Por el Arq. José M. García Rozado (*)
Argentina había logrado con un enorme esfuerzo popular revertir su gigantesca crisis económico-financiera producto de más de un cuarto de siglo de variados desgobiernos o gobiernos antinacionales –militares y civiles (radicales y seudo peronistas)- para que un intento descabellado de “seudo dinastía estaliniana” retrotrajere al país a la situación emergente de las luchas de caudillos de mitad de siglo XIX donde era imposible pensar en un Estado Nación.
En medio del salto inflacionario que padecemos, donde se agigantan los problemas económicos, salariales y del poder adquisitivo y donde la Argentina vive la dicotomía de “ingresos viejos” con precios e intereses “aumentados por decisión del Gobierno Fernández de Kirchner” como metodología absolutamente ortodoxa –aplicada por un oscuro bancario de ideología intrascendente (Juan Carlos Fábrega)
Y convalidada por un profesor universitario sin antecedentes laborales de ideología marxista (Axel Kicillof)-, y contradictoria con los discursos de la Presidente y la de los seudo intelectuales que la acompañan desde Carta Abierta hasta el CELS, pasando por las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas.
A diferencia de la década pasada, el 2014 arranca con esta nueva realidad que contradice abiertamente con el “relato cristikirchnerista” y enfrenta abiertamente el “modelo epopéyico” que antes Néstor y ahora Cristina Fernández le ha “vendido”· a una sarta de imberbes estúpidos y por lo general traidores a la ideología que “dicen profesar y defender”.
Es muy real que esa camada de seudo jóvenes, pertenecen en su casi totalidad a una generación “rentística” y por demás “mercenaria”, que nos retrotraen a ciertos sectores juveniles de los setenta.
Sectores que en algunos casos fueron engañados, en otros fueron porque eran de por sí y definitivamente violentos (y allí se encontraron en su salsa), y en muchos otros casos porque respondían a intereses foráneos o nacionales al servicio de los imperialismos reinantes en la época de la “guerra fría”.
¡Y que fueran categóricamente catalogados por Juan Perón en la Plaza de Mayo como
“imbéciles, imberbes y traidores al servicio de los intereses imperialistas”!
Con una devaluación de más del 76% en menos de seis meses, le ganaron a casi todo y, muy especialmente a los salarios.
Sabían que semejante devaluación impulsaría la inflación –que venía siendo de un promedio del 20 al 25% anual, insostenible- a cifras superiores a un 35/6% anual, y que el pueblo visualiza mayor al 40% para el presente año.
También eran conscientes de que para intentar parar semejante despropósito, era imperioso “secar la plaza de billetes” aunque para ello se debiera pulverizar el crédito que hoy roza para créditos personales el 50%, y para los de las tarjetas de crédito ya superan el 65% anual-, agilizar la “bicicleta financiera”,
vender dólares en el paralelo,
colocar los pesos a tasas del 28/30% (según el monto) a 30 días y
recomprar divisas obteniendo una ventaja económica de casi el 25%, generar retracción del consumo
y por lo tanto “deflación” y como consecuencia directa de ello provocar la “pérdida de empleos”
–ya sea por despidos, reducciones horarias, anulación de turnos laborales, etc.-
y ampliar aún mucho más “la brecha entre ricos y pobres” –calificación que alcanza producto del ajuste realizado a una enorme porción de la “clase media” asalariada-.
Aunque no se vea reflejada en los índices (no publicados –quizás ni estudiados-) de pobreza, indigencia y de “canasta básica” lo que descubriría cuanto aumentó en apenas 60 días la cantidad, ya de por si muy importante, de pobres e indigentes.
Dice Jorge H. Santos:
“Todo en la Argentina pasa estrepitosamente.
Un hecho supera al anterior.
Ninguno es bueno.
La ciudadanía luce absorta.
Cuesta asimilar que el balance final de 11 años de ingresos extraordinarios arroje un déficit extraordinario, incluso en campos de difícil recuperación.
El fin de ciclo se acerca y es necesario reparar en el daño habido que habrá que sobrellevar.”
Y nunca tan bien definido el período en el que estamos viviendo los argentinos, ya que impulsados como nunca jamás antes por un impresionante “viento de cola” durante los primeros siete años del gobierno kirchnerista, que precisamente coinciden con los años en que el Gobierno era conducido y manejado a la luz pública, o entre bambalinas, por el extinto ex Presidente hasta su muerte a finales de 2010...
No se supo –¡o no se quiso!- aprovechar todas y cada una de las ventajas de aquel ventarrón y en lugar de invertir los gigantescos ingresos (más de US$ 500 mil millones) en infraestructura
–centrales hidroeléctricas, puertos, sistema ferroviario de pasajeros y carga, rutas y puentes al este tanto como túneles o carreteras al oeste y al norte, entre otras muchas inversiones imprescindibles para el desarrollo nacional- educación y salud pública
se “malversaron” o se utilizaron para generar un núcleo de pobres dependientes de un “sistema clientelar de subsidios” y planes todos ellos sin contraprestación alguna que no fuere la de “prestarse a los actos y concentraciones oficialistas”.
Aquella brecha entre “precios nuevos vs. salarios viejos” no son otra cosa que el producido por este seudo modelo “nac&pop” impuesto por la pareja presidencial de comienzos de este siglo XXI en nuestra Argentina, hoy más “dependiente que nunca” de los créditos de los organismos internacionales (que se buscan afanosamente y sin escrúpulo alguno)
–pérdida de la libertad económica preconizada por el kirchnerismo-,
y que además incluye “la pérdida definitiva de nuestra soberanía energética”
y por lo tanto nacional, e inmersos en aquello que anticipara el viejo líder “
¡¡el 2000 nos encontrará unidos o dominados!!”:
¡¡hoy definitivamente dominados!!
Los casi once años de la familia Kirchner en el poder han provocado una caída estrepitosa del entramado social a lo largo y a lo ancho de todo el territorio nacional.
Los Kirchner han herido de muerte la calidad de vida de los argentinos y los casi dos años que vendrán serán aún mayor testigo de esto.
Familias divididas por enfrentamientos generados desde el mismísimo poder central.
Distorsiones groseras y a históricas de la historia y de la realidad actual que podrían llegar a enloquecer al mejor plantado y conocedor.
Las falacias cotidianas han desvalorizado el ya menoscabado valor de la “palabra”, tanto la oral y de la escrita.
Se han resquebrajado todas las normas de convivencia, producto de la agresividad generada desde los mismos discursos presidenciales y de los acólitos del oficialismo.
Nadie respeta a nadie, ni a nada.
El menosprecio al prójimo llegó a tal nivel que no se lo escucha, se lo agrede, se lo insulta o se lo ningunea abiertamente.
¡Las instituciones de la República se hicieron trizas!
¡Y los valores democráticos, tanto como los republicanos ya no existen!
Las muertes por falta de inversión en infraestructura se suceden a diario, como las que devienen de la inseguridad creciente y del narcotráfico, el cual escala sin cesar, producto de la complicidad, cuando no de la generación propia por parte del Gobierno Fernández de Kirchner.
Los derechos humanos han sido utilizados y por lo tanto “bastardeados groseramente por el poder k” para inculpar sin medir la capacidad de disentir a una parte de los protagonistas de años nefastos; “¡pero no a la otra!”
Llegando a la inconstitucionalidad aberrante de “derogar” los indultos presidenciales impartidos por el ex Presidente Menem, y encima “derogarlos sesgadamente y parcialmente” para una sola de las partes.
Lo mismo sucede con las muertes diarias que no encuentran forma de pararlas ni de provocar castigo alguno, por parte de “un Estado ausente, bobo e incapaz”.
La justicia se ha evaporado a tal punto que pocos creen en ella.
Saben que muchos de los jueces responden a las pretensiones del Ejecutivo por convicción, conveniencia o aprietes, o son abiertamente korruptos (integran la “banda de ladrones” del cristikirchnerismo más abyecto y confeso) y venales.
La corrupción llegó a niveles inéditos, exponiéndose sin problema en los escaparates de mayor alcance; acurrucada a la impunidad más repugnante, grosera y descarada de la que se tenga memoria alguna en nuestra historia nacional, regional y hasta continental.
La educación se ha hecho trizas...
No solo en las escuelas y universidades, sino en la vida cotidiana y por ende en muchos medios de comunicación masivos, aunque el Gobierno se jacte de ser quien llevó la inversión en educación al 6,5% del PBI.
La “piolada” y la “avivada” argentina se han exacerbado tanto que ha trascendido las fronteras y se instaló como ridículo internacional.
Argentina, como país, ha desaparecido del concierto mundial, y hasta del latinoamericano, es más hasta del mismísimo Mercosur.
No es tomado en serio por nadie, ni por gobierno u organismo alguno.
La inseguridad jurídica producto del desquicio gubernamental reinante alejó capitales de argentinos a otros países (más de US$ 200 mil millones); y los extranjeros no solo no llegan sino que muchos se han marchado, como muestra, la “fuga de capitales” en los últimos tres años superaron los US$ 75 mil millones.
"… Si muchos no comprenden o se niegan a comprender cómo se llegó a esto, no importa ya demasiado..."
El futuro no solo está negado en el discurso oficial sino que se avizora extremadamente complejo y grave.
La crisis económica que se transita se agigantará con el correr del tiempo hasta niveles impensados hace apenas, una década atrás.
Llegar a ella no solo resulta insólito sino que es directa consecuencia de la torpeza, de improvisaciones constantes, del populismo berretizado y del afán de ganar elecciones para perpetuarse y autoenriquecerse en el poder.
La altísima pobreza existente se multiplicará en el horizonte cercano aún más de lo que ya se ha incrementado desde la devaluación y la disparada de los precios de enero a hoy, y acarreará más delincuencia y generará más soldados al servicio del narco.
“¡Al menos una nueva devaluación será necesaria!”
La ya hecha fue devorada por la inflación de estos primeros tres meses del 2014.
La división y destrucción de la sociedad, buscada e incentivada desde lo más alto de la Rosada, llevará décadas solucionarla.
Habrá que reconstruir una nación deshecha humana y patrimonialmente, puesto que hace ya más de medio siglo dejamos de ser una Nación para convertirnos en “apenas un paisito”, ni siquiera en un país.
Si muchos no comprenden o se niegan a comprender cómo se llegó a esto, ya no importa demasiado. Aquellos que no se beneficiaron en los años cristikirchneristas vendiendo su conciencia, su alma y su cuerpo a la corrupción K, sufrirán las consecuencias de todos estos años de igual forma que aquellos que entienden los motivos del desastre habido.
Un país sin destino convierte a sus habitantes en sobrevivientes desesperanzados de alcanzar un mañana mejor, y por lo tanto hasta “negadores de su propia Patria y Nación”.
La mezquindad, perversión y convivencia, de buena parte de la mafiosa clase dirigencial –política, empresaria, social y sindical- argentina, alarma y nos pone definitivamente sobre aviso de lo que como pueblo nos espera y depara el futuro.
Una población sumergida en la tristeza, miedo, desesperanza da el resultado que se comprueba hoy; la de una apatía generalizada. “¡
¡De no aparecer en el corto plazo un equipo político que sobresalga de esta vulgaridad, el barco seguirá a la deriva y los anestesiados pasajeros pueden llegar a cambiar de actitud, adoptando posturas que pongan en riesgo la aparente paz social!!” nos explica claramente Santos.
Hoy, como ya paso tantas veces en la historia financiera reciente, los ahorristas saben que con un plazo fijo al 28% podrán perder contra la inflación pero, en un período corto (bicicleta financiera), difícilmente lo hagan contra el dólar volviendo a épocas que nos acarrearon más desgracias que bonanzas.
Lo que va quedando de las esperanzas y las utopías en el camino descendente del cristikirchnerismo va empezando a salir tan brutalmente a la luz que por mucho que se esfuercen en ocultarlo tras un “relato-discurso o modelo”, la realidad que siempre inexorablemente se impone nos muestra que el “golpe a la actividad económica” por medio de la caída del poder de compra de los salarios y los ingresos y la suba de las tasas de interés va ganando la primera parte del año 2014 y realmente por estrepitosa goleada.
Conflictos sociales en aumento, agresividad social desenfrenada, injusticia encaramada en todos los espacios y estratos sociales, inseguridad generalizada y la implantación del narco en medio de la sociedad nos terminan hoy, y por imperio de la “destrucción como Nación” generada por el cristikirchnerismo, en un país casi definitivamente “¡¡inviable!!”
Fuente: Crónica y Análisis
Boletín Info-RIES nº 1111
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Hace 1 mes
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