Pasado
el hecho, exculparon al Presidente por sus dichos, y todo concluyó con una
reunión en la que estuvieron Cortiñas y Pérez Esquivel entre otras personas. Está confirmado que en el encuentro no recordaron
aquellos tiempos en los que Fernández era menemista y apoyaba los indultos a
terroristas y militares.
Ni
el año 2000, cuando nuestro actual Presidente militó integrando conjuntamente
una lista de diputados con Elena Cruz, gran
admiradora de Videla y organizadora de marchas en su apoyo.
O
sea, integraban el mismo espacio con Alberto.
La
relatividad moral: un clásico del
peronismo y de la izquierda.
En
lo que respecta a la oposición, esta semana hubo un episodio llamativo en un
acto de apoyo al proyecto de ley a favor del aborto.
En
el acto estaban algunas diputadas de Cambiemos (Silvia Lospennato, Camila
Crescimbeni, Josefina Mendoza, Carla Carrizo y Brenda Austin) en un escenario
frente a la gente congregada al grito de “les cortamos las rutas y les quemamos
la Catedral”, en caso de que no saliese la ley.
Cabe
destacar lo bajísimo del nivel.
Subir
a algunos escenarios tiene su riesgo.
Esto
provocó bastante polémica y las diputadas se excusaron diciendo que no estaban
cantando (se las ve a algunas de ellas arengando con el brazo y siguiendo el
ritmo).
Nada
de esto hubiese escalado si se hubieran disculpado.
Terminado
el tema.
Nadie
cuestiona, además, el derecho de las diputadas a votar lo que crean más
oportuno.
El
tema es la colonización en las formas.
No
se es más feminista por levantar consignas violentas al estilo kirchnerista.
El kirchnerismo
envenenó las formas políticas.
Uno
espera que el sector republicano se imponga en las formas y no que sea
colonizado por los que intoxican el discurso.
No
le viene bien a Cambiemos tener clones de lo peor de la política.
Le
conviene, en cambio, marcar la diferencia, tanto en el fondo como en las
formas.
Pero todo pasa
rápido y todo puede ser peor en Argentina, que es el sitio donde la decadencia
no descansa y se supera día a día.
El
episodio del embajador Scioli votando una ley que habla de eliminar
privilegios, pero que tiene un trasfondo peligroso de vaciamiento de la
Justicia, supera los peores pronósticos.
Sabemos que la
manipulación de la Justicia es el gran objetivo de los sectores más
radicalizados del kirchnerismo.
Tienen
una obsesión con eso.
Scioli
haciendo la V con los dedos después de haber votado y siendo embajador (tiene
el plácet concedido por Brasil), creyendo que por eso es pícaro, es una postal de la decadencia política
argentina.
No
sabía ni qué votaba:
Lo
llamaron y fue.
Cuando
un periodista le preguntó en detalle por la ley sólo balbuceó tonterías.
Cree
que es una broma de asado después de sus partidos de fútbol.
Tenemos
algunos de los peores políticos del mundo.
El
sindicato del crimen es también tilingo.
Seguir
viendo estos episodios y analizarlos como si fuera un país normal forma parte
de la enfermedad argentina…
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