Carlos
M. Reymundo Roberts
En
vista de los históricos acontecimientos electorales que se avecinan, y de un
chanchullo del Gobierno que acabo de descubrir, decidí escribirle un mail
íntimo y personal a Cristina Kirchner.
Como no me
contestó,
dejó de ser íntimo y personal.
Acá
lo comparto.
Cristina,
el lunes le van a dar una noticia rabiosamente falsa.
Le van a decir
que ganó las PASO.
¡Y
parece que usted está preparando un festejo, que va a sonreír y levantar los
brazos para la foto!
Sorry
que se lo diga, la están embocando.
Es
la jugada más perversa de ese tipo malo de verdad que es Durán Barba, el
lanzamiento formal de la campaña de Cambiemos para octubre: Hacerle creer que
ganó.
Es
como un fraude al revés.
…
Ganaron
ellos y decidieron regalarle 14 votos para que usted piense que está en el buen
camino, que su campaña en modo María Eugenia Vidal, funcionó.
Y
no es cierto, no funcionó.
¿A
quién iba a preferir la gente entre la María Eugenia auténtica y una imitadora
recontra trucha?
Cris,
a ver si nos entendemos:
Perdió
o en el mejor de los casos empató con Esteban Bullrich, que seguramente va a
ser un gran senador, pero que como candidato no despeina a nadie.
Como diría
Pagni, la causa nacional y popular está en problemas si una Fernández pierde
con un Bullrich.
Usted
sabe muy bien que hace rato que no la voto, que estamos en las antípodas, pero
no quiero que su gran carrera política y especialmente su extraordinaria
trayectoria económica terminen de la peor manera
…
Humillada,
aplastada por las urnas.
No
quiero que nos quedemos sin elecciones antes de que se hagan las elecciones.
No
puedo hacerme a la idea de que vamos a tener un país sin usted, o con usted en
un papel menor, tristón, una senadorita a la que nadie toma en serio y que se
queda dormida en su banca mientras habla un tal Mayans, un cuatro de copas de
Formosa.
Si
sale del foco, ¿quién nos va a entretener, eh?
¿Qué
tuits vamos a leer?
¿Tendremos
que seguir el derrotero de sus escándalos de corrupción en las informaciones
breves de las páginas policiales? ¿Máximo va a terminar vendiendo Play en un
local de Río Gallegos, con Parrilli de repositor?
La
sensación de que ganó usted es tan mentirosa como aquella sensación de
inseguridad.
¡Es
el relato de Macri!
Por
Dios, no se lo crea.
Fíjese:
desde que empezó a trascender que le iban a dar el triunfo, su gente cree que
ya volvieron a ser gobierno.
Reapareció
Moreno y, se los conté, dijo nueve disparates en un minuto y medio, a razón de
uno cada 10 segundos.
Reapareció
De Vido y dijo que la tragedia de Once le había "dolido".
Ordénele
que la próxima vez hable de angustia, horror, espanto, conmoción, tristeza
inconmensurable, pena infinita.
Reapareció
Hebe y, siempre friendly, dijo que éste es un gobierno de "dictadores,
chorros e hijos de mil puta".
El
único que entendió de qué va la cosa es D'Elía:
Dijo
que no tiene ganas ni de salir a la calle.
A
usted misma la veo, con todo respeto se lo digo, un poco desorientada.
Aunque
necesite votos, o precisamente porque necesita votos, ¿qué es eso de volver a aliarse
con Hugo Moyano, impulsor de una movilización en la que los choques entre
camioneros duraron más que el discurso del único orador?
La
foto de sus acólitos Yasky y Baradel con Pablo Moyano, ¿no le parece que
atrasa?
No
hablo desde lo estético: casi que
huele a asociación ilícita.
Esos
tipos no suman.
Mire
lo que le pasó con los Rodríguez Saá.
Señora,
el caballito de batalla de su campaña es la ferocidad del ajuste, y cuando el
Gobierno permite pagar la factura del gas de este mes en cuatro cuotas usted lo
critica.
La
pifió mal.
¿Le
puedo sugerir algo?
Si
se va a meter con la guita de la gente, no consulte a su contador, el que está en cana, sino a gente que tiene problemas de guita.
En
tren de darle más consejos, está muy bien que agite lo de Santiago Maldonado,
porque su desaparición es un horror, pero ojo con quedar pegada a ese
desprendimiento anarquista y violento de los mapuches que se abre camino a
fuerza de incendios y bombas.
Léalo
a Verbitsky (yo lo hago siempre y me divierto mucho), pero no lo escuche.
Sabe
una bocha de operaciones, no de juntar votos.
Pero
lo más importante, Cristina, es que se convenza de que no ganó.
Perdió.
Redefina
su estrategia.
La
tercera sección electoral ya la tiene en el bolsillo.
Tiene
que ir por más.
Basta
de hacerse la buenita, de prestar el micrófono, tirarse cualquier pilcha y
esconderse.
Vuelva
a ponerse el Rolex, que siempre es aspiracional.
Nada
de Heidi.
¿Cómo
es que cambió el olor de multitudes por esas invitaciones a tomar el té en su
departamento de Barrio Norte, tipo señora gorda?
Tiene
que reaparecer la Cristina combativa, la que recibió instrucción militar en el
cuartel boutique de El Calafate.
Como
antaño, clave horas de discurso.
Resucite
a los buitres.
Diga
que lo de la reactivación económica no es cierto:
Que sus hoteles
del Sur están vacíos.
Ésta
es su batalla final, señora.
Juéguesela.
Sé
que leyó más a Laclau que a Borges, pero permítame terminar con Borges, que
esta semana hubiese cumplido 118 años.
O
usted hace algo o, lejos del destino sudamericano, estas crueles provincias
arrojarán a su querido populismo, derrotado, de sangre y sudor manchado el
rostro, a las ciénagas, a la noche lateral de los pantanos…
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