "los 33 orientales".
Por último, Milani consiguió también cargarse
al general Hugo Bruera, por duhaldista (ya fue reemplazado, como secretario, por
el menos riesgoso coronel Scorzelli).
Por ser notable cantor de tangos, con un
estilo que evoca a Ignacio Corsini, al "compañero general" Bruera lo apodan
Tanguito.
Con mayor legitimidad, en las próximas "noches de verbena" del Perú, y en la antesala del retiro, Tanguito podrá entonar "Cuesta Abajo".
Con mayor legitimidad, en las próximas "noches de verbena" del Perú, y en la antesala del retiro, Tanguito podrá entonar "Cuesta Abajo".
En tanto, este 27/06 el ministro de Defensa,
Agustín Rossi destacó que los cambios en las fuerzas "fue
bien recibido" por los cuatro jefes salientes.
El funcionario señaló que cuando en el sector
militar los cargos superiores "se consolidan" y se mantienen durante
mucho tiempo, "hacia el interior de la fuerza genera un desánimo" por
la imposibilidad de ascender de rango, ya que, por ejemplo, el brigadier general
Jorge Alberto Chevalier estuvo diez años como jefe del Estado
Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
"Tenemos palabras de agradecimiento a
los jefes salientes", sostuvo Rossi a Radio 10, quien dijo que
"la Presidenta consideró que en este momento ésta era la oportunidad"
de hacer un recambio.
En contraste, el senador radical Gerardo
Morales cuestionó la designación del general de división César Milani
como nuevo jefe del Ejército, al calificarlo como un "personaje
nefasto", según reflejó un cable de la agencia DYN.
Además, lamentó que organizaciones defensoras de
los derechos humanos "no ponen el ojo donde hay que
ponerlo" para objetar el nombramiento, ya que "ha
desaparecido parte del legajo" de Milani "en la época más
oscura" del país "y lo vinculan con el Operativo Independencia",
antes del golpe militar de 1976, dijo Morales en declaraciones al canal Todo
Noticias (TN).
Milani, quien actualmente es subjefe del Ejército
y al mismo tiempo titular de Inteligencia de esa fuerza armada, fue acusado por
su presunta participación en acciones represivas en el denominado "Operativo
Independencia", iniciado en la provincia de Tucumán en 1975.


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