Para
eso volvieron…
Quedó libre
Julio De Vido en la causa por la desaparición forzada de 50 millones de pesos
en Río Turbio,
en uno de los tanto fraudes cometidos por la banda oficial que tocó
ininterrumpidamente por 12 años.
Se
retiró cuatro en los cuales algunos jueces se animaron a ponerlos a buen
resguardo y ahora que la jefa de la banda anotó como vice de un presidente a
quien se les ven los hilos detrás del saco, todos los chorros vuelven al poder y alguno de ellos con puestos
oficiales, como corresponde, con el espíritu resarcitorio de la
venganza bien conservada y el bolsillo más abierto aún, porque si antes no pasó
nada, ahora que volvieron tienen ganado el derecho adquirido de ser y sentirse
impunes por algunos años más, hasta que cambie la mano.
En
realidad De Vido no estaba preso éste último tiempo, sino gozando de su
palaciega vida en el lujoso aposento que logró comprar vaya a saber con qué
esfuerzo y cuáles dineros y la justicia flácida, en este caso constituida por
los jueces Adrián Grünberg, José Michilini y Ricardo Basílico determinó que no
hay riesgos procesales para la causa si De Vido está en libertad y el Tribunal
lo liberó bajo palabra y con la promesa de “someterse al procedimiento y de no
obstaculizar la investigación”.
Casos
similares a los de Baratta, De Vido, Osuna, Cristóbal López, De Sousa etc
podrían extenderse inclusive a delincuentes con condena y causas por delitos
graves como es el caso de Jaime, Boudou, López y hasta Milagro Sala, la
emblemática delincuente jujeña a quien pretenden redimir como “presa política”
y es una simple puntera, apretadora y corrupta kirchnerista que utilizando sus
razgos aborígenes, intenta “reivindicar” la lucha de los originarios,
habiéndose enriquecido en funciones delictuales al servicio de la ex presidente
y su hijo, a quienes les llevaba los bolsos repletos a Olivos.
Era
obvio que todo esto iba a ocurrir…
Lo
anunciamos con la debida anticipación, cuando el kirchnerismo, usando de
mascarón de proa a Alberto Fernández, se lanzó a la búsqueda del poder,
uniéndose con la izquierda, los gremios afines y Sergio Massa.
Era el inicio de
la gran impunidad que asomaba como increíble, en un país increíble.
Pero
en boca del tío Alberto, “volvían para ser mejores”… pero no dijo, “mejores
qué…”.
“En
la Argentina lo que hay son detenidos arbitrarios, que es otra cosa. Es gente
que podría soportar sus procesos en libertad, pero solo los detienen porque son
opositores. Cuando hablo del mal funcionamiento de la Justicia hablo de eso“, dijo Alberto
Fernández porque le da urticaria la palabra “presos políticos” para aludir a
delincuentes comunes, a casi tres meses de ejercer el gobierno.
En
poco tiempo más el presidente, que cree diferenciarse de Cristina y su hijo por
una cuestión semántica, al usar el eufemismo “detenidos arbitrarios” en una clara intromisión en el Poder
Judicial, influyendo en los jueces cobardes y acomodaticios, quienes
sienten que van por ellos, deja muy claro que está en total acuerdo con esta
verdadera gesta liberadora de chorros, cómplices y corruptos que llegó
implícita en su gobierno, porque fue impuesta por su mentora en la campaña
falaz que llevó a cabo para rescatar el “voto peronista” que lo pusiera dónde
está hoy.
El peronismo
residual ha sucumbido al kirchnerismo retrógrado y juntos han generado un
cóctel de impunidad del que todavía no vemos los verdaderos resultados.
Pero
la culpa no es de ello, como siempre digo; es de gran parte de la sociedad que
con su voto repite los errores de traer siempre a los mismos para resolver
problemas creados por esa misma gente, que antes no pudieron resolver.
Ningún resultado
distinto vamos a obtener haciendo siempre lo mismo.
Que
hoy queden libres los chorros es una consecuencia…
La
causa es mucho más profunda, convive con todos nosotros y tiene un pase de
cuatro años más en el poder, donde los ha puesto gran parte de quienes hoy los
repudian.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
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