“A
nadie lo respetan por lo que es. Lo respetan por lo que es capaz de hacer”. Jo Nesbø
No
lo incluí en la plataforma del P.A.D. y,
por eso, corresponde enmendar esa omisión.
El
Partido militará activamente a favor de
“Salvemos las dos vidas”, es decir, contra la liberalización del aborto y,
por supuesto, contra la ideología de género.
En
este caso, además, avanzará contra los funcionarios públicos que están
intentando influir tan nefastamente en la mente de los chicos.
Intentaré
concretar la reunión fundacional en la primera quincena de noviembre.
Les
avisaré por este medio y, en ella, podrá usted aportar sus sugerencias y
críticas.
En
lo coyuntural, el título destacado de la semana estuvo cifrado en la alianza
contra natura que han firmado el Negro Camión y Cristina Elisabet Fernández,
dando nueva vida a la famosa frase de Jorge Luis Borges.
Ambos,
acosados con sus hijos por una Justicia que ha decidido ponerse las botas
frente a los hechos de corrupción que ignoró durante tantos años, se unen por
el espanto e intentan camuflar las investigaciones judiciales bajo el disfraz
de conspiraciones internacionales y persecuciones políticas, pero lo raro es
cuántos dicen creer en ese disparate discursivo.
Porque
eso fue el extraordinario respaldo que los dirigentes gremiales dieron a Pablo
Moyano –seguramente poniendo sus barbas en remojo- ante la probabilidad de su
detención, acusado de comandar con su padre, Hugo, una asociación ilícita que
operaba -¿aún lo hace?- en el club Independiente; o sea, brindaron el apoyo
irrestricto de sus organizaciones a un imputado de delitos comunes, en absoluto
vinculados a su actividad como Secretario General de Camioneros, que se está
investigando por separado.
El
peronismo, que celebró el Día de la Lealtad –gracias a Dios tiene uno, porque los otros 364 honra a la traición-
dividido en sus transitorias expresiones, acompañó unánimemente a los gremios
con su silencio cómplice.
Pero
no debemos olvidar cómo se comporta el reputado Movimiento cuando se trata de
la probabilidad de acceder al poder y se reconvierte, unificado, en PJ S.A.;
algunas fotos del miércoles, en especial la de Tucumán, confirmaron para la
posteridad ese aserto.
En
ellas fueron retratados, convocados por Juan Luis Manzur (Gobernador de Tucumán
por quema de urnas y fraude, ex Ministro de Salud de Cristina),
Sergio
Massa (el Jefe de Gabinete de nuestra arquitecta egipcia que, como todos los
demás que ocuparon el mismo cargo, nunca vio bolso alguno y respaldaba
públicamente a Julio de Vido y Ricardo Jaime), Daniel Scioli (que fue enviado a
juicio oral por saquear la Provincia de Buenos Aires hasta los cimientos) y
varios otros próceres de la ganzúa y el puñal.
Lamentablemente,
resulta ya innegable el fracaso del Gobierno, complicado al extremo por las
carencias de un liderazgo fuerte y de un ministro coordinador de las diferentes
áreas económicas, frente a la galopante inflación y a la fuerte recesión, que
se agudizará en los próximos meses por las altísimas tasas de interés.
Y
ello da aire a quienes son, con certeza, los originales y directos responsables
del estado exánime en que se encuentra la economía y, en especial, de los
inaceptables niveles de pobreza e indigencia que afectan a tantos de nuestros
compatriotas.
Los
mismos que hoy, después de haber gobernado (o impedido gobernar) durante tantas
décadas, hoy se ofrecen cínicamente como redentores, como bomberos del incendio
que provocaron.
Las
manifestaciones francamente destituyentes de Graciela Camaño, entre cuyas ¿virtudes? se destacan ser la segunda de Massa y cónyuge del impresentable Luis
Barrionuevo, tampoco recibieron el repudio de la clase política.
La
excusa de estar viviendo tiempos preelectorales no puede justificar, en modo
alguno, la convalidación que callar implica.
Tampoco
debiera sorprendernos, puesto que Hebe de Bonafini sigue disparando con
munición gruesa contra la República cada jueves, sin que a fiscales y jueces se
les mueva un pelo; es más, cuando con un colega la denunciamos por apología del
terrorismo y subversión, las causas fueron archivadas sin instruir porque
implicaban “violar su libertad de
expresión” (sic).
Esto
nos lleva a otro tema recurrente en estas columnas sabatinas, la calidad moral
que debieran revestir quienes han sido honrados con la función más alta que la
Constitución reserva para algunos ciudadanos: juzgar a los demás, y decidir
sobre su libertad, su honra y su patrimonio.
La
conducta del previamente cuestionado Juez Luis Carzoglio, quien se negó a
ordenar la detención de Pablo Moyano pese a las innumerables pruebas que
existen en su contra, volvió a poner sobre el tapete el tema; confeso peronista
e hincha de Independiente, no podrá invocar imparcialidad en esta causa pero,
tal vez, sí cobardía.
Lo
mismo ocurre con innumerables magistrados que tienen, o han tenido, a su cargo
las causas por presuntas violaciones a los derechos humanos que afectan a
tantos militares: muchos de ellos han actuado en las formaciones terroristas o
ceden a la inmunda presión de la prensa idiota, del kirchnerismo y de los
múltiples organismos que nuclean a los hijos y a los nietos de quienes intentaron,
en los 70’s, convertir a nuestro país en una nueva Cuba castrista.
Estos
prevaricadores, verdaderos asesinos togados, que ya han matado a casi 500
ancianos en las mazmorras de todo el país, deberán enfrentar, más temprano que
tarde, las consecuencias de sus actos, traducidos éstos en sentencias reñidas
con las pruebas producidas y con todos los principios basales de la cultura
occidental.
Y
también con muchos de los jueces y camaristas federales que ejercen en Comodoro
Py quienes, con honrosas y escasas excepciones, exhiben impunemente un
enriquecimiento personal, en blanco, imposible de justificar.
Le
sugiero leer el imprescindible libro de Hugo Alconada Mom, “La Raíz de todos
los males”; pese a que muchos de los episodios allí descriptos eran conocidos,
la minuciosidad del trabajo del laureado periodista me permitió recuperar la
capacidad de asombro, y el asco que me producen esos personajes.
Por
eso me pregunto, ¿hasta cuándo estaremos dispuestos a ser juzgados, y quizás
condenados, por ellos?, ¿cuándo nos rebelaremos masiva e individualmente ante
tamaño despropósito?
Estamos
ante uno de esos momentos bisagra de la historia, que han sido tan frecuentes
en la Argentina.
Las
elecciones del año próximo serán las primeras que se celebrarán al concluir normal
y democráticamente el mandato de un Presidente no peronista desde 1945.
En
ellas, estaremos obligados a decidir si queremos volver a un régimen populista
o si, por el contrario, estamos dispuestos a perseverar en el sacrificio que
significa cambiar definitivamente nuestro destino, sea quien sea el triunfador.
Porque
luego deberemos ponernos de acuerdo todos los que pensamos en un país viable y
posible.
Es
por eso, precisamente, que pretendo ayudar mediante la formación del Partido de
la Austeridad y la Decencia (P.A.D.).
Espero
que Dios nos ilumine porque, sin dudas, si recayéramos en tan grave error,
resultaría entonces definitivamente trágico.
Bs.As.,
20 Oct 18
Enrique
Guillermo Avogadro
No hay comentarios:
Publicar un comentario