Malú
Kikuchi
¡Qué difícil es
separar la paja del trigo!
Mucho
más si se trata de tiempos en los que la post verdad, hace que el subjetivismo
le gana al objetivismo.
Tratando
de respetar los hechos, recurrir a la historia reciente, al 2015 en el que
Lilita decidió apoyar a Macri desde la CC ARI y nació Cambiemos.
Ante
el abismo que representaban las candidaturas del FPV, Lilita dejó de lado el: “mi
límite es Macri” y se puso la campaña electoral al hombro.
No sin antes
llegar a mínimos, pero importantísimos acuerdos sobre terminar con la
corrupción y la impunidad y trabajar por el renacer de la República.
Quizás
los tiempos de Lilita, cercanos a los de la gente, sean más “apresurados” que
los del ejecutivo, porque desde el principio, Lilita tuvo serios roces con el
Presidente y entabló batallas, algunas largas, otras cortas, algunas ganadas a
medias y otras esperando que se resuelvan.
Para
Lilita no es fácil formar parte del partido gobernante, estaría más cómoda
siendo oposición.
Al
comienzo fue más fácil, Ricardo Lorenzetti,
Presidente de la Corte, fue su primer blanco.
El
Ejecutivo no entraba en esta puja, no tenía nada que hacer frente al poder
judicial.
Hoy,
Lorenzetti, aún juez de la Corte, ya es problema del Dr. Carlos Rosenkrantz,
reciente presidente de la Corte.
Una
batalla de Lilita, ganada por las circunstancias.
Luego
apareció Daniel Angelici en la mira de Carrió.
No
como presidente de Boca, sino como “operador” de Macri ante el poder judicial.
Angelici
es amigo de Macri y abogado.
A
un abogado no se le puede prohibir visitar Comodoro Py.
¿Es
o no es el operador de Macri ante la justicia?
Esta
batalla tiene final abierto.
Luego
vino la defensa de Gómez Centurión, ex Director de la Aduana, acusado
falsamente de ser corrupto.
Lilita luchó por
su honestidad y ganó.
Siguió
el ataque al ex juez Norberto Oyarbide.
Ante
la posibilidad de un juicio político, que predicaba Lilita, se le aceptó la
renuncia.
Una
victoria con sabor amargo, el ex juez cobra su jubilación, y evitó el baldón de
ser echado.
El
juicio político hubiera sido más correcto.
También
más largo.
Siguieron
Gustavo Arribas, Director de la *AFI, fue denunciado por un presunto giro de
dinero, hecho por Odebrecht.
Lilita
pidió que la justicia lo investigara.
También
disparó sobre Silvia Majdalani, la 2ª de Arribas.
Siguen
en sus puestos.
Por
ahora, batalla perdida.
Gils
Carbó, la ex procuradora general de la Nación muy K, también evitó el juicio
político que quería Carrió y renunció a tiempo.
El camino de la
ley es largo, tedioso y da trabajo, pero es el que corresponde.
Más
la gente quiere resultados rápidos.
Es
triste, otra batalla ganada a medias.
Y
siguió la batalla por las tarifas enfrentando otra vez al ejecutivo.
Se
subieron a pesar de Lilita y era inevitable que eso sucediera.
Ahora
es la hora de Germán Garabano, ministro
de justicia de la nación.
Tuvo la poco
feliz idea de decir por radio que no le gustan los ex presidentes presos.
Lilita
atacó con furia contra el ejecutivo, lo acusó de proteger la corrupción,
amenazó con irse de Cambiemos (que sería el equivalente a dinamitarlo) y llegó
a decir que: “he perdido la confianza en el Presidente”.
Palabras
difíciles de remontar.
Después
dijo que no se iba de Cambiemos.
Pero
acusar a Garabano por decir tonterías, es tonto.
Garabano debe
renunciar o ser echado por Macri por haber contratado el 18/5/2018 como asesora
del su ministerio a María del Carmen Falbo,
la
ex procuradora de la provincia de Buenos Aires, el clon de Gils Carbó.
Eso
sí que es reprobable, es casi un delito.
Lo
de la prisión preventiva de los ex presidentes, Lilita sabe que depende del
senado y éste ya decidió que NO.
En
cuanto a la corrupción, por lo menos del gobierno anterior, están presos,
Boudou, De Vido, Jaime, Schiavi, López y más.
En
capilla casi todos los nombrados en los cuadernos de Centeno, funcionarios y
empresarios.
Siendo
objetivos, nunca en la historia democrática del país sucedió esto.
Lilita
Carrió es el *Catón el Censor que
necesita la República.
Sus batallas por
lo general, son las batallas de la gente.
Pero
al César lo que es del César.
El
poder judicial está activo, se despertó de su largo sueño K.
Quizás
necesitamos creer que es cierto, que el gobierno está intentando dar su
titánica batalla contra los paradigmas argentinos de los últimos eternos 70
años.
Eso es difícil,
lento y doloroso.
Y
con muchas batallas por delante.
*AFI:
Agencia Federal de Inteligencia.
*Catón el
Censor:
político romano, Censor de la República 234-149 a.C
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