Por Christian Sanz
La expropiación
de Vicentin sigue siendo un sinsentido de la política de Alberto y Cristina.
Amén
del rechazo social que ha generado la acción, hasta este momento, nadie ha
logrado explicar con claridad cuál es el motivo por el cual el oficialismo
quiere avanzar sobre la firma agroalimentaria.
Se
presume que las razones deben ser bien elocuentes, porque ninguna de las
marchas de las últimas semanas ha logrado desactivar las intenciones del
incipiente kirchnerato.
Lo cierto es que
quedarse con Vicentin es un pésimo negocio:
Se
trata de una empresa súper endeudada y con dificultades financieras de diverso
tenor.
A
su vez, el argumento de “soberanía alimentaria” tampoco resulta convincente:
Quienes
saben del tema aseguran que el agro negocio, lejos de ser sinónimo de soberanía
y seguridad alimentaria, está asociado a
la dependencia, con relevantes costos sociales, económicos y ambientales.
Solo
resta una posibilidad para tanta persistencia K:
El control de
los muelles que construyó Vicentin en los puertos rosarinos y que administra a
través de su subsidiaria Terminal Puerto Rosario S.A.
Uno
de ellos es el de Planta Renova-Timbúes, ubicado a orillas del Río Paraná.
Se
trata de un puerto con 2 muelles de cargas de aceite, harina de soja y/o
cereales, con capacidad de 13 millones de toneladas anuales y 365,000 toneladas
de almacenaje y puerto de barcazas con capacidad de descarga de 9.000
toneladas/hora.
Sin
embargo, el interés en esas estratégicas dársenas portuarias podría ser otro:
Allí están
ubicados los grandes laboratorios procesadores de droga que llegan desde
Bolivia.
Son
puntos neurálgicos que la DEA catalogó como "zona roja" de ingreso y
egreso de cocaína.
Principalmente
los puertos de Rosario, San Lorenzo y San Martín, tal cual dijo a este cronista
a mediados de los años 90 Michael Levine, entonces jefe de la agencia
antinarcóticos de EEUU.
La
historia se remonta a los años setenta y la sabe describir con gran precisión
el colega Carlos Del Frade:
“El
negocio paraestatal del narcotráfico apareció a fines de la década del 70, a
partir de un acuerdo entre las dictaduras de Hugo Banzer y Jorge Rafael Videla.
El primer cargamento llegó en abril de 1978 a la zona franca de Bolivia en el
puerto de Rosario.
A partir de ese
momento, se establece la ruta de la cocaína desde Bolivia y la ruta de la
marihuana a través del Paraná, que siguen siendo las mismas desde hace 40
años”.
El
periodista rosarino advierte a su vez que las rutas de la droga convergen en
Rosario, “que es además una ciudad muy
apropiada para desarrollar el negocio del lavado de dinero, y no es casualidad
que se haya dado en paralelo al boom inmobiliario”.
A
ese respecto, el colega sostiene:
“De
los puertos de Rosario y el Gran Rosario sale el 70 % de las exportaciones
argentinas.”
“Hay un flujo de
dinero permanente, y la mejor manera de disfrazar un elefante es esconderlo en
una manada de elefantes”.
En
el contexto referido, se insiste:
¿El
interés del kirchnerismo en quedarse con Vicentin vendrá por ese lado?
¿Habrá
un interés en el siempre rentable mercado de los narcóticos, tan proclive a
cruzarse con la política?
Quien abrigue
alguna duda solo debe recordar que la campaña de Cristina Kirchner y Julio
Cobos de 2007 fue financiada por narcos foráneos.
Casos
emblemáticos
Los
casos de Eduardo Duhalde y Aníbal Fernández son el mejor espejo para entender
esas oscuras conexiones entre los políticos y los traficantes de drogas. Sobre
el primero se puede leer una reveladora nota de investigación escrita por este
cronista en el año 2005.
Sobre
el segundo, hay media docena de artículos en Tribuna de Periodistas, el último
de ellos escrito este mismo año.
También
firmado por quien escribe estas líneas.
No
se trata de los únicos casos:
Hay media docena
de funcionarios y ex funcionarios K que aparecen rozados por la sombra del
narcotráfico.
El más
emblemático ha sido el de Ricardo Jaime.
Por
eso, la teoría de que el interés del gobierno por Vicentin viene por el lado de
los estupefacientes, no es nada descabellada.
Como
bien dice la fábula del escorpión y la rana, “es su naturaleza”.
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