Y
en el preámbulo de nuestra constitución nacional, leemos:
Bienvenidos
los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino…
“Hombres
de buena voluntad.”
Cuando
un ángel anunció el nacimiento de Jesús, no se apareció a los líderes
religiosos judíos, sino a humildes pastores.
Después
de comunicarles el nacimiento del Mesías, una hueste angélica proclamó:
“Gloria
en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena
voluntad”. (Lu 2:14.)
Los
ángeles no estaban proclamando paz para los enemigos de Dios, aquellos que no
estaban en paz con Él.
“No
hay paz —ha dicho mi Dios— para los inicuos” (1)
(1)
Y los inicuos (personas
injustas y malvadas) = políticos que se adueñaron y expropiaron del suelo
argento.
(2)
Se
enriquecieron en forma inversamente proporcional al empobrecimiento del pueblo
(32,3%)
(3)
Y
continúan postulándose para cubrir bancas en el Poder Legislativo.
Lamentablemente
se han pasado por sus partes pudendas la CN, los DD.HH y los pactos que
firmaron desde 1816 a la fecha
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