POLIS BUENOS, MALOS Y LA MINISTRA GARRÉ
Blog abc.es / Carmen de Carlos
Nilda Garré ya no es ministra de Defensa. Desde esta semana ocupa la Cartera de Seguridad en Argentina, un ministerio nuevo que promete más de lo que, casi con certeza, podrá cumplir.
Garré, la misma mujer que dijo que Néstor Kirchner se burlaba de ella porque no sabía lo que era un fusil Fal cuando la puso como superior de todos los superiores de las Fuerzas Armadas, tiene un objetivo: Depurar la Policía Federal. La misión no es cosa menor. Otros lo intentaron antes y todos fallaron pero ella tiene a su favor que conoce muy bien a los "uniformados".
Como buena parte de los asesores de Cristina Fernández de Kirchner, Garré tiene un pasado vinculado a la guerrilla montonera -por eso nunca se entendió bien el chiste de los Fal- pero también un presente directamente relacionado con otros movimientos o personajes de este siglo.
La ministra cuenta con el respaldo de ex camaristas como León Arslanian -uno de los jueces que juzgó a las Juntas militares-, el apoyo de organizaciones civiles y el empujón -veremos a donde- de Horacio Verbitsky, otro ex montonero, periodista en sus tiempos mozos que abogaba por la estatización de los medios de comunicación, escritor de un manual para la Fuerza Aérea en los años de plomo de Argentina y actual director del Cels (Centro de Estudios Legales y Sociales), un organismo que coordinó de forma ejemplar el difunto Emilio Mignone y fue clave en la transición democrática.
Con todos ellos cuenta Garré pero el problema es con quién no cuenta.
La Policía Federal, para los que no conocen este país, no es sinónimo de seguridad, protección o defensa.
Si nos ponemos a buscar algo que la identifique y pedimos ayuda a un argentino lo más seguro es que, como me sucedió a mí, responda modelo Clinton (Bill): Es la economía...
Esa es la idea, el concepto y el término que define a una fuerza eternamente bajo sospecha.
Algunas de las prácticas que los argentinos, -según sondeo doméstico propio de muchos años-, consideran habituales de su Policía son:
- Exigir sobornos para hacer la vista gorda con la prostitución
- Visión cero para el narcotráfico -ya lo dijo la Embajada de EE. UU vía WikiLeaks-, y pase de gorra a los bares o "boliches" para garantizarles protección.
Frente a la negativa de algunas de estas opciones o las presiones del poder político de turno que intente ponerlos firmes, el resultado inmediato es la declaración de "zona liberada" para que los criminales sin uniforme actúen en paz.
Esto, sin contar su tendencia al "gatillo fácil", como presuntamente sucedió en la dispersión de okupas del Parque Indoamericano este mes.
La nueva Ministra, dicen los que están cerca de ella, se ha propuesto terminar con todas esas fechorías que hacen los que se supone que actúan en nombre de la ley.
Antes de despedir el 2010 Garré tendrá sobre su mesa informes de agentes buenos, malos y regulares.
La ministra, en hilo directo con el Cels, tiene previsto elaborar una reforma para meter el bisturí a fondo en la carroña de los corruptos eternamente intocables.
Por poco tiempo que le lleve empezar a cortar cabezas, cuando baje el pulgar al primero habrán doblado las campanas (las doce) y Nilda estará en el 2011, en año de elecciones presidenciales.
Entonces, con las cartas del poder sobre la mesa electoral, veremos quién gana el pulso de esta guerra entre el Gobierno y la Policía Federal.
Los nuevos, los de siempre o cualquier otro.
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